– Mira lo que provocaste Guaripolo– Dijo Mario Hugo en tono molesto.
– oOh, lo siento, no fue mi intención interrumpir su bella confesión de amor. – Contesto el de cabello anaranjado.
Bodoque luego de estar 4 largos segundos en silencio mirando la nada pareció decidirse al fin por ir a buscar a Tulio.
– Muy bien, voy a buscarlo. Ninguno vaya a interrumpir cuando este hablando con el o los golpeo con mi guitarra. – Dijo el conejo de manera seria.
– Me pregunto si en algún momento en verdad habrá golpeado a alguien con su guitarra... – Susurro Mario Hugo al ver a Juan Carlos irse.
– No lo sé, pero lo mejor sería no ponerlo a prueba... el tío Bodoque es capaz de todo. – Respondió Patana.
Unos minutos después...
Bodoque ya había buscado por todo el lugar pero no había conseguido encontrar a Tulio. Le pregunto a los tramoyas si lo habían visto salir pero estos le dijeron que nadie había salido. Por lo que era evidente que Tulio estaba fuera del estudio pero aún dentro del edificio.
Fue a la parte de la bodega para revisar una vez más.
– Bien Juan Carlos, piensa, Tulio es grande y no es muy listo que digamos así que dónde puso haberse escondido que aún no lo encuentro? – Pensó el conejo.
Necesitaba estar calmado si quería encontrarlo.
En ese momento de silencio escucho un suave respiro entre cortado que venía de detrás de unas cajas.
Se asomo a ver de quien se trataba, y pudo ver a Tulio, quien estaba sentado en el suelo llorando con la cabeza gacha.
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– Así que, aquí estás. – Dijo el conejo rojo.
– B-Bodoque!... Yo no... No estaba... – El de ojos color limón intento disimuladamente limpiarse las lágrimas.
Juan Carlos se sentó a su lado.
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