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PAUL ESTABA ANSIOSO.

Esa mañana despertó más temprano de lo usual para arreglarse un poco sabiendo que su impronta iría a conocer a la manada y; aunque, sabía que su familia la aceptaba le daba un poco de preocupación por lo que pudiera pasar o pudieran pensar ellos de ella.

«Debería arreglar la casa» piensa antes de salir, por lo que de manera rápida regresa para acomodar un poco la sala, botando las cajas de pizza y los desechos; luego subió a su habitación y la ropa que había dejado en la cama la guarda como puede en el armario. Baja nuevamente a la cocina y la limpia lo más rápido que podía, busca el ambientador y lo rocía en toda su casa mientras que su sonrisa no se quitaba.

Su impronta lo conocería más y de cerca, por lo que quería dar una buena impresión.

Mira el reloj y se da cuenta que iba tarde, gruñe y sale corriendo a la salida para irse en su motocicleta hacia la casa de su alfa. Se había vestido con una camiseta básica negra y unos jeans del mismo color, se colocó unos zapatos y se había perfumado para el momento. Y su cabello estaba bien peinado hacia atrás, no quería arruinar su vestimenta solo por ir rápido.

Su corazón palpitaba cada vez más rápido cuando se acercaba a la casa de Sam y su lobo percibió el aroma de Accalia, incentivándolo a ir más rápido.

Aparca la motocicleta y seca sus manos con sus jeans para caminar, extrañamente, más lento; cayendo en la realidad que del otro lado de la puerta estaba su impronta.

Traga en seco y abre la puerta de la casa, siendo recibido por las risas de los presentes. Solo que la risa de Accalia fue la que lo cautivó, humedece sus labios cuando las miradas de todos se enfocan en él.

— Y ahí estás. Pensábamos que no vendrías—se burla Embry, pero Paul hace caso omiso mirando solo a Accalia, quien tenía una leve sonrisa.

—Hola, Paul.

Él parpadea varios segundos sintiéndose embriagado por la voz de ella, todos ríen por la actitud de Paul; sin embargo, él no hace caso a los demás, solo enfocando su mirada en la chica.

—Hola.

Sam sonríe divertido ante la situación y decide ayudar a su segundo al mando. —Paul, ¿por qué no le muestras a Accalia la reserva?

El susodicho agradece con la mirada y asiente. —Sería un placer. ¿Vamos?

Accalia, quien tenía su corazón acelerado, asiente también emocionada y se levanta de donde estaba para irse con Paul.

— ¿Si vieron que se arregló?

—Hasta aquí pude sentir su nerviosismo—comenta Emily divertida mientras que dejaba unos platos con comida en la mesa. —Ni siquiera se percató que hice su comida favorita.

—En ese caso, yo me lo comeré.

Mientras tanto Paul le mostraba toda la zona y le decía que ella podía caminar por todo el bosque y la reserva con toda la confianza. —Y si lo deseas, puedo acompañarte. Podemos hacer lo que quieras... —no despega sus ojos de su rostro—. Podemos ir a la push, también podemos salir a comer o si quieres ir al cine... yo, ¿estoy hablando mucho, no?

Accalia ríe mientras niega. —Para nada, creo que es lo justo. Después de todo tú también me has escuchado cuando nos reuníamos—dice con una leve sonrisa sin dejar de observar la zona, habían niños corriendo de un lado a otro. —Además, me gusta escucharte hablar, tienes una voz muy linda y en cierto modo me tranquiliza.

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐀𝐆𝐀𝐈𝐍, Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora