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Protagonista(s):
Lukyan "Luka"
¡Disfruten de esta
pequeña historia!╚═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╝
La familia se encontraba en la sala de la casa, padre y madre viendo televisión y su pequeño niño estaba en el suelo haciendo un dibujo.
— Lukyan, ¿podemos ver qué dibujas? —preguntó la madre del niño mirándolo curiosa.
— No, aún no lo termino —el niño cubrió el dibujo con sus brazos, para que sus padres no vieran lo que hacía—. Quiero que sea sorpresa —dijo el menor inflando un poco sus mejillas.
— De acuerdo —sonrió el padre, riendo bajo—. Cariño, no le arruinemos la sorpresa, dejemos que termine —le sonrió a su esposa.
— Está bien —la mujer asintió—. Pero termina pronto, ¿sí?
— ¡Sí, mami, ya casi termino! —el niño de cabellos rojo cobrizo asintió con una sonrisa animada.
Los dos mayores rieron un poco, aunque mostraron preocupación cuando el niño dijo que tenía frío. Aunque eso era por la condición rara con la que había nacido los doctores ya habían dicho que no afectaría a su salud, sus padres no podían evitar preocuparse por él.
— ¿Necesitas otro abrigo? —le preguntó el padre al niño con preocupación, aunque el niño ya llevaba un abrigo ya puesto.
— ¿O prefieres tomar una bebida caliente? —preguntó la madre igualmente preocupada.
— N-no, estoy bien —respondió el menor mirándolos—. Además, ya tengo suficiente con el abrigo que tengo puesto —les sonrió un poco.
Los dos adultos suspiraron aliviados. Aún si sabían que nada grave pasaría por la condición extraña de su hijo, querían prevenir cualquier posibilidad de que algo ocurriera.
No es que no confiaran en lo que decían los doctores, pero ¿y si esa condición en algún momento, sin saberlo, comenzaba a dañar a su hijo? Claramente no podían permitir que eso ocurriera.
El pequeño niño siguió con su dibujo con tranquilidad, en ocasiones mirando a sus padres, no queriendo que vean su dibujo sin terminar. Los dos mayores se reían con las reacciones del menor, en especial por la ternura que les provocaba, ya que este se movía un poco para esconder su dibujo.
— ¡Ya acabé! —avisó después de un rato, dándoles el dibujo a sus padres para que lo vieran.
Los dos adultos recibieron el dibujo del niño, el cual era de ellos tres como la familia que eran. Sonrienron con ternura al ver el pequeño regalo del menor.
— Es un buen dibujo, hijo, es muy bonito —comentó el padre, despeinándole el cabello al menor.
— ¡Quedó muy lindo, mi pequeño! —dijo la mujer con un tono alegre.
— Me alegra que les gustara —el menor sonrió, para luego abrazar a sus padres.
Aunque a diferencia de los abrazos normales, esos que se sentían cálidos cuando se recibían, los de Lukyan se sentían fríos, y él mismo lo sabía.
— Oh, perdón —dijo el menor separándose del abrazo—. Sé que mis abrazos no son... Normales... —dijo el niño de ojos azul grisáceo algo triste.
— No, Lukyan, ven aquí —dijo la madre del niño, tomándolo de la mano, la cual igual se sentía fría—. No te preocupes por eso, mi pequeño, no dejes de demostrar cariño sólo porque eres diferente —dijo la mujer abrazando al menor.
— Pero, ¿y si a nadie le agrada recibir mis abrazos? —preguntó el menor—. Mis abrazos son fríos, no son cálidos, todo porque no tengo una temperatura normal... —dijo el niño algo triste.
— Lukyan —lo llamó su padre, haciendo que el niño lo mirara—, es cierto, tal vez tus abrazos no sean normales, tal vez no son cálidos como lo harían los de otras personas, pero igual pueden transmitir el cariño que le tienes alguien —le sonrió—. Tu madre y yo sabemos que nos quieres, y tus abrazos lo transmiten, lo creas o no.
— Es cierto, mi pequeño —le sonrió su madre dándole un beso en la frente—. Eres diferente, no te sientas mal por eso, aún puedes transmitir cariño y afecto, sin importar esa condición de tu cuerpo —dijo con dulzura.
El menor se quedó callado, para luego abrazar a sus padres con algo de fuerza.
— Los quiero mucho —les dijo en un susurro mientras los abrazaba.
Los dos adultos sonrieron, correspondiendo al abrazo. Luego escucharon a su pequeño bostezar, y luego notando sus ojos adormilados, lo cual les hizo entender que comenzaba a tener sueño.
El padre se levantó del sofá cargándolo, y junto a su pareja, llevaron a su hijo a su cuarto para que pudiera dormir más cómodo.
El padre lo acostó en su cama y su madre lo arropó, el niño de cabello rojo cobre se durmió apenas sintió la almohada hacer contacto con su cabeza.
— Nosotros te amamos —dijo la madre del niño, sonriendo mientras la acariciaba el cabello.
— Y no te cambiaríamos por nada en el mundo —dijo el padre, viendo a su hijo durmiendo con tranquilidad.
Espero que hayan disfrutado de esta pequeña historia
¡Pronto se vienen más!
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Pequeñas historias [ORIGINAL]
RandomEn la vida llegan a ocurrir pequeños momentos, que por más que no lo parezcan, puede significar mucho para una persona, como el abrazo de un ser querido o pasar un buen rato por más corto que sea. Muchos lo dejan pasar como si nada, pero muy pocos s...