Capítulo X - Barcelona (Parte 1)

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¡Hola! Pues sé que no he hecho muchos comentarios hasta la fecha, pero me gustaría mucho saber sus opiniones de la novela, si os gusta y tal. Les estaría muy agradecida de manifestarse :) 
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Habían pasado uno 4 o 5 días desde la cena en nuestro piso. Viajábamos a Barcelona en el coche de Emma, Luisana era su copiloto, mientras yo simplemente me dedicaba a tener puestos los cascos y seguir pensando en el último episodio que había vivido con Rubén. Habíamos planeado este viaje desde que Catalina había tenido que mudarse acá. Emma y Luisana cotillaban animadas, mientras yo me perdía entre los acordes de la guitarra que sonaba en mis oídos. Recordar su expresión al momento en que me negué a continuar el rollo era terrible, sin embargo mi cerebro era cómplice de mi culpa y repetía la escena una y otra vez. ¿Quién en su sano juicio no habría querido follarse a un tio como Rubén? Pues nadie más que yo. Y la verdad tenía claro que el problema no estaba en él, el problema estaba en mí, en el terrible y profundo miedo que sentía de volver a pasar por lo mismo otra vez. Mi vida sexual no tuvo el mejor comienzo que digamos, una adolescente de 17 años no tiene muchas referencias de lo que es el sexo, más que las experiencias de tus colegas te pueden ofrecer, y ese había sido mi caso. Llegué a mi primera vez sin saber qué hacer, y terminó siendo una experiencia que no quería volver a repetir tampoco, el tio en cuestión había hecho y deshecho a su antojo, y yo ni siquiera había disfrutado en lo más mínimo. Con el consuelo y consejo de mis amigas, logré volver a entregarme a otro tio, que si bien las experiencias sexuales que viví con el no fueron para nada traumantes, estuvieron muy lejanas a ser una fuente de placer, ya para el término de esa relación estaba resignada a que jamás tendría un orgasmo real, estaba destinada a fingir mis gemidos para la eternidad, y los tios siguientes no habían hecho mucho por demostrarme lo contrario, pero ese no era mi real inconveniente en el caso de Rubén, que por lo demás, me había hecho sentir más cachonda que cualquiera de mis ex novios en una hora y en mi propia casa.  

- Estamos por llegar - Anunció Emma sin quitar la vista del camino.  

- ¡Qué emoción! Tengo unas ganas terribles de ver a Catalina - Comentaba Luisana.  

Si bien todas éramos amigas, Catalina y Luisana compartían el mismo vínculo que compartíamos Emma y yo, mejores amigas, casi hermanas, confidentes. 

Pero no me desviaré del tema, es hora de afrontarlo. Hace unas 4 o 5 parejas atrás, comenzaba a hacerse común el mismo fenómeno, cada vez que me proyectaba con un tio, o incluso sin siquiera proyectarme, bastaba el hecho que llegara el momento de tener sexo, tenerlo, para que la relación comenzara a decaer. O a mí me dejaban de gustar totalmente, o ellos se alejaban sigilosamente hasta perder completa comunicación conmigo. Todas estas situaciones en conjunto habían formado este "Miedo" a tener que llegar a follar con alguien que me gustara realmente.  

- ¡Daniela! Tía, que estás pálida. ¿Te sucede algo? - Emma me miraba por el retrovisor.  

- Qué no, joder, estoy de puta madres - Le mentí, y obviamente por la mirada que me lanzó por el retrovisor, no me creía. 

Llegamos con el "GPS" del Iphone 5S de Emma a lo que debía ser el edificio del piso de Catalina, yo poco y nada entendía de móviles, el mío ni siquiera tenía para internet, pero confiaba fervientemente que el de Emma no nos había traicionado. 

- Catalina dice que bajará en un momento para ayudarnos con el equipaje - Comentó Luisana, que al parecer estaba hablando por "Whatsapp" con Catalina. 

- ¡Muero de hambre! - Emma bufó. 

- La verdad es que también tengo hambre - Comenté.  

- Pues bajamos las maletas y nos vamos a algún Mcdonalds - Emma me miró emocionada. 

Como eran vísperas de Navidad, traíamos el auto de Emma lleno de regalos para intercambiar entre nosotras, era por esta razón que bajar el equipaje nos hacía sentir tan terrible. Luego de un emotivo reencuentro con Catalina, a la cual habíamos visto hace no más de 9 días, subimos las maletas y bolsas de regalos al piso, para luego disponernos a buscar un lugar para cenar.  

- ¿Le has avisado a Mangel que pasarías las festividades en Barcelona? - Le pregunté a Emma. 

- Que no lo he hecho, pero tampoco es como que le importara mucho, creo que volvería a su pueblo natal por festividades - Aclaró ante mi duda - ¿Qué hay de ti? ¿Avisaste a Rubius? - La pregunta hizo que un escalofrío atravesara mi espalda. 

- No he hablado con él en días - Me encogí de hombros. 

- ¡Anda! ¿Y no le has llamado? - Preguntaba sin enterarse de lo que había pasado la última noche que habíamos estado juntos.  

- No - Respondí seco para que se diera cuenta que el tema no me apetecía. 

Paseamos en silencio por las calles de Barcelona, era ya 24 de diciembre, por lo que todo estaba adornado en plan Navidad, Papá Noél, pinos nevados, muérdago y demás. Almorzamos en el primer Mcdonalds que se cruzó en nuestro camino, y volvimos al piso para preparar entre todas lo que cenaríamos en la noche. Cuando ya daban las 10 mi móvil sonaba en la habitación de Catalina, corrí a buscarlo pensando que podría ser Antonio, o de la productora, quizás hasta podía ser mi Madre, pero en realidad era un número desconocido. 

- ¿Diga? - Contesté extrañada. 

- ¿Daniela? - Me contestó una voz que no reconocí debido al bullicio de las chicas en el salón. 

- Perdón pero ¿Quién es? La verdad es que no me entero. 

- Vaya muayaya, no hablamos en 2 días, y ya te olvidas de mí. - Era Rubén. 

- Rubén, lo siento, no reconocí tu voz...  

- Vale, vale, que no es problema - Escuché como reía tras la línea - ¿Cómo estás?  

- Estoy bien - Mentí, estaba nerviosísima - ¿Qué hay de tí? 

- Pues nada, que he estado ocupado por las cosas del canal, y me di cuenta que no tenía tu móvil, y pues... Le he pedido a Mangel que lo consiguiera con Emma. 

- Sí, bueno si no lo he mencionado antes es porque casi no uso el móvil... 

- ¡Pero pronto lo tendrá que usar más! - Emma entraba a la habitación - Venga, que ya vamos a cenar - Dijo haciéndome muecas y señas para que Rubén no escuchara y pensara que era descortés.  

- Saluda a Emma de mi parte - Comentaba él divertido. 

- Rubén te manda saludos - Le comenté haciendo una mueca de aprobación a lo que me había dicho. 

- Pues llamaba para ver si tenías planes esta noche, la verdad es que tengo muchísimas ganas de salir y no pude pensar en nadie más que en ti para pasar la noche vieja... - Pude sentir la vergüenza en sus palabras, si le conociera un poco más me atrevería a decir que estaba totalmente sonrojado tras el móvil. 

- ¡Rubén! Esto... Estoy en Barcelona, y...  

- ¡Venga! Qué imbécil fui al pensar que no tendrías planes... Tranquila, lo entiendo... No molesto más, ¡Qué disfrutes! - Y colgó.

Tras el lente. (Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora