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       ── ¿Eh, disculpa?─ Llevó una mano a su nuca, rascando esta tratando de esconder el molestar de estómago que la pena le estaba causando

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── ¿Eh, disculpa?─ Llevó una mano a su nuca, rascando esta tratando de esconder el molestar de estómago que la pena le estaba causando. Una sonrisa con la que sus párpados se cerraron fue lo mejor que puedo hacer con su rostro, manteniendo aquella recta postura que no flaqueó por lo tenso que se puso cuando le escucho hablar.

Abrió un ojo cuando no recibió respuesta, asustándose con la repentina cercanía del extraño que estuvo siguiendo y su penetrante mirada que le estaba juzgando. Oro, eso fue lo primero que pensó al ver el bello color de sus ojos, que con la luz de la luna que lograba pasar entre las hojas de los árboles, se iluminaba con un leve brillo.

De cerca pudo admirar mejor su rostro, el cual no había visto antes pero, admitía que le sería difícil de olvidar. Podía decir que tenía un carácter recto, como su mandíbula y nariz, aunque dudo al ver su estado. El leve rosado de sus mejillas le estaba traicionando si intimidarle era lo que quería, pues no parecía estar en sus cinco sentidos como para defenderse y luchar.

Sin embargo, una fría brisa hizo que volviera a la realidad. Sus rodillas se dieron por vencidas cayendo al piso con un seco sonido, dejando salir el aire que contuvo en sus pulmones de forma brusca. Se levantó y sacudió el polvo de sus túnicas, volteándose para prestar su atención al desconocido que se estaba yendo, lejos de su campo visual.

── ¡E-espera!─ Llamó, pero no obtuvo respuesta. No se quedó parado sin hacer nada por mucho tiempo, levantando su brazo, dejando que la cinta blanca volara en el aire directo a su víctima, viendo el cuerpo ser envuelto por esta misma y terminar cayendo al piso.

Se acercó al cuerpo qué pasó de estar sereno a volverse un gusano que se arrastraba y luchaba por su vida. Se agachó a su altura, queriendo volver a ver su rostro. Examinando de mejor forma su cuerpo se dio cuenta que un unas pequeñas manchas rojas empezaron a aparecer en su espalda, asustándose por eso.

Se empezó a sentir culpable, sabía que la cinta blanca no era capaz de hacer eso cuando no le había pedido que atacara a la otra persona. Quería ayudarle, al menos llevarle a su hogar o acompañarle para que no se lastimará en el camino, ¡esa era la razón por la que lo siguió en el primer lugar! Las cosas dieron un giro de 180 grados repentinamente, y Xie Lian ciertamente no pensó que se metería en una situación como esa.

Se debatió internamente por un corto segundo cuando vio aquel brillo pasar por la esquina de su ojo, observando una mariposa plateada que ahora reposaba en el dorso de su mano. San Lang, su confidente y gran amigo, justo a quien necesitaba en ese momento.

── San Lang, siempre es bueno verte cerca.─ Levantó su brazo y acercó a la criatura cerca de su rostro, hablándole con una sonrisa. Vio otras dos más acercarse y río bajo al sentir su aleteo cerca de sus mejillas. Por un momento olvidó que tenía a una persona retenida y en el proceso de escaparse.

YUANFEN | Lan Wangji x Xie LianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora