9.

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El camino hacia la mazmorra fue silencioso y pesado mientras los guardias escoltaban a Lumine. A diferencia de las últimas veces, no calzaba el uniforme de Lyudmila. No había necesidad de esconderse ahora que su esposo sabía acerca de sus arriesgadas visitas. De hecho, esperaba que sus pequeños secuaces le mencionaran exactamente lo que se traía entre manos mientras él no estuviese. Lumine trató jugar el rol de la esposa "obediente" el mes pasado, pero su acalorado intercambio antes de que él se fuera le abrió los ojos.

Puede que Tartaglia no fuera tan cruel en apariencia como Dottore y los demás, pero seguía siendo una pieza importante de la organización y sus tradiciones. No sabía mucho sobre su pasado, excepto que nació en Snezhnaya, fue entregado a los fatui cuando era un niño y criado por el líder. La superioridad y la rigidez estaban igualmente arraigadas en él.

Pero, ¿y si lo que le pasó a la madre de Nadia también le pasaba a ella? ¿Y si la paciencia de Tartaglia tuviera un límite? ¿Y si se quedaba y se dejaba controlar hasta el punto de no reconocerse?

Lumine pasó la mayor parte de la noche considerando la oferta de Nadia, una vez más sopesando los pros y los contras, pero estaba tan cansada... Había pasado la mayor parte de su vida luchando contra su padre y no quería parpadear y despertar con la misma historia. Todo lo que realmente necesitaba de Nadia era una salida, el resto lo podía manejar por su cuenta. Sus amigos la habían ayudado a desaparecer una vez y aunque eso no duró tanto como le hubiera gustado, podría aprender de sus errores y ser más cuidadosa.

Al entrar en la mazmorra, Lumine siguió el camino hacia la celda de Diluc. Esperó a que el guardia tomara la llave para abrir la puerta exterior. Los sonidos de engranajes oxidados rechinando rebotaron en la piedra y resonaron en el pasillo. Diluc se sentó con los brazos alrededor de sus piernas dobladas. Estaba mirando por la ventana.

Lumine exhaló un suspiro de alivio.

—Pueden dejarnos —Les dijo a los guardias.

Inclinaron la cabeza y se dirigieron a los extremos opuestos del pasillo. No podía estar completamente sola, pero al menos ellos no podrían escuchar.

—Te traje algo de cena. Es mejor que la basura que te han estado ofreciendo

El hombre se deslizó más cerca de los barrotes y tomó el plato de comida.

—Gracias —resopló tentativamente antes de tomar un gran bocado.

Dilic le lanzó a la rubia una mirada de arriba a abajo, como si se fijara en su atuendo por primera vez. Arrugó el rostro con levedad.

—¿Vas a un baile o algo así?

Las mejillas de Lumine se calentaron. Llevaba puesto uno de esos vestidos blancos y con flores. Era uno de sus favoritos.

—Uh, no... Esto es lo que uso todos los días. De hecho, robé, tomé prestado —corrigió rápidamente— el otro uniforme.

—¿Y eso? —cuestionó.

—Te dije antes que tenía que chantajear a mis guardias para que me guiaran el camino hasta aquí. Necesitaba mezclarme o de lo contrario me habría atrapado.

-—¿Atrapado por quién? —Diluc presionó, rebosante de curiosidad— Aún no me has contado mucho sobre tu situación o quién es exactamente tu captor, aunque podría hacer una buena suposición.

CROSSFIRE / CHILUMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora