vivir, amar, recordar

Leves dudas, grandes recompensas.

Alguien reía, era una risa encantadora que le hizo sentir algo cálido en el pecho y entonces la vio, una mujer de cabello castaño claro estaba de espaldas, vistiendo unos pantalones celestes y una blusa blanca de mangas recogidas hasta por encima de los codos. Su largo cabello estaba recogido en un moño alto. Con cuidado se acercó a esa mujer dándose cuenta que era muy grande, y entonces cuando su pequeña mano la jala un poco del pantalón se dio cuenta que la mujer no era grande, ella era la pequeña. La mujer volteó y unos grandes ojos azules le miraron con ternura para cargarla dejando a un lado la comida, de repente otros brazos se suman al abrazo, un hombre de cabello más oscuro que el de ella y de rasgos orientales, su manita tocó la mejilla del hombre que tomó su manita y la besó, luego recibió un beso en la mejilla de la mujer que le sonreía.

-Mi pequeña Bridgette...

Todo se volvió blanco y ahora quien la sostenía en los aires mientras reía era un gran hombre con delantal y a lado de él estaba una mujer bajita de sonrisa amable y en sus brazos estaba una niña muy pequeña que le miraba con grandes ojos azules como el cielo. El hombre la volvió a alzar mientras reía viendo que estaban en una cocina.

-¡Así se hace Bridgette! Nuestra pequeña chef estrella.

Todo volvió a ser blanco y ahora estaba en un parque y a lo lejos bajo un árbol donde se estaba llevando a cabo un picnic unos cuatro jóvenes a los que no podía verles bien le llamaban, a lado suyo una chica de coletas pasó corriendo con un joven rubio de chaqueta blanca de manga corta, corren hasta reunirse con esas personas sin poder verles la cara y entonces una mano se posa en su hombros y al voltear solo puede ver a la persona de la nariz hacia abajo, vestido demasiado formal y con una sonrisa hasta que pone frente a ella una hermosa rosa roja.

-Feliz cumpleaños my lady.

Bridgette despertó y se sentó en su cama, se sintió desorientada por un momento hasta que recordó que ya no estaba en la azotea, se levantó y fue al baño para lavarse la cara y quitarse todo el sudor que tenía encima, la cabeza le daba vueltas y antes de poder reaccionar vomitó lo que quedaba de su cena. Se deslizó por la puerta hasta caer en el suelo del baño donde se recostó sintiendo el frío suelo de azulejos reconfortarla un poco.

-¿Por qué me pasa esto?- se preguntó ante esos recuerdos.- ¿Por qué ahora estoy recordando?- se quejó la chica que ya se había hecho a la idea de que no iba a poder recordar nada. Se quedó en posición fetal en el suelo un largo rato, no pudiendo dormir el resto de la noche.

El alcalde desayunaba con sus hijas, orgulloso de que ambas llevasen bien las riendas del hotel, sin saber que en realidad su hija menor era quien hacía todo el trabajo.

-Bueno mis pequeñas, ¿hay algo que quieran contarle a su padre?- Chloe que picaba algo de fruta mientras leía el diario en finanzas fue la primera en hablar.

-Voy a estar el próximo sábado indispuesta, iré a ver una nueva exposición de arte del otro lado de la ciudad.

-Ah, supongo que con ese joven.- dijo el alcalde con cierto tono despreciativo a lo que Chloe ya estaba acostumbrada.

-Sí, con MI novio.- dijo Chloe sin mirar a su padre y concentrada en el periódico, el alcalde hizo un gesto en los labios. De inmediato Claudia habla.

-Pues yo tengo una noticia que te encantará papi. Oficialmente salgo con Félix Agreste.- el alcalde exclamó de felicidad al escuchar esa noticia, después de todo el joven Agreste venia de una familia de su misma clase social y de gran renombre. En cambio Chloe dejó su periódico para ver incrédula a su hermana que parecía haber dicho la locura más grande todas.