¿El mundo? Un absoluto caos, y pensarás que tal vez esto saque el lado humanitario de todos. No puede haber algo más alejado de la verdad, los problemas sacan la parte más instintiva, egoísta y cruel de cualquier ser humano.
Los países no son una ex...
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—Escuchaste eso... ¿verdad?— Argentina no podía creer que eso fuese real, tenía que comprobarlo, porque si era real, las dos sabían que significaba. Chile en respuesta sólo asintió, pero ni una sola palabra salió de su boca.
Ninguna de las dos se miraron, se acostaron dándose la espalda, porque las dos sabían que para acabar con el retorcido castigo una de las dos debía morir para acabar con todo.
La noche pasó volando a penas se durmieron, la luna en el cielo oscuro fue reemplazado por el sol, iluminando de vuelta el cielo. Se olía el pasto mojado, al parecer había llovido a la madrugada, el día estaba muy lindo, casi despejado, las pocas nubes que habían tomaban distintas formas.
La primera en despertarse fue Chile, estaba exaltada, se sentó para analizar lo que había pasado, para asegurarse que eso no era un sueño, pero al ver a Argentina a su lado se dio cuenta de que era real, no una pesadilla.
Se pasó una mano por su frente, limpiándose el sudor, aún miraba para todos lados, trataba de corregir su respiración irregular.
Todo esto le estaba pasando por la ansiedad de saber lo que tenía que hacer, para poder terminar el juego, una de ellas dos debía morir a manos de la otra, sólo así se acabaría todo, ese era el ultimo momento que tendrían juntas antes del desastre.
Se ve que los movimientos de Chile despertaron a Argentina, que pestañeaba y empezaba a moverse de a poco, se ve que ella había tenido una buena noche por el tranquilo aspecto que daba al despertarse.
La de ojos verdes se acercó a la de ojos miel para depositar un dulce beso en su mejilla dándole los buenos días, todo era muy extraño, parecía que Argentina ignoraba el hecho de que ese era el fin para alguna de las dos.
—No actúes como si nada pasara Argentina— Chile apretó las manos y su mirada se endureció.
—¿A qué te referís?— Argentina frunció el ceño, ella sabía exactamente a que se refería, pero prefería ignorarlo.
—Sabes que todos están muertos, ¿verdad?— Argentina desvió la mirada, ensombreciéndola —Ya sabes que al ser las últimas una de nosotras debe morir— La voz de Chile era demasiado cortante y directa, pero esa era la realidad, aunque duela.
La rubia suspiró, desviando la mirada de su pareja, la mano paró en su bolsillo y sacó una pistola, la que tenía UK en su bolsillo con la que planeaba asesinar a Argentina.
Chile abrió bien los ojos al ver el arma, no sabía cuál era el punto de Argentina con eso, hasta que la rubia agarró el arma y se la ofreció a Chile para que la agarrara del mango, sólo en ese momento Argentina tuvo el valor de mirar a la castaña a los ojos.
—Lo sé, una de las dos debe morir, y esa debo ser yo— Las duras palabras de Argentina llegaron al corazón de Chile —Tienes que matarme, es lo correcto.
