Capítulo 5: De Lolita a Tadzio y otros dilemas

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Capítulo 5: De Lolita a Tadzio y otros dilemas

¿Besarías mis labios sabor a fruta bajo el brillante sol?

Porque me gustas demasiado, todo lo que tienes, ¿no sabes?

Eres tú a quien adoro.

Lana Del Rey; Lolita

Si de algo Katakuri estaba seguro es que su imaginación no estaba cobrándole una pasada. Miró a Ichiji desde lo alto de su balcón, el chico estaba en el jardín, recostado en una tumbona mientras sus hermanos nadaban, Katakuri no sabía si pensar en si era casualidad ver sus ocelos azules tan concentrados en su lectura, ——Que no era nada de Esquilo, ni de Sófocles, ni tampoco de Eurípides ——, pues si su vista no lo engañaba, él estaba leyendo...Trópico de Cáncer, de Henry Miller, algo completamente distinto a su zona de confort repleta de clásicos griegos.

Ni siquiera sabía si sentirse sorprendido tras haber descubierto que Ichiji había traído con él algunas otras lecturas picantes, de hecho, era...Interesante.

Reiju, la mariposa magnética en su traje de baño vintage de marinera se reía de algo, su voz era como el coro de un ángel tintineando, primero, ella y sus hermanos hablaban de Francia, hablaban de las cosas buenas que había allí, y lo que podía rescatarse de sus vidas que no podían ser verdaderamente tan malas, como ese árbol manzanero en el jardín de su vecina que siempre endulzaba el aroma de sus mañanas, o el sabor del café de Sanji durante las noches, cuando su padre atendía a sus últimos pacientes y ellos cenaban juntos.

Y después, solo comentaban otras cosas más triviales.

——Llevas todo el día reproduciendo la misma canción de Björk, Niji, déjanos poner algo más. ——Reiju se quejó, acababa de pintar las uñas de sus pies de color rosa y meneaba sus dedos con algodones entre ellos.

Su hermano tenía una seria obsesión con bachelorette.

——Quieres escuchar a Die Antwoord? Puedo imitar la voz de Yolandi de puta madre, y rapear tan rápido como Ninja. ——Respondió el segundo de los varones, recargando sus codos en el borde de la piscina de piedra para mostrarle una sonrisa llena de dientes blancos.

——Dios, no, ¡ni se te ocurra! ——la atención de Reiju estaba en su dedo gordo. ——No quiero que me duela la cabeza.

Para molestarla, Niji empezó a cantar Baby's On Fire mientras ella se estiraba para tratar de golpearlo con una toalla y le pedía a gritos que cerrara la boca.

Katakuri rodó los ojos, eran solo unos niños tontos, acercó el vaso de agua natural a sus labios, el hielo en su interior se derretía por la calurosa temperatura. El día era brillante y soleado, no había ni una sola nube en el cielo.

Extrañamente, Ichiji movía los tobillos con la canción, lo cual hizo que Katakuri casi se ahogara con el agua. Jamás habría esperado que el siempre sofisticado y lleno de clase Ichiji, pudiera disfrutar el ritmo de algo como Die Antwoord. Tal vez lo molestaría después con esa nueva información. Tal vez no lo haría, porque hacerlo sería como admitirle que seguía sus movimientos con la agudeza de un cirujano, de un halcón, que lo admiraba con el ojo de un escultor.

Pensar en Ichiji se sentía agradable, pues los dos compartían la misma afinidad por el arte y la cultura, era un tema que podían manejar juntos sin hostilidad o competitividad, sino completándose el uno al otro. Sin duda alguna, el muchacho era increíblemente inteligente.

Aunque...Katakuri se había dado cuenta que Ichiji solía tomar decisiones que lo aislaban de los demás y reforzaban sus valores elitistas, y esa era tal vez su única limitante. Esperaba que un día fuera capaz de abrirse al mundo y vivir su vida sin tanta meticulosidad, como en esos momentos, incluso aunque fuera disfrutando de una canción que hablaba acerca de drogas, sexo y de estar caliente, y no solo de los grandes compositores del clasismo.

Donas de fresa [KataIchi] [Otras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora