La noticia fue una deshonra para nuestra familia. Toga fue bien entrada la noche al despacho de nuestro Lord y le comunicó que no veía conveniente casarse conmigo. Mi padre, como era de esperar, le afectó mucho la noticia. Cuando Toga se hubo marchado a su residencia, la furia de mi padre hizo temblar la montaña, y me mandó a llamar antes de que apareciese el sol.
―Todo es tu culpa ―me rugió. Estaba en su forma de Inu en el gran salón, se movía de un lado para otro con sus grandes patas resquebrajando el mármol y la cola erizada
Yo no dije nada, a decir verdad, estaba en lo cierto, yo le había pedido que eligiera a Zero como esposa, y el mismo Toga me había dicho que planeaba adelantar su visita con Lord Kirinmaru. Yo se lo había pedido, sin embargo, no había rechazado la propuesta por las razones que mi padre creía.
―Lo único que tenías que hacer... pero fuiste una inútil, te lo ordené Irasue, te lo ordené ―su voz gutural me llegó a la mente a raudales. Enfatizó con un rugido su enojo, provocando que varias columnas se cayeran. Los guardias permanecieron inmutables en sus posiciones. Sabía que lo mejor era permanecer callada, después de todo, nada de lo que dijera lo calmaría ahora― ¿Te das cuenta de lo que provocaste? Ahora ellos podrán hacerse de nuestros territorios con facilidad ―fruncí los labios. No confiaba lo suficiente en Toga como para negar que hiciera todas esas cosas con nuestro pueblo, pero a mí no me interesaba lo suficiente como para sentirme preocupada. Tal vez mi Lord lo notó pues lanzó un rugido que estremeció las paredes. Los candelabros se tambalearon y cayeron, cientos de velas se apagaron. Me di cuenta de que esperaba una respuesta de mi parte, así que decidí hablar:
―No puedo desafiar la voluntad del general Toga. Él no quiere casarse conmigo y no puedo hacer nada al respecto ―antes de que me diera cuenta, mi Lord lanzó un zarpazo en mi dirección, que esquivé a duras penas, el movimiento rápido me provocó un mareo que me obligó a sostenerme de una columna que aún quedaba en pie. Me di cuenta de que necesitaba escapar, necesitaba irme de ese lugar cuanto antes. El reloj siempre había estado encima mío, y el tiempo siempre había sido un duro adversario. Tomé la decisión, ese era el momento
Sentí la cara y manos transformarse, solo era cuestión de asesinarlo, solo tenía que acabar con el yugo, con esa cadena que tenía atada al cuello; entonces sería libre y volvería con Sessho, y enfrentaríamos juntos al tiempo. Pero algo inaudito ocurrió a mitad de trasformación: un dolor agudo en el vientre me obligó a parar, fue tan grande que no pude evitar flexionarme sobre mí misma. Se me escapó un gemido, fue como si todo se hubiese detenido a mi alrededor y solo fuera capaz de centrarme en mi agonía. Pasaron unos segundos y fue disminuyendo
Y con esa claridad que logré obtener me di cuenta de que mi padre también se había detenido. Me las arreglé para levantar la cabeza, tenía sus ojos ámbar sobre mí, su forma animal ocultaba sus expresiones, pero mostraba un poco los colmillos. Estaba perdida, me di cuenta.
―¿Qué tienes ahí? ―preguntó de repente, retrocedí unos pasos. Me sentía vulnerable, algo parecido a liquido descendía por entre mis piernas, no me atreví a mirar abajo. La nariz de él se movió, mi cabello ondeaba en su dirección cuando me olfateó. Cerré las piernas con fuerza como si así pudiese detener ese líquido
La sala se quedó en silencio, me di cuenta de que ahora los guardias estaban inquietos, estaban listos a cualquier orden proferida por mi padre. Sin embargo, él se limitó a volver a su forma simple; aún vestía sus ropas finas de la fiesta. Hizo un gesto con la mano para que abandonasen el lugar. Los demás se fueron un tanto decepcionados, yo, en cambio, quería desaparecer. Sentí unas cadenas aferrarse a mis piernas y manos, mi padre las había conjurado. Estaba atrapada.
―¿Así que por esa razón el general Inu No Taisho no te aceptó en matrimonio? ―dijo en voz baja. No respondí, mi cuerpo temblaba, me sentí patética― Te has mancillado con alguien... fue cuando estabas fuera ¿verdad? Por esa razón no regresabas... estabas de ramera ―su voz seguía siendo baja, pero yo lo sentí como si me estuviese reprendiendo a gritos. Era como si hubiésemos vuelto en el tiempo y yo fuera una niña de nuevo. Alzó la mano y una bola de fuego azul emanó de ella, aún con dolor traté de retroceder más, pero no pude, las rodillas me temblaban y las cadenas me lastimaban. Sentí que se acercaba e hice otro esfuerzo por moverme
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Historia de Irasue
FanfictionLa naturaleza de mis deseos iba en contra de ese mundo. Yo, la gran Irasue, no pude conquistar el tiempo. ¿Quieres saber sobre mí, pequeño humano? Mírame con atención, y yo te contaré cómo me convertí en Lady.