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No había podido dormir en toda la noche, otra vez, pensando en Win y en esa estúpida tarjeta. Al otro día, a la mañana temprano golpes en la puerta de mi habitación hicieron que me levanté de la cama.

-¿Tío qué sucede? -cuestioné al verlo del otro lado de la puerta-. Es muy temprano aún.

-Tengo una buena noticia para ti -respondió sonriendo.

-¿De qué se trata?

-Escucha, me acaban de informar que la última carrera se hará en nuestro país -afirmó emocionado.

-¿Qué?¿Lo... lo dices enserio?

-Si, claro que si.

-¿Entonces podemos volver ya? -cuestioné emocionado.

-Ya tengo los boletos preparados, viajamos en unas horas.

-¡Dios tío! -exclame abrazándolo-. No te imaginas lo bien que me hace escuchar eso.

-Me lo imagino, ahora mejor prepara tus cosas -afirmó riendo-. Vamos.

-Lo haré, lo haré -respondí buscando mi valija.

-¿Quieres ayuda? -cuestionó viniendo tras de mi.

-No te preocupes, mejor ve a decirle a todo el equipo que se prepare también -dije comenzando a guardar mis cosas.

-Ellos ya lo saben hijo.

-Genial, es genial.

Estaba realmente feliz por volver, pero cuando volví a ver esa caja sobre la mesa, lo que decía esa tarjeta vino a mi mente, y si me molestaba un poco eso

-¿En que piensas hijo?

-Nada, no es nada malo tío -respondí mirándolo-. ¿Sabes quién me envió el paquete que me trajiste anoche?

-No, me lo entregaron así en recepción, pensé que tendría una tarjeta dentro -respondió-. ¿Por qué?¿Es algo malo?

-No... no, no te preocupes solo preguntaba -afirmé sonriendo-. Es un regalo, pero no tiene tarjeta, quizás se les olvido ponerla.

-Debe ser eso Bright, quizás alguno de tus sponsors lo hizo.

-Si, quizás si.

Aunque lo de esa maldita tarjeta me preocupaba, saber que volvería con Win hizo que lo olvide, ignorar mis llamadas era algo fácil, pero no podría ignorarme si me tenía frente a él, de eso estaba seguro.

Llegamos al pais en la noche y fui directo a su departamento, estaba a punto de entrar cuando me detuvieron.

-¡Lo siento señor Vachirawit no puede entrar! -exclamó el hombre de seguridad bloqueando mi camino.

-De que hablas Tom, soy yo -afirmé sonriendo-. Sabes que practicamente vivo aquí, deja de bromear -dije intentando entrar otra vez, sin tener éxito ya que el volvió a bloquear mi camino.

-De verdad lo siento señor, pero son órdenes -dijo serio.

-¿Órdenes? -cuestioné confundido-. ¿Ordenes de quién?

-El señor Metawin -respondió sorprendiendome.

-¿Win?¿El... el no quiere que entre?

-Así lo solicitó señor, lo siento, por favor necesito que se retire ahora.

-Es... esta bien Tom, me iré, no voy a causarte problemas.

Secreto2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora