Capítulo 3: Párodos
Estoy enamorada de un hombre moribundo,
He hecho todo lo que puedo.
Lana Del Rey; Kill Kill
"Katakuri, sácame de aquí, hace frio y esta oscuro."
Katakuri se despertó jadeando por aire y cubierto de sudor frio, su pecho subía y bajaba alterado, sentía su pulso latiendo en la garganta.
¿Cuándo fue la última vez que se levantó sintiéndose renovado y relajado, sin ser molestado por las pesadillas que constantemente plagaban sus sueños?, cada vez se alejaba más del sonido del canto de los pájaros y del resplandor del sol afuera de su ventana.
Era la quinta vez que soñaba lo mismo, solo que esta ocasión había sido particularmente más vivida. Estaba agotándose de ver una y otra vez a su madre siendo sepultaba bajo tierra y al pastor susurrando un último verso antes de que ella estuviera en el fondo de un agujero: "Recuerda, hombre, que polvo eres y al polvo volverás".
El corazón de Charlotte Linlin se apagó a las 03: 48 de la madrugada, fue una muerte prematura, solo tenía cincuenta y siete años.
Varios bomberos tuvieron que ayudar a cargar su cuerpo hinchado en una camilla especialmente diseñada para su obesidad mórbida.
Según su doctor, había sido un milagro que la mujer pasará la mitad del centenar.
Katakuri se movió con cuidado de que el movimiento no despertara a Sora, eso ya había sucedido en el pasado y lo último que quería era que sus hábitos de sueño la afectaran también.
Pero por fortuna ella no se había dado cuenta y dormía tranquilamente, su pecho subía y bajaba en respiraciones suaves.
Un vistazo al reloj de su cómoda sirvió para ver que eran las tres de la mañana.
Katakuri salió de la cama descalzo y dejó su habitación siendo precavido con el chirrido de su puerta. No se molestó en ponerse una camisa y bajo las escaleras de su casa, una casa que parecía aullar de dolor como un viejo lobo.
Dejo salir un respiro profundo de su pecho, maldiciendo en voz baja por el sentimiento atribulado haciéndose cada vez más grande en su estómago.
Sentía que un ferrocarril había pasado encima de su cuerpo, necesitaba gritar, necesitaba ir a su gimnasio y golpear la pera de boxeo hasta romperla, necesitaba sexo, a su novia desnuda, boca abajo con su trasero en el aire y él penetrándola mientras mordía su oreja, leer a Sófocles, a Eurípides cien veces, o encerrarse en su oficina para acabar en horas, el trabajo de días.
Se detuvo en las escaleras, mirando el jardín y la piscina gracias a las paredes de cristal, y a la redonda y brillante luna llena brillando en el cielo.
En la planta baja, el sonido de una respiración agitada y pisadas frenéticas, lo hicieron ponerse en alerta, así que siguió el ruido.
Al prender la luz, un Ichiji desorientado le dio la bienvenida.
——¿Ichiji?, Estás... ¿Bien?
Ichiji apretujo los labios. ——No lo sé. ——tenía su celular en la mano. ——He estado llamándole a mi padre, pero no responde las llamadas.
——Son las tres de la mañana, es probable que este durmiendo.
——Sé que son las tres de la mañana. ——un sofoco de vergüenza recorrió su espina dorsal y se manifestó en sus mejillas. ——Es solo que...Necesito volver con mi padre, tengo que regresar con él.
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Donas de fresa [KataIchi] [Otras]
FanfictionIchiji había conocido al hombre perfecto: Katakuri era Caos, el origen, tenía la fuerza de Alceo, la armonía y magnificencia de Apolo, era Eros, era Eufemo, era Ares. Irreal y misterioso, y hacía que sus piernas temblaran y su corazón se alterara co...