II

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Suelo envidiar con recurrencia a las personas que pueden tomar las riendas de su propio destino. Estoy celoso de personas que poseen la dicha valentía.

Yo nunca pedí vivir, mucho menos cuando ello es más difícil que morir y sin embargo, no soy capaz de hacerlo.

¿Qué me mantiene atado a este mundo?

Utilizo drogas para desconectar mi inhóspito cerebro de mi sensibilidad y cierro las persianas de mi cuarto, como si tuviera miedo...

Miedo a que vean en lo que me he convertido.

Las pesadillas han vuelto a re aparecer. Despierto a mitad de la noche sobresaltado y nervioso, tratando de repetirme a mí mismo que nadie va a hacerme daño. Ojalá fuera cierto...

¿Por qué continuar viviendo?

¿Por qué debo verme forzado a estar en una realidad que no deseo ni he pedido?

¿No ven lo doloroso que resulta?

Las heridas en mi alma cada día sangran con más protuberancia y eventualmente, me secaré hasta quedar vacío. Ya lo estoy en cierta manera.

Si tan solo las cosas cambiaran a bien...

Porque hasta ahora me da la sensación de que todo va de horrible a suicidio.

Sin cariño en lo absoluto,

                                   Hwang Hyun Jin.

—¡¡Hyun Jin!!

El grito rebota en sus tímpanos como el peor de los ecos, sus pies no ceden. El adolescente empieza a sentir algo revolverse en su estómago, actuando de montaña rusa avanzando más por instinto que por visión. Tira la puerta del baño casi de una patada, derrapando. La cabeza de Hwang, se entierra dentro del inodoro, empezando a devolver.

El sonido de sus arcadas es el principal ambiente en aquel, poco importándole la presencia de algún tercero. El asqueroso regusto a vómito arde en su garganta, tosiendo. Empieza a moquear, está llorando. Apenas puede respirar.

—Hyun Jin. —la voz es desconocida, pero familiar al mismo tiempo. Ya su estómago no tiene nada más por expulsar y sin embargo, su cuerpo continúa realizando el intento. Una mano se posa suavemente en su pelo—. Déjalo salir...

Ha dejado de vomitar y en su lugar, ha roto a llorar. No sabe cómo contener el sollozo y en ese momento de debilidad como sabe hacerlo.

—Hyun Jin... —la voz se ha vuelto más suave. Este alza la mirada, la silueta es borrosa—. Toma.

Se queda quieto cuando ve que su acompañante se acerca a él, tragando grueso. Siente cómo le coloca el par de gafas. Las lágrimas se deslizan de manera silenciosa y Hwang parpadea para espantar las que restan, manteniendo la vista gacha; la pálida piel de su rostro está cubierta bajo un notorio rubor. No sabe que le averguenza más, haber huido, que seguramente la otra persona le haya oído vomitar o que se haya mostrado vulnerable de ese modo dejando que le viese sollozar. El corazón le brinca, apenas puede respirar pero atribuye crédito a la reciente sacudida en su estómago más que la ansiedad.

Alza la vista.

—¿Qué crees que haces huyendo de esta manera? —pregunta con preocupación y consuelo el mismo tiempo.

—Bin...

Un hondo suspiro de alivio despide sus labios. La presión odiosa en su pecho se libera poco a poco. El mayor se inclina en cuclillas, examinando el rostro magullado de Jin. Este aparta el rostro a lo cual Chang Bin le sujeta con algo más de insistencia, soltando un gruñido. Hyun Jin siente su corazón atorado en la garganta.

𝙽𝚘𝚝𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚊𝚗𝚜𝚒𝚘𝚜𝚘 | HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora