Capitulo X - Destino.

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Independiente a todos mis esfuerzos por no entablar una conversación con Daniela aquella noche, fallé. Bastaron unas copas de más en mi cuerpo para soltar toda la rabia que tenía dentro, y esperé el momento preciso, en el que el gringo se alejó de ella, para soltar la bomba.

- Así es que ese es el gilipollas que te tiene tan feliz - Le abordé.

- Estás borracho, que no mantendré esta conversación contigo ni ahora, ni en este lugar.

- Pues si quieres nos vamos a mi piso, que ahí además de conversar te puedo recordar por qué estabas conmigo - Dije sin vergüenza alguna, maldito alcohol y la puta que lo ha parido.

- Creo que Katherina estaría más dispuesta a esa invitación - Comentó con un dejo de enojo.

- Quizás sí... ¡Qué mona es Katherina! Me molaba un montón la idea de salir con ella.

- ¿Y ya no te mola la idea? - Dijo separándose de la barra.

- No, porque ahora estás tú, y si estás tú no tengo permiso para hacer de las mías - Juré haberlo dicho en un tono de broma, casi para que ella se descojonara, como siempre lo hacía... Pero a juzgar apor la expresión de su rostro, creo que había sido más rencor, que gracia.

- ¿Ah sí? Pues qué raro pedazo de gilipollas, porque según recuerdo aun estando conmigo hacías de las tuyas con todas las putas que te tiraban las bragas en la cara ¡Que suerte he tenido de terminar de una vez por todas contigo! - Dijo completamente alterada.

No sé si fue producto del alcohol, o quizás tenía demasiadas emociones guardadas hace muchísimo tiempo, pero sus palabras por lo bajo hirieron cierta fibra que no tenía claro que existía en mí.

- ¡¿Ah si?! ¡Pues me alegro haber declinado de la idea de ir a buscarte a Barcelona! ¡Que aunque lo hubiera hecho te habrías quedado con el gringo gilipollas! - Le dije totalmente alterado, tanto así fue que un círculo se personas se había formado alrededor de nosotros, con miedo quizás que terminara haciéndole daño a la indefensa imagen que tenía mi ex novia.

- ¡Eres una mierda de persona Rubén! - Dijo justo en el momento en que el contenido de su vaso me mojó toda la cara.

- ¡Ostia, mis ojos!

- ¡Te lo mereces por gilipollas! - Supuse que dijo entre lágrimas por el tono de su voz, puesto que estaba totalmente ciego por el contenido alcohólico de la bebida.

- Debo pediros que os retiréis del recinto - Una voz ronca, quizás un guardia nos pidió amablemente.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué tendría que retirarme yo si ha sido ella la que me ha aventado el vaso en los putos ojos? - Dije mientras sentía la presión de la mano del guardia en mi antebrazo.

- Señor, es mi trabajo, no me lo haga más difícil.

- ¡Te lo has buscado! - Gritaba Daniela.

En menos de dos minutos estábamos fuera de aquel lugar, solos, ni Katherina, ni el gilipollas de su novio habían presenciado el incidente.

- ¡Te odio Rubén! - Me empujó, aún no podía ver bien, ni siquiera abrir los ojos.

- ¡Cálmate ya! - Dije haciendo mi último intento por limpiar mis ojos.

- ¿Te duele mucho? - Me preguntó compasiva después de un momento.

- Me arden, sí.

- Déjame ayudarte - Oí como revolvía las cosas de su bolso, para terminar limpiándome con pañuelos desechables - Ya está, déjalos cerrados unos momentos más.

- Gracias...

- ¿Por aventarte el vaso? - Se rió nerviosa.

- Por ayudarme a limpiarlos - Dije al fin pudiendo abrir los ojos.

Tras el lente. (Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora