14.

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Tartaglia apareció aquella noche, de madrugada, tal y como mencionó originalmente. Debió maniobrar de la mejor forma posible sus asuntos, pues solo le tomó unas horas. En silencio se escabulló por la habitación, sagaz como ninguno al intento de no ocasionar ningún ruido y poder velar por el sueño de la princesa que descansaba en su  cama.

Incluso se tomó un momento para echarle un vistazo tímido. Bajo el velo de la luna, su cabello platino esparcido por la colcha le invitaba a ser acariciado por sus dedos. No obstante, le sorprendió cuando se acostó y automáticamente sintió los brazos de Lumine rodeándole, dispuesta a atraparle en un abrazo cegador. Eso, bajo el manto oscuro de la noche, le hizo sonreír con cierta ternura.

Quería comérsela a besos y compensarla por el tiempo perdido.

—¿Qué haces despierta?

—No puedo dormir si no estás tú.

—Eso no es del todo cierto.

—Ahora sí.

Sus frentes se presionaron y Lumine, instintiva, levantó la barbilla para dejar que sus labios se tocasen. Como imanes, la fuerza invisible entre ellos se intensificó. Fue un gesto suave, lento y natural. Se sentían flotando en una nube.

—Lumine —murmuró contra sus labios— ¿Podemos hablar?

—Querías preguntarme algo.

Asintió. Debía elegir cuidadosamente sus palabras antes de hablar. 

—No hemos hablado de nuestras... experiencias con otras personas —tomó una pausa y volvió a pronunciarse— No nos conocíamos tan bien antes. Y no es mi intención sonar franco, pero no hay forma de evitarlo. He estado con otras personas en el pasado y...

—¿Cuántas?

—¿Cómo?

—¿Cuántas personas? —No sonaba como si quisiera acusarle, solo tenía curiosidad— ¿Fueron como...cinco?

Él guardó silencio y ella arqueó una ceja. 

—¿Más de cinco?

Seguía sin responder, aunque empezó a verse incómodo. 

—Así que mi esposo se ha estado divirtiendo...

—Algo así —admitió, luciendo algo contrito— Sin embargo, siempre he tenido y tengo cuidado. Aunque no he estado con nadie recientemente. Luego apareciste y...

El corazón de la rubia evocó un vuelco. No importa si la noche no pudiera descifrar el rubor en sus mejillas, pero ahí estaba, débil a su habla.

—¿Qué hay de esa mujer? Me hablaste de ella —mencionó, recordando esa primera noche en la azotea. Trató de sonar casual a pesar de la pequeña punzada nerviosa en su estómago— La que realmente te importaba... ¿Qué pasó con ella?

Dudó antes de decir.

—Ella no está aquí.

Y no le dijo mucho a Lumine, así que insistió: 

—¿Rompieron?

Ajax tragó saliva y sus siguientes palabras salieron tensas. 

CROSSFIRE / CHILUMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora