CAPÍTULO 4

1.4K 73 22
                                    


No sé quien carajos se cree este hombre para venir a tratarme como niña pequeña cada vez que me tope con él, no lo conozco, no me conoce, y me habla como si fuese lo más irritante de su vida, como... no sé.

Lo odio.

¿Me iba a sacar del club? ¿Pero quien se cree? ¿El dueño?

El comentario que lanzé sobre si me sacaría del lugar, era en chiste, pero para él al parecer no lo fue, porque en sus ojos vi seguridad en querer hacerlo y el Sansón estaba a unos cuantos metros esperando no sé qué para tambien querer cargarme con un dedo y tirarme fuera.

Debo calmarme, no sé ni para que doy ideas de venir a estos lugares, si cuando no estoy de animos odio hasta cuando la gente bailando choca contra mi cuerpo. Es que al parecer no les alcanza la pista que quieren bailar es encima de mi persona.

Será que necesito alcohol, pero de otro lugar porque en este definitivamente comenzamos demasiado mal.

Estoy harta.

Necesito botar toda la ira que tengo acumulada, quisiera como ponerme a pelear por la cosa más estupida, pero no sé pelear limpio amigas, asi que me aguanto. Siempre salgo agarrando tetas o golpeando vaginas para que el dolor de las otras personas sean más fuertes que los que e proporcionan a mi. Solo dos veces en mi vida he peleado. Primaria y secundaria.

Cómo olvidarlo.

¿Será por eso que ahora todo me estresa? porque tengo años sin pelear. Basta de este loquero.

Cuando he dejado a aquel hombre trajes costosos en aquel barandal del parqueadore, me he venido volando hacia el interior de la disco. No me apetecía seguir viendole la cara de amargado.

Camino hechando un poco de aire con mis manos ya que no pude recibir nada al ser interrumpida en mi momento de paz. Un grito que escucho a lo lejos me hace frenar y mirar hacia esa dirección.

—¡Alyssa!

La musica ha cambiado justo en ese momento, por ello he tenido la super suerte de escuchar mi nombre y saber de donde proviene.

Volteo hacía la barra y visualizo a Noah que me hace señas de que vuelva, allí me escabullo detrás de un grandulón y disimuladamente echo un rápido vistazo a la puerta por donde acabo de salir dejando a la persona que causa mil estragos sin necesidad de pestañear, allí de pie. Ya no está. Salgo de mi escondite acercándome hasta él.

—¿Qué pasa? —pregunto dando un sorbo a la copa que me ofrece.

Este me quiere embriagar.

—¿Cómo la pasas?

—Empezamos mal, pero espero que mejore.

—Hasta aquí pude sentir tu rabia al Henry sacarte a tí y no al idiota del trago.

Con que se llama Henry, jm, Henry tenía que ser.

—Nunca lo entenderé, pero bueno, ya fué.

Me observa por unos minutos con ojos compresivos y me hace señas de que aguante unos segundos mientras atiende a la chica que se ha puesto a mi lado a pedir unas margaritas.

Me sonríe y le devuelvo.

Apoyo mis codos en la barra y cubro mi para con la palma de mis manos suspirando hondo. Necesito alcohol. Cuando tengo de ello en mi sistema me siento libre, sin cargas, no le presto atención a nada y eso me gusta. La verdad.

—Te he llamado porque es hora de cambiar turno, pero antes quería decirte que han dado orden de no cobrar nada de lo que decidas tomar, ni a tus amigos.

Dominio Francés |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora