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Varias hojas y unas cuantas ramas, eso fue lo que sacó de su cabello que ahora era un nido de pájaros—no dudaba que algún ave llegaría y pondría sus huevos si no deshacía la vergüenza de "peinado" que tenía—

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Varias hojas y unas cuantas ramas, eso fue lo que sacó de su cabello que ahora era un nido de pájaros—no dudaba que algún ave llegaría y pondría sus huevos si no deshacía la vergüenza de "peinado" que tenía—. Entre más tocaba y peinaba con sus dedos, peor se ponía la situación en su cabeza.

Para haber dejado la capital celestial en un apuro, su descenso hacia el reino mortal fue seguro; no había nubes o corrientes de aire que obstruyeran su camino, eso era mucho pedir al tener en cuenta su historial. Pero, oh, sorpresa.

Seguía teniendo mala suerte, a pesar de ser poca.

Nadie le comentó que Gusu era una región de climas fríos, permaneciendo nublado la mayor parte del año. Eso significa que ya no podría llegar a suelo firme con la gracia y elegancia que debía tener siendo un ser celestial.

Ya pudiendo ver en la lejanía el vasto bosque que cubría las montañas y lo que aparentaba ser una ciudad a unos dos o tres kilómetros de distancia, su ruta se desvió gracias a lo que llamaba "tropezarse con una nube". Y vaya tropiezo que tuvo, su cuerpo fue lanzado metros y más metros lejos de su meta.

Al menos el destino tuvo compasión de su pobre alma. En vez de estrellarse contra el duro suelo, la caída fue amortiguada por un frondoso y denso árbol. Cómicamente, después de romper y caer a través de las ramas del árbol en el proceso de su caída—que no era pocas—, quedó colgando de sus túnicas a centímetros de la tierra.

Que bien empezaba su día, perfecto.

Sin más opciones a su alcance, tuvo que moverse como perro mojado hasta liberarse y consecutivamente caer a la tierra. Cuando lo logró, agradeció que aquella cinta que envolvía su brazo fue lo suficientemente rápida para reaccionar y agarrarse de una rama, evitando la caída de su maestro.

    ── Gracias Rouye, no tenías que preocuparte.── No recibió respuesta que pudiera escuchar pero si sintió como la tela se enrollada de vuelta en su cuerpo, ejerciendo presión, como si quisiera decir lo contrario a lo antes dicho por si mismo.

No le tomó atención a eso, viendo que gracias al pequeño desvío que había tenido antes, su trabajo se había complicado. No quería parecer un loco que escapo de su hogar y ahora vivía en lo salvaje. Pero, si pensaba bien, después de la caída de Xianle, no estaba muy diferente a cómo se encontraba ahora.

Buscando su inseparable sombrero de bambú, caminó rumbo al pueblo que antes divisó en el aire. No estaba lejos, así que según sus cálculos llegaría en el wei shi al pueblo, lo que se resumía en una hora de caminar por densa vegetación y un camino terroso.

Volviendo a la realidad, ya había pasado un tiempo desde el accidente cuando finalmente vio lo que parecían ser viviendas. Aceleró su paso con una gran sonrisa que recién nacía en sus labios, mostrando la perfecta dentadura que tenía.

YUANFEN | Lan Wangji x Xie LianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora