Realidad rota 1/3 (LuisxMaría)

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Este no es un one-shot como tal, ya que la historia ameritaba que lo dividiera en varias partes. 

Se lo dedico a "Simp de Luis Auguste" por el fondo de pantalla que me paso de Luis, espero que te guste y...te hare sufrir de la misma forma que me hiciste sufrir jajajaja

Disfruten la lectura.

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¿Cómo habían llegado a ese punto? Acorralados y sin salida, a punto de ser descubiertos. Auguste se veía decidido, pero triste, lo que le provocó una sensación de desesperación a María.

—Seguid viviendo. Es una orden —dijo el rey antes de bajarse del carruaje.

—¡No! —gritó María mientras veía a Luis bajarse del carruaje, intentó detenerlo, pero fue tarde. Su esposo había bajado y se había acercado a la gente, dispuesto a distraerlos para que ella pudiera escapar. Lafayette negó, con gesto de resignación pese a la desgarradora desesperación de la reina. Estaba a punto de echar a andar el carruaje cuando María decidió bajar, ignorando las palabras de Auguste.

Corrió hacia su esposo, quien la miró con pánico al verla tan expuesta.

—María —gritó el rey, como sin con ese grito pudiera ponerla a salvo.

Y en ese momento el mundo comenzó a desdibujarse, los rostros de las personas que los rodeaban se volvieron borrosos, el aire se llenó de sonidos extraños; campanadas estridentes que venían de la nada, risas cuando al parecer nadie reía, un zumbido envolvió los oídos de María haciéndola perder el equilibrio. El mundo se desdibujó a su alrededor, lo último que vio antes de perder por completo la vista fue a Auguste correr hacia ella.

***

María despertó sobresaltada en su habitación en Versalles al escuchar murmullos a su alrededor. Vio a aquellas mujeres rodeándola, exigiéndole cosas que apenas y lograba entender. La cabeza le daba vueltas y le zumbaban los oídos, de forma casi mecánica, como si siguiera un guion ensayado previamente logro contestarles algo para que aquellas damas la dejaran en paz. Corrió a cambiarse y luego se dirigió al despacho de Auguste, aquella situación se le hacia tan familiar, como un dejavú que la aterrorizaba.

—Saldré a anunciar mi decisión —dijo Luis después de discutir la situación con Fersen y con ella. Vio de nuevo aquel discurso tan apasionante que el rey había dado sobre la libertad, ella lo acompañó al igual que la vez pasada, pero ahora sentía un nudo en el estómago. Lo sucedido después de la mudanza a las Tullerías y su intento de escape regresaba a su mente como pequeños flashes.

"Tal vez todo sea diferente ahora" pensó, intentando que no se notara el mareo que aquellos recuerdos inconexos la hacían sentir. Y a su lado el rey gritó:

—¡Dispárenme! ¡Si tanto me odian, dispárenme! ¡Si eso aplaca su odio, si mi sangre puede mejorar este país, no lo duden! —y en ese momento, se escuchó un estruendo. Auguste se había arrodillado y su emblema real se encontraba en el suelo lleno de sangre.

María quiso gritar, pero de nuevo su vista se volvió borrosa y lo último que vio fue la mano llena de sangre de su esposo extenderse hacia ella.

***

Se encontraba corriendo por uno de los jardines que tanto le gustaba admirar, huyendo de aquel hombre que quería matarla. No tenía idea como había terminado en esa situación, pues sus recuerdos de los momentos anteriores se encontraban opacados por otros mas oscuros. Ella sentada al lado de Luis en una fría celda; ella en una fría habitación en las Tullerías; ella huyendo en un carruaje al lado de Fersen. Y en ese momento, aquellos recuerdos la hicieron perder el equilibrio, cayo al suelo lo que la convirtió en una presa fácil para su perseguidor, quien no dudó ni un instante en clavarle aquellas tijeras en el pecho. Pero el dolor punzante se vio opacado cuando a lo lejos, escuchó el grito de Auguste.

Relatos de Versalles (One-Shots Time Princess)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora