CAPÍTULO 11

1.1K 54 9
                                    

—¿Esto es una cita? No sabía que usted sacaba a citas. —hablo luego de haber pasado algunos minutos

—No lo es. —no pierde de vista la carretera y yo no dejo de mirar su perfecto perfil.

—Yo creo que si, si no, ¿Por qué me invitaría a salir en la noche?

—Para que no me pidas comida la proxima que vayas a continuar la contabilidad.

—Entonces es una cita.

—Lo que digas.

—Digo que lo es.

—Ok.

—Puede tranquilamente llevarme a algún lugar y asesinarme, y yo simplemente me dejo.

—Estás loca.

—Puede hacerlo.

—Lo haré, si no cierras esa boca.

Sonrío ante su comentario y es que sé que estoy hablando pura estupidez, pero qué más da. Es mejor eso a nada.

Si no hablo, él mucho menos, porque en ese sentido si actúa igual que con los demás. Es frío y malísimo para entablar conversaciones, porque se le nota que odia el tumulto de personas.

—¿Tienes las herramientas para atacar en la parte trasera? 

Continúo preguntando porque me gusta las expresiones que hace.

—No, la tengo aquí. —volteo hacia él.

Despega la vista de la carretera para bajarla y señalar con su barbilla su entrepierna, sigo su mirada y mi boca se abre.

—Dios. —suelto una carcajada cubriendo mi frente y meneando mi cabeza en negación por sus ocurrencias asquerosas.

Me observa por pequeños segundos al detenerse el auto en un semáforo en rojo y lo miro de la misma manera. La intensidad en nuestras miradas no tiene precio. Mis avellanas se unen con su tono verde y para despegarse se necesita que uno se aparte, pero aquí ninguno quiere ceder.

—¿A dónde iremos, Marc? 

Su mandibula se tensa, pero no dice nada hasta un buen rato.

—¿Nunca te quedarás callada?

—No. Ahora, hable.

—No. —se niega y bufo— Déjate llevar.

—¿Y asesinar?

—Si habrá entierro, pero no de ese tipo.

Formo con mi boca una O que se va convirtiendo en una carcajada. ¿Qué mierda?, mis mejillas se calientas y mis piernas toman vida propia apretándose.

—Estás demasiado descarado.

—No te quejas.

—Lo estoy haciendo.

—No me interesa.

Quien viese a este señor relajado y coqueto, no se lo creería. Cuando está rodeado de personas es completamente frío, calculador y esa aura dominante que le brota por los poros.

No lo conozco mucho, pero según las lenguas ajenas, es privado con su vida y un hombre solo de negocios, un poco adicto al trabajo, tanto como Nathan.

Continúa el recorrido y volteo mi vista hacia la ventanilla para observar las calles pobladas, llenas de restaurantes, bares, y todo lo que se pudiese necesitar. Marsella realmente es un lugar al que se puede turistear y darle placer a la vista con su belleza. Realmente atrapa.

Jamás había salido de Colombia, pero en realidad era porque alguien me retenía. Mis sueños estaban fuera, no los había cumplido, pero eso es lo que me estoy proponiendo desde ahora, porque me dejo de llamar Alyssa Duarte si no continúo mi carrera, que para ello lo estudié, o dejo que alguien más manipule mi vida, como lo estuvieron haciendo durante años.

Dominio Francés |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora