El césped era suave al tacto, el sonido del rio y el viento me acariciaban, junto con ese olor a lirios. La brisa sopló y el aroma de Sessho me llegó a raudales. Era tan puro, tan libre. Me acarició la mejilla con el dedo índice y yo le sonreí, una sonrisa que solo le daría a él.
―Es tan hermosa cuando sonríe ―me susurró. Cerré los ojos y llevé la mano a su hombro, su piel era cálida, frágil, tan humana. Abrí los ojos y lo besé con delicadeza, teniendo cuidado de que mis colmillos no lastimasen sus labios. Era demasiado surreal, un momento así, con tanta paz a mi alrededor.
Si existía un paraíso, estaba convencida de que me encontraba en él, incluso para alguien como yo. Un demonio no tiene derecho a ser feliz, me dijeron una vez.
Poco a poco nos fuimos recostando, la hierba me hacía cosquillas en la espalda. Escuchaba el corazón de Sessho cada vez más acelerado. Lo observé, yo desde abajo y él desde arriba. Su sonrisa iluminaba el mundo, y me di cuenta de que así tenía que ser: que su luz se sobrepusiera ante mi oscuridad.
Su cabello largo y castaño me llegó hasta más mejillas y él lo apartó. Volví a sonreír, sus ojos chocolate eran traviesos. Me di cuenta de que no habíamos dicho nada los últimos dos minutos y dije:
―No lo he hecho antes ―él inclinó la cabeza hacia un lado
―¿Por qué no? ―llevé la mano hacia su nuca
―¿Por qué se sometería la gran Irasue ante un macho? ―algo en mi respuesta le pareció divertirle pues se inclinó un poco y me dio un beso en la frente
―Yo tampoco lo he hecho nunca, estoy un poco nervioso ―parpadeé, me admiraba lo realmente honesto que él podía ser con respecto a lo que pensaba y sentía. Era lo contrario a mi vida en el palacio.
―¿Es que usted tampoco se sometería ante nadie? ―le pregunté, esta vez me besó la nariz y yo giré la cabeza, él seguía sonriendo
―No, la verdad es que siento que es algo importante que debo guardar para alguien especial ―pensé en sus palabras y sentí un hueco en el estómago
―¿Entonces no la encontró? ―me besó los labios y acarició mi hombro a través de la tela
―Si, claro que la encontré
―¿Y por qué no lo hizo con ella? ―Sessho se inclinó y me miró a los ojos. La intensidad era hipnotizante
―Tengo que esperar a que usted me diga que sí ―sentí que se me calentaba la cara, iba a taparme las mejillas, pero él fue más rápido y me acarició― ¿Acepta? ―sentí una sensación agradable en el vientre
―Si
...
Fue cierto que ambos éramos inexpertos, Sessho me besaba con cuidado, y parecía que no sabía qué hacer con las manos, pues las movía demasiado, yo, por mi parte, me arrepentí de no querer saber lo que hace feliz a un hombre en estas situaciones. Mi nana me había mandado a leer pergaminos al respecto, pero los deseché.
Ahora me hubiera gustado tenerlos
En ese momento estaba usando un kimono bastante suelto, fácil de quitar, sin embargo, mi ahora esposo, tenía problemas con él. Yo por mi parte no sabía a qué proceder. En teoría, solo necesitaba la parte de abajo, así que... ¿había necesidad de desnudarlo por completo?
Sus manos eran titubeantes cuando me frustré y las llevé a mis senos. Sessho se había puesto tenso, con los ojos abiertos, traté de relajarlo con una mordida en el cuello, pero él se puso a reír por las cosquillas. Recordé que probablemente los humanos no tenían esas costumbres y sonreí, al menos había logrado que se relajara.
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Historia de Irasue
FanfictionLa naturaleza de mis deseos iba en contra de ese mundo. Yo, la gran Irasue, no pude conquistar el tiempo. ¿Quieres saber sobre mí, pequeño humano? Mírame con atención, y yo te contaré cómo me convertí en Lady.