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—Toma asiento Jooheon— indicó un apuesto hombre con una sonrisa en su rostro.

Estaba al frente de su enorme escritorio de cedro, sentado sobre el borde, cruzado de piernas, con sus manos entrelazadas descansando sobre sus muslos, vestía una camisa blanca arremangada hasta los codos, chaleco de vestir gris, pantalón formal, zapatos color café bastante elegantes sin cordones, en su lugar tenían unas hebillas. Su cabello era corto de un tono castaño oscuro, perfectamente peinado en forma de libro abierto le daba un toque distinguido e impecable. Su piel aceituna le hacía lucir sexy y varonil, sin olvidar lo atractivo y alto que era.

—¿Quizás vieron las noticias de esta mañana? o talvez ya se hayan enterado de todo de alguna u otra manera— dijo Jooheon sentándose sobre un sofá, el cual estaba al lado de un enorme ventanal que ofrecía la mejor y más hermosa vista de Seúl.

—¿Por que? ¿hay algo que tenemos que saber?— preguntó un hombre bastante guapo, situado al costado del moreno, tenia un cuerpo fornido y fuerte, su cabello negro bien peinado y lacio. Su aspecto era como el de un dios griego, tan varonil, tan pulcro y bello. Estaba vestido un poco similar al moreno sólo que este no tenía chaleco y sus zapatos eran unos Oxford negros.

—Así que quieren ir al grano eh— sonrió ladino Jooheon apoyando su espalda al respaldo del sofá.

—Sin rodeos, si tenemos que enterarnos de algo, haznoslo saber ya— dijo el castaño en tono afable, mirando a Jooheon curioso mientras se paro del escritorio.

El pelinegro solo asintio intranquilo.

Antes de hablar, Jooheon suspiro pesadamente, se paro de su asiento e introdujo sus manos a los bolsillos de su pantalon.

—Encontraron un cadáver en una de las calles de la ciudad.

—¿Quién?— preguntó el castaño de inmediato.

—El tipo que tenía deudas con el casino, no quería pagar, así que, ya saben les pareció de lo más fácil acabar con el.

—¿Al menos dio el dinero?— despreocupado interrumpió el pelinegro como si no le importará nada más.

El moreno giro los ojos y volteó a verlo burlonamente.

—¿Quien lo hizo?— volvió la mirada a Jooheon—. ¿Quién demonios lo mató? No fue alguien inteligente por lo que dices.

Jooheon rio divertido ante el comentario.

—Changkyun— contesto.

—Como siempre, inteligente y estúpido a la vez— el pelinegro nego con la cabeza a la vez que posaba sus manos sobre su cintura.

El de cabellos rojos no pudo evitar reir nuevamente, bajo la mirada al piso y se echo al sillón con suma tranquilidad.

—Hoseok, llama a kihyun, el sabe perfectamente que hacer, no queremos que esto se vuelva más grande— rodeó su escritorio llegando detrás y se sentó sobre la silla giratoria que permanecía allí.

Inmediato vacío su bolsillo trasero de su pantalon, con su celular ya en la mano, llamo al susodicho asignandole órdenes tales, como; dar una generosa cantidad de dinero. Policía, prensa, televisión, uno a uno que pudiese involucrase en ello, estaría bien silenciado.

—Listo, en un par de horas todo estara resuelto— hablo finalizando la llamada y al mismo tiempo devolvía su teléfono al bolsillo de su pantalon.

—Me temo que eso no es todo— expreso Jooheon mirando a los presentes.
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—Mis hombres vendrán en un mes, ni un día de retraso, soy bastante exigente cuando se trata de mi dinero— aclaró.

Love or Hate [Changkyun & Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora