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Protagonista(s):
Arley Shine
¡Disfruten de esta
pequeña historia!╚═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╝
El joven de cabellos castaño claro y ojos heterocromáticos se encontraba haciendo un acto para el show que había esa noche en el circo. Arley se encontraba caminando en la cuerda floja, lo hacía con mucha tranquilidad y manteniendo el equilibrio.
A pesar de lo delgada que era la cuerda, caminaba como si estuviera en el suelo, ignorando que se encontraba a varios metros arriba de este. Aunque ya estaba muy acostumbrado a ello.
Volteó a ver hacia el público desde la altura donde se encontraba, con cuidado de mantener el equilibrio y recordando donde se encontraba. En el suelo, a varios metros de donde se encontraba, había un trampolín. Qué bueno que había practicado todo anteriormente.
— ¡Presten atención! —Arley avisó al público alzando la mano mientras cuidaba su equilibrio—. Quiero que miren bien lo que estoy a punto de hacer.
Con sus pies movió un poco la cuerda donde estaba parado, queriendo causarle suspenso al público de familias que estaban presenciando todo. Se detuvo, para luego sólo dejarse caer hacia atrás hacia el vacío.
Para algunos podría parecer que sólo tenía intenciones de hacer un acto suicida al dejarse caer como si no hubiera peligro de que se lastimara o le pasara algo peor. Pero afortunadamente, nadie del público se había percatado del trampolín en el suelo por estar viendo lo que hacía arriba de la cuerda.
En mitad de la caída, se puso derecho para luego saltar con fuerza en el trampolín, sorprendiendo al público. Al final del salto, sólo se agarró del trapecio, columpiándose en el hasta que este alcanzó una buena altura.
Se soltó dando una media vuelta en el aire, para que cuando el trapecio volvió a él, se sostuvo de este con sus piernas.
— ¡Ta-dah! —estiró sus brazos estando de cabeza, mientras el trapecio comenzaba a parar. Afortunadamente su gorro de bufón estaba bien puesto para que no se cayera.
Se escucharon los aplausos del público y gritos de niños bastante sorprendidos por aquel acto, que si bien fue arriesgado, al menos el joven acróbata lo había hecho bien y sin hacerse daño.
Una hora después, el show ya había acabado. Algunos de los trabajadores del circo, tanto el maestro de ceremonias, como los payasos, el mago y su asistente, los bailarines y Arley, el joven acróbata con sombrero de bufón, se tomaron fotos con los niños y sus familias.
Varios de los pequeños felicitaban a Arley por su gran truco, y hasta preguntando si podían hacerlo, recibiendo una respuesta negativa del joven, quien les decía que era muy peligroso y que mejor no lo intentaran.
Cuando por fin todas las familias se habían ido, y después de ser felicitados por el maestro de ceremonias por otro gran espectáculo, todos los trabajadores se retiraron a sus camerinos, que eran unas cuantas casas rodantes.
Arley se quitó su sombrero de bufón, para luego ir al baño a lavarse el maquillaje de la cara y luego cambiarse la ropa por un pijama de color morado claro con estampado de estrellas.
— Vaya, ese fue otro gran show —dijo Arley para sí mismo, sonriendo ligero pero animadamente—. Al menos practiqué todo antes, eso fue arriesgado —dijo recordando las veces que había practicado aquel acto.
Si no mal recordaba, lo más fácil era practicar el equilibrio en la cuerda floja, aunque ni eso le había salido bien a la primera, afortunadamente había practicado con el trampolín, así que no se llegó a lastimar al caer.
Lo difícil era poder sostener el trapecio con sus piernas en el momento justo. Menos mal había practicado esa parte del acto junto a los los trapecistas, quienes lo atrapaban antes de que cayera durante sus prácticas hasta que le salió bien, y si Arley caía, al menos tenía el trampolín que amortiguaba su caída.
Si bien pudo rendirse al intentar hacer tal acto riesgoso, no lo hizo, siguió intentándolo hasta que logró hacerlo sin caerse. Claro que al conseguirlo tuvo que practicarlo un poco más ese día antes el espectáculo, sólo para verificar que todo iría bien en el show.
Apagó la luz para luego acostarse en la hamaca donde dormía. Miró hacia el techo donde tenía pegadas algunas estrellas de diferentes tamaños y colores, y estas estaban brillando. Sí, eran pegatinas que brillaban en la oscuridad.
Sin más, comenzó a cerrar sus ojos, acomodándose bien en la hamaca para poder dormir, cayendo dormido en poco rato con una ligera sonrisa en su rostro, feliz de que todo había salido bien en la función y en cierto modo, emocionado por el día de mañana.
¡Tercera historia!
Con un alegre protagonista
[Dibujo por Kichurrii]
Espero que hayan disfrutado de esta pequeña historia
¡Pronto se vienen más!
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Pequeñas historias [ORIGINAL]
RandomEn la vida llegan a ocurrir pequeños momentos, que por más que no lo parezcan, puede significar mucho para una persona, como el abrazo de un ser querido o pasar un buen rato por más corto que sea. Muchos lo dejan pasar como si nada, pero muy pocos s...