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—Es la primera vez que visito un zoo —comentó Crocodile tras dar un sorbo a su lata de refresco que había comprado en una tiendecita ambientada con palmeras.
—¿Sí? Me lo hubieras dicho antes; te hubiera llevado aquí en nuestra tercera cita —respondió Doflamingo con una sonrisa. Croco rio.
—¿Y por qué la tercera exactamente?
—Porque la primera y la segunda fueron perfectas, pero la tercera...
—¿En la tercera nos pilló la pasma y tuvimos que robar un coche para escapar? —terminó la frase el pelinegro.
—Me has quitado las palabras de la boca.
—Me gustaría quitarte algo más de esos preciosos labios tuyos —ronroneó el moreno, lo que hizo que Doffy pusiera los ojos en blanco tras sus anteojos rosados.
—Delante de los pingüinos, no, Croco —bromeó.
Cogidos de la mano, pasearon por el recinto, visitando hábitats de mamíferos, aves y reptiles. Todo un detalle que no estuvieran encerrados en jaulas pequeñas; tenían la mayor libertad posible para garantizar el confort de los animales.
—Eh, Croco, mira. —Doffy señaló a un pantano—. Ese se parece a ti.
Un cocodrilo emergió del agua con ojos cansados y se los quedó mirando fijamente, con el agua resbalando por sus escamas y su hocico.
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—¿Estás de coña? —El moreno arqueó una ceja.
Doffy se sujetó el estómago con una mano, doblándose en un ángulo de 90 grados para soportar el ataque de risa que le había provocado su reacción.
—¡Si sois clavaditos! Mira, tenéis la misma cara de mala leche.
Y, si te fijabas bien, Doffy tenía razón: Croco y el cocodrilo (válgame la redundancia), tenían la misma cara de pocos amigos. Al animal le faltaban las cejas para fruncirlas, poco más.
—¿Ah, sí? Pues... —Miró alrededor y señaló a otro hábitat—. Ahí tienes a tu primo lejano.
Doffy se secó las lágrimas y se irguió para mirar a dónde señalaba.
—Qué original, Croco...
Un flamenco rosa los observaba con aires de superioridad.
—Creo que nos está juzgando... —musitó Croco.
—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó el rubio.
—Porque pone tu misma cara.
—¡Serás...! —Se le fue a abalanzar al cuello, pero una paloma pasó por delante y robó las gafas de Doffy—. ¡Pero bueno! ¡Mis gafas! —El rubio metió una mano en el bolsillo interior de su chaqueta.
—Pero no saques la pistola aquí en medio, animal —musitó entre dientes, su cigarro temblando entre sus labios cuando hablaba.
—Ah, cierto. —Recordó que estaban en un lugar público y la guardó—. Has tenido suerte por ahora, paloma...
El pájaro sobrevoló el zoo con las gafas de Doffy entre sus patas y las dejó caer encima del hábitat de los flamencos, y le cayeron perfectamente en la cabeza al flamenco de antes.
—Guau... El parecido es increíble —susurró Croco de nuevo.
Doffy rechinó los dientes y apretó los puños.
—¡En absoluto!
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Iba a dibujar yo misma al flamenco y al cocodrilo, pero por suerte encontré unos fanarts mejores xD (los míos hubieran quedado peor, así que mejor jaja)
Terminamos la week (tarde, pero se termina) con otro cap parodia porque me pueden estos dos
