prólogo

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No sé realmente a qué me he estado enfrentando. ¿De verdad algo está cambiando en mí? Es difícil discernirlo dado que mis condiciones son las menos óptimas y aún así, batallo con garras y dientes para zafarme del cepo de la miseria en el cual me encuentro. No hay efectividad en esta guerra por mi parte y para ser sincero, pareciera que me hundo más y más en lo profundo según como pasan los días. Ni siquiera sé si me reconozco entre todo esto.

Nadie dijo nunca que vivir sería algo sencillo. Entonces, ¿por qué morir no es una opción?

¿Por qué no solo abandonar la partida del juego antes de darla por acabada?

Una vez leí por ahí que si la respiración sofocante no puede ser manejada, es mejor detenerla.

¿No ven acaso que soy una bomba a punto de explotar?

Me convertiré en un estrépito inolvidable.

Sin cariño en lo absoluto,

Hwang Hyun Jin.

Hyun Jin arruga la hoja en un gruñido, lanzándola al bote de basura. Cae justo al costado, lamentándose en el fallido que su corta vista le permite. Nuevamente aquella presión yace ocupando su pecho, empujándolo en una sensación aplastante. «Debo hacer... algo.» piensa para sí. Las manos de Hwang tiemblan y sin caer en cuentas, sus ojos han empezado a lagrimear. Siquiera tiene idea del por qué está llorando, solo siente que podría hacerlo por horas sin detenerse. Tira al suelo el vaso lleno de resaltadores, cubriendo su boca para ahogar el gemido lastimero que da paso al sollozo. Se da tanto asco, tanta lástima a sí mismo...

Dos toquidos en su puerta le hacen poner los pies en la tierra. Hyun Jin comprueba su mirada en el espejo de su peinadora: su rostro está tumefacto y llenos de arañazos-ocasionados por sí mismos, probablemente-que serían difíciles de ocultar. Aún así, se limpia las mejillas sin dejar de observar su reflejo el cual devuelve una mirada fría.

«Eres patético.» otra punzada atraviesa su pecho. «Marica de mierda.» coge las gafas, sonriendo levemente sin dejar de apreciarse otro par de segundos. «Te odio.»

Se pone en pie.

-¡Hyun Jin, joder! ¡¿Quieres venir a abrir?! ¡No tengo todo el puto día! -la voz de su tío desde el otro lado en la puerta le hace apresurarse. Entorna la misma, observándole con recelo para lograr ocultar su estado-. ¿No planeas abrir?

-No necesito hacerlo para que me digas qué coño pasa. -ataja en responder con sequedad.

Won Pil-quién pone los ojos en blanco-gruñe en contestación.

-Tu madre te llam...

-¿¡Qué coño está haciendo esa plasta de mierda que no baja!? -el grito de su madre desde la planta baja le hiela la sangre, acabando de salir-. ¡Hasta que no ocurra una maldita tragedia en esta casa no van a relflexionar! ¿¡Es lo que quieren, huh!?

Su hermana llora, Hwang es incapaz de dirigir una mirada hacia ella. Aprieta el puño para limitar a callarse. «no digas nada, no digas nada...»

-Tú. -mira a su madre con gelidez. Alza la mano, tiene el sobre de un condón vacío en su palma-. ¡¿Tú sabías de esto?!

La expresión en su rostro cambia radicalmente. Direcciona los ojos rumbo a los de Ye Ji, quién ataja a corresponder. Hay horror en la mirada de la castaña.

-M-Mamá, yo...

Su madre desde siempre ha sido bruta, llena de rabia que bien acumula y saca con sus hijos solo porque sí, arrastrando una mala crianza llena de odio que vuelca en sus hijos, amargandolos, repitiendo un patrón de conducta que le convirtió en quién es ahora.

𝙽𝚘𝚝𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚊𝚗𝚜𝚒𝚘𝚜𝚘 | HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora