diecisiete

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—¿Puedes decirlo sólo una vez?

—No. —Zhan comía el helado de vainilla que recién se había comprado. Igualmente había comprado uno para Yibo, pero él parecía más entretenido molestándolo mientras ensuciaba su rostro con helado de chocolate.

—Dilo, anda. —dejó otra pequeña mancha en la mejilla del pelinegro, que pacientemente la limpiaba con la manga de su suéter.

—No te volveré a comprar un helado jamás. —le miró mal antes de ser ensuciado una vez más.

—Dilo sólo una vez. —pidió con una sonrisa.

—No quiero. —lamió su helado intentando ignorar al contrario.

—¿Por favor?

—No lo haré, Yibo.

—Zhan-ge... —abultó sus labios, inconforme. —Sólo dilo una vez, y te dejo de molestar.

—Bo-di, ¿por qué quieres que te diga algo que ya sabes?

—¿Cómo puedo saberlo si nunca me lo has dicho?

—Y no lo haré.

—Por favor, por favor, por favoooor. —llenó de manchas de helado el rostro del mayor.

—Yibo, métete tu helado p-

—Zhan-ge... ¿Por favor? —sonrió inocente, picando con su dedo un costado del castaño, quien rió por las cosquillas que le provocó.

—Yibo...

—¿Sí? —volvió a picar uno de los costados de Zhan, y al no recibir respuesta, repitió su acción. Lo hizo una y otra vez, haciendo reír a Zhan hasta dejarlo sin aliento.

Zhan suspiró con una sonrisa, rendido.

Yibo se detuvo para observar la linda sonrisa del castaño, con el rostro un poco rojo de tanto haber reído.

—Idiota. —dijo el mayor mientras tomaba su mochila y se levantaba de la banca de aquel parque.

—¿A dónde vas? —preguntó confundido.

—A casa.

—Pero... —Yibo observó la hora en su celular, debía aceptar que ya era un poco tarde. Suspiró desganado, realmente no quería separarse de su Zhan-ge. —Está bien... ¿Puedo acompañarte a casa?

—Nop. —dijo sonriendo, y se acercó al pelinegro, que seguía sentado en la banca del parque. Tomó su rostro delicadamente con sus manos y plantó un suave beso en sus labios.

Acto que sorprendió a Yibo, y es que Zhan cada día se volvía menos tímido con el tema de los besos.

Y ahora era Yibo el que se ponía nervioso cuando Zhan lo besaba, se sentía casi irreal.

El castaño se separó de sus labios con una sonrisa, lo tomó de los hombros y buscó conectar sus miradas. Entonces pronunció las palabras por las que Yibo le había estado molestando toda la tarde.

—Me gustas.

Y el pelinegro lo miró embelesado, imaginando que podía ser un sueño.

—Me gustas mucho, mucho, mucho. —admitió de nuevo, con sus mejillas ardiendo.

Dejó un último beso fugaz en los labios del contrario antes de embarrar el resto del helado en la nariz de éste, para después salir corriendo de aquel parque, dejando a Yibo con el corazón agitado y helado de vainilla escurriendo por su rostro.

blush ✦ yizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora