EXTRA #1

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Celeste.

—Ya casi llegamos, nena.

Le comento a mi amiga que se encuentra al otro lado de la pantalla con una cara de mil demonios.

Como si llevase semamas sin dormir o algo así. De verdad que las personas cuando alguien le atrae en exceso, se vuelven una locura. Y yo diciendole que se dejase llevar, ay madre santa, lo que se me viene por andar de boca suelta dando consejos cuando soy lapeor en ello.

Dios me libre de tal condenación.

Ella bufa al otro lado de la línea y gira en la cama para quedar boca abajo y seguir hablando conmigo.

Sus ojos se ven apagados, tristes y la entiendo, pero a la distancia lo unico que puedo hacer es consolarla, no soy muy buena, ya que mis metodos son algo insultantes. No mido mis palabras y termino dando consejos a modo de regaño e insultos.

Pero si saben como soy, para que me ponen en esas.

Lleva unos días en Colombia y ya la extraño un montón. Faltan no sé cuantos días para que regrese, pero lo bueno es que la semana se ha pasado rápido, asi qué, estoy un poco más tranqui. Y está con sus padres, asi que estoy feliz porque ella lo es.

Me contó lo que sucedió con el amargado francés, hasta el momento no me cae bien que digamos, pero bueno, a la que le debe gustar es a ella, no a mí. Y si ella se siente bien, quien soy yo para juzgar.

Nathan esa noche nos ha invitado a Soleil y a mí, a cenar. El trabajo habia estado pesado ya que estabamos reemplazando a Alyssa en algo nuevo que había surgido.

Aceptamos sin reproche y en camino, habia recibido una llamada sorprendente de la castaña, no habia hablado con ella, pero tampoco tomé la iniciativa porque imaginé que estaba en el hospital con sus padres.

Pero estaba completamente errada.

Hasta eso de pensar se me da mal. ¿De casualidad respirar tambien lo hago mal?

Mi jefe y su secretaria ingresaron y minutos después lo hice yo, encontrandome con la sorpresa de tener al frente a nada más y nada menos que al amargado pelinegro y su amiga.

Marc Genty y Clarisse Meyer.

Lo disimulé bastante bien, en lo que no me percaté, fue en que tenía la cámara volteada, mostrando el lugar. No... Mostrando justo a esas dos personas. La rubia tomandole la barbilla al pelinegro, mientras ella se burlaba de él justo cuando le susurraba algo.

Grandisimo error. Soy una plasta de mierda completa.

No sé qué pensé en el momento, giré el rumbo y mostré otro lado del restaurante, pero ya no servía para ni mierda.

Mi amiga lo habia visto todo. Que asco de amiga soy. Qué bruta, de verdad.

Cuando una quiere ser buena amiga y mostrar el lugar en el que está por ser tremendamente hermoso y lujoso, la termina cagando.

Bravo, Celeste, eres la mejor de todas.

Lo sé. Me lo repito a diario, cariño.

Le hago señas a la persona que está al otro lado de la línea indicándole que luego la llamaré por la mala señal que tengo en el momento y cuelgo. Su cara es un poema, la he puesto inquieta y lo sé, pero la musica clasica del lugar no me dejaría hablar claro con ella. Y... ¿Qué le iba a decir ante tremenda cagada? ¿Lo siento? No creo que fuese suficiente.

Ya la invitaré a un helado cuando llegue. Creo que eso sí lo será, y si no funciona, ya pensaré en otra cosa.

—Buenas noches, señores y señoritas. —hablo al tiempo que me acerco a tomar asiento.

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