Secreto2

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Al abrír los ojos, pude ver de nuevo a Win frente a mi, durmiendo tranquilamente, aún no entendía cómo alguien podía ser tan perfecto, de verdad no lo sabía, pero el lo era.

Justo en ese momento su piel me llamó otra vez, y mis labios respondieron a ella, su espalda descubierta fue el comienzo, desde allí hacia arriba seguí besando cada centímetro.

—Buen día —sonrió.

—Ahora que estás conmigo si es un buen día —afirmé sonriendo y cuando estaba llegando a sus labios el timbre comenzó a sonar.

—Maldición, ¿quién es tan temprano? —cuestioné molesto.

—Tienes que ir a abrir —afirmó Win.

—No quiero —me negué volviendo a besarlo.

—Vamos ve —rio.

—¡Ok, ok! —exclame resignado, me levanté de la cama, y cuando abri la puerta del otro lado estaba Nani—. ¡Demonios! —pronuncié molesto—. ¿Qué haces tú aquí?

—¡Ooh por dios! —exclamó cubriéndose los ojos—. ¡Por favor vístete! —exigió entrando—. ¡Que asco!

—De que hablas —reí—. Aprovecha, nunca volverás a ver algo como yo.

—¡Bromeas! —dijo riendo—. Win esta mucho mejor que tú.

—Si lo sé, y tendrías que verlo encima de mí —mencioné sonriendo.

—Aaaah maldición, que asco, que asco... ¡Win! —gritó—. Tu novio me esta molestando.

—Bright —dijo entonces el saliendo de la habitación—. Deja de molestarlo.

—Pero el empezó —afirmé apuntandolo.

—Estoy empezando a pensar seriamente en hacerte pagar mis terapias estúpido Bright —dijo Nani tirándose al sofá.

—¡Déjalo en paz Bright! —exclamó otra vez Win.

—¿Por qué lo sigues defendiendo a el? —cuestioné mirándolo molesto.

—No lo sé —respondió entonces Nani sonriendo—. Quizás porque somos mejores amigos desde los que... ¿seis? Fui el primero al que le dijo que le gustaban los hombres, fui su hombro para llorar cuando un idiota fingió amnesia y ahora lo ayudó a vengarse de otro idiota, debe ser por eso —y mientras el alegaba todo aquello Win asentía.

—¿Oye por qué asientes a todo lo que dice? —cuestioné molesto—. ¿Le estás dando la razón acaso?

—Es que si tiene un buen punto —respondió Win sonriendo.

—Ahora entiendo porqué son amigos —afirmé negando con la cabeza—. ¡Son iguales!

—Lo somos cierto —dijo Nani sonriendo.

—Ok, ya basta amigo, no te llame para que lo vengas a molestarlo —mencionó Win mirándolo.

—¿Tú lo llamaste? —cuestioné.

—Si, necesito que sepas lo que quiero hacer Bright, quiero que lo sepas todo.

—Esta bien —afirmé sentándome frente a el—, pero necesito saberlo todo, desde el principio.

—Todo comenzó por mi culpa Bright, esa es la verdad.

—¡Win, cuántas veces tengo que decirte que no es tu culpa! —exclamó Nani molesto—. Tú no podías saberlo maldición.