16.

2.4K 200 72
                                    

Reuniendo toda clase de valor, Lumine levantó una mano temblorosa para llamar a la puerta de Lyudmila. No importaba cuántas veces hubiera ensayado las palabras en su cabeza, nunca parecieron ser lo suficientemente buenas. Respiró hondo y se mordió el labio inferior como acto reflejo. A veces odiaba esperar.

Siguió un completo silencio antes de que la puerta finalmente se abriera. La capacidad de la fatui para moverse sin emitir ningún sonido era realmente impresionante y un poco desconcertante si pensaba demasiado en ello. El cabello de la mujer lucía suelto y se había quitado el equipo. Con solo una camiseta y pantalones negros, Lyudmila parecía la más casual del reino. Eso sí, tenía las comisuras de la boca hacia abajo y los ojos ligeramente enrojecidos. No estaba segura, pero podría haber estado llorando un tiempo largo y pesado.

—Oye —saludó, aunque con una tensa postura— Siento haberme largado de esa forma. Sé que se suponía que íbamos a entrenar esta tarde, pero Ekaterina puede hacerse cargo. Ella ayudará con...

—No vine aquí para entrenar. ¿Podemos hablar?

La mujer vaciló durante unos segundos antes de asentir y hacerse a un lado. Lumine hizo un gesto a sus guardias para que esperaran fuera, luego entró en la pequeña y escasa habitación. Sus ojos se posaron de inmediato en una botella de licor y un vaso lleno en la mesita de noche. Lyudmila no parecía estar borracha, pero era su plan.

—¿Tienes otro vaso? —Preguntó.

—¿Bebes?

Lumine asintió. Con una sonrisa tirante, Lyudmila fue a buscar otro recipiente. Lo llenó con solo una pequeña cantidad. 

—No bebas tanto o Tartaglia me matará por ofrecerte —dijo en respuesta al ceño fruncido e interrogante de la rubia.

Lumine no pensaba discutir. Chocaron los vasos y ella tomó un sorbo. El líquido quemó su garganta y tosió. 

—Joder —Su voz sonaba espesa y ronca— ¿Qué demonios es esto?

—Licor de Snezhnaya.

—Justo lo que necesito —Tosió y tomó otro sorbo.

La fatui hizo lo mismo, tomó un gran trago y la miró expectante. 

—Tartaglia te lo dijo, ¿no? Te contó lo que los Alberich le hicieron a mi madre.

—Todo lo que sé es que ellos son los responsables. No me dio detalles —Hizo girar el líquido en su taza y se encontró con la mirada de su amiga— Lo siento.

—No es tu culpa y no esperaba que lo supieras, ya que es obvio que no estás involucrada con esa gente.

—No, no lo estoy, pero si me hubieras mencionado a esa gente o incluso a Kaeya, te habría dicho abiertamente que es un completo imbécil. Mis encuentros fueron a través de mi padre y nunca fueron agradables.

—Ya veo. Tartaglia hizo bien al prohibirme la cena de esta noche.

Hace un par de meses, Lumine se habría quedado pálida. Su tiempo con los fatui y las pruebas a las que se enfrentó desde entonces la habían endurecido. Sabía exactamente lo que era empuñar un arma y sumergirla en carne viva. ¡Había visto cómo la vida Arseni desaparecía de sus ojos! Aunque no disfrutó del acto, encontró una sensación de alivio y satisfacción después de haber eliminado la amenaza. 

CROSSFIRE / CHILUMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora