Pasaron un par de semanas, el de ojos azules impartía sus clases con la mayor paciencia y tranquilidad del mundo, pues esos chicos de verdad que necesitan a alguien con la paciencia de Buda o de lo contrario, nadie lo soportaría
— Tienes que subir este número antes de dividirlo, o te será un error matemático
— Ohhh~ ¡Ya entendí~!
Sonrió un poco al ver la alegría de Tsukasa-kun. De los dos, tenía un poco de la confianza del gemelo menor, a quien le es realmente difícil enseñar ya que es muy enérgico y le cuesta poner atención a sus explicaciones, pero aún así hace todo lo que está a su alcance para que entienda. Por otro lado; Amane-kun... él es... un caso de verdad especial
No habla con él ni con su hermano hasta donde puede ver, y sus pocas frases son solo «Si... Disculpe... ¿Es así?» y, solo eso. Sin embargo, parece que en verdad entiende sus explicaciones a la primera y es muy habilidoso para resolver las actividades dadas, pero... algo que no puede dejar pasar, es la clara incomodidad que tiene ese menor con él, al punto que no le a dado la mirada por segunda vez desde su presentación, algo que le incomoda a él también
— Muy bien, es todo lo que veremos por este día. Mañana les toca Historia y Literatura, por lo que les recomiendo darle una pequeña repasada a la lección de la vez anterior
— ¡Si~!
— Si...
Les sonrió un poco. Una vez que los chicos alistaron sus cosas y se fueron a sus habitaciones, él se fue con su paga del día en su bolsillo, tal vez comprara algo de comer antes de llegar a casa
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Cuando puso un pie en su apartamento, soltó un hondo suspiro lleno de frustración. Los señores Yugi son muy amables y la paga por su trabajo es realmente buena, pero no puede evitar la incomodidad con uno de sus estudiantes. Sabe que se necesita tiempo para acostumbrarse a una persona, por lo que no lo juzga en ese aspecto, pero, ya ha pasado más de una semana llendo ahí Mínimo algo debió haber cambiado desde el primer día en que se conocieron ¿No?
Se dirigió al comedor, dejando las compras en la alacena y el refrigerador, sin dejar de suspirar a cada instante
— Se te va a escapar el alma con tantos suspiros
Escucho la tranquila, pero al mismo tiempo preocupada voz detrás suyo. Volteó a verle, encontrándose a una peli verde de serio mirar esmeralda, su compañera de apartamento desde hace tres años; Nanamine Sakura
— Ah, Sakura-san. Lo siento, pero es imposible que no se le "escape el alma" a alguien que esta realmente decepcionado
— Eso es cierto, pero ¿Por qué estás decepcionado? ¿Te volvió a llamar... él?
— Wow, espere por favor. Dije deprimido, no molesto hasta con los perros porque no saben maullar
— Ohhh... ahora entiendo. Sucedió algo en tu trabajo ¿Cierto?
Hizo una mueca, toda la respuesta que necesito la peli verde para afirmar su suposición. Ambos, después de tomar su cena, compartieron un agradable momento juntos en la sala de estar, en donde miraban una película cualquiera en la televisión No fue hasta que el mismo rubio decidió tocar aquel tema, en que toda la atención estaba en el televisor
— No se que hacer, Sakura-san. Por más que me esfuerzo por ser agradable con ellos dos, simplemente no logró hacer que me acepten, no pido que sea como a un amigo, pero como profesor estaría más que bien
— Bueno... muchos toman confianza viéndote cambiar de estrategia
— ¿Cambiar de estrategia? ¿A la hora de explicar la clase o algo así?
— No, nada de eso. Me refiero a que cambies de actitud o físicamente algo cambie, es como el camaleón; cambia de color para así camuflarse en su entorno y no ser cazado por jaguares o serpientes ¿Me entendiste?
— S-Si... solo que me perdí en la parte de los camaleones y los jaguares...
Puede sonar estúpido en teoría, pero en la práctica, tal vez le pueda funcionar. Debe cambiar lo que a ellos les desagrada de su persona y optar por algún otro recurso que esté a su favor para llevarse un poco mejor con ellos, pero... ¿Cómo que podría funcionar?
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Iba realmente confiado en sí mismo a la residencia Yugi. En la noche no pudo dormir por estar pensado en que hacer para que los gemelos no lo detesten tanto, pero, llegó a una prometedora solución que no estaría demás intentar el día de hoy, y si fracasa ¡Ya pensará en algo más!
Tocó el timbre de la casa, y la señora Yugi fue quien abrió, quedándose esta última algo confundida por el "nuevo aspecto" del maestro de sus hijos
— M-Minamoto-san ¿S-Se encuentra bien?
— ¿Hummm...? Si, señora ¿Por qué lo pregunta?
— P-Por el tapabocas que está usando
— Ohhh~ eso... eh... bueno, yo... eh... H-He tenido problemas de garganta últimamente y creo que me voy a enfermar de alguna alergia así que, para evitar contagios, decidí venir cubierto y así no enfermar a sus hijos ¡Oh! ¡Y también traje un pastel para compartir~!
Podía, no ser la mejor de las soluciones a decir verdad, pero, hasta donde recuerda, Amane-kun le tiene "miedo" a su cara así que, al estar tapada no debería haber problemas ¿Cierto? Él supone que no. Entró a la casa y la señora se llevó al pastel a la cocina mientras que él fue hasta la sala, listo para impartirle clases a esos chicos
— Buenos días, chicos~
Dijo, notando la cara de confusión en ambos jóvenes. Un segundo... Amane-kun le esta mirando a la cara, y por más de medio segundo ¡Su plan funcionó! En teoría...
— Eh... Minamoto-sensei ¿Acaso esta enfermo?
— Solo es un dolor de garganta nada importante, Tsukasa-kun ¡Mejor centrémonos en la lección de hoy~!
— Eh... claro...
— S-Si...
Aunque su mascarilla no lo dejase ver, sonreía al tener un poco más de la atención de esos dos, por la atención se inician las amistades
Se sentía, relativamente aliviado, había logrado explicar sus clases con naturalidad y ambos gemelos le pusieron atención ¡Es un avance! Además, antes de irse, comieron un poco del pastel que había traído para compartir, y les regalo lo que todavía quedaba. Su idea ambigua, podía funcionar, solo necesita tiempo para acostumbrarse totalmente a esa cosa en su cara, y el que los gemelos no se sientan intimidados por ¿Su sonrisa? Algo así, sigue confundido con eso
