Capítulo diecisiete (1/2)

1.4K 162 16
                                    

Era sábado muy temprano en la mañana. Yibo no pudo dormir después de todo. La «conversación» que había tenido con Zhan la noche anterior lo había dejado pensando en muchas cosas, cosas que le hicieron recordar su estadía en Nueva York.

Reía al recordar que muchas chicas y chicos caían a sus pies con tan solo una sonrisa suya. Jamás pudieron tocarlo ni tenerlo, y las razones eran demasiado simples. Gracias a que la empresa de su hermano se había involucrado en la venta de electrodomésticos para la casa de principal guardaespaldas del primer ministro, pidió a cambio seguridad para su familia. Eso lo implicaba a él y a sus tíos. También recordó lo pequeños «choque y fuga» que había tenido con varios chicos, más chicos que chicas, pero todos esos se iban cuando descubrían las verdaderas intenciones qué él tenía. Soltó una risa nasal estando acostado en su cama, acomodándose para tratar dormir nuevamente hasta que su celular sonó en un tono de llamada que ya distinguía. No se detuvo a mirar quién llamaba y solo contestó.

-Hola, hermanito.

-¿Cómo vas por allá?

-Sí, yo también te extrañé mucho y te disculpo por no haber escrito ni llamado durante, cuánto... ¿Dos o tres semanas? -habló sarcástico.

-Escucha, sabes que te extraño cada día, pero entiende que estoy demasiado ocupado para llamarte y regreso muy cansado a casa como para poder escribirte y dormir para ver al día siguiente si me respondiste.

-Está bien. Entiendo -Yibo hizo una pausa para rodar los ojos y sonreír-. ¿Alguna novedad?

-No desde que te fuiste. Trabajo, trabajo y más trabajo.

-¿También sabes que son las cinco de la mañana aquí?

-No creí que contestarías, so...

-¿So? ¿Es enserio? -carcajeó por el acento bilingüe y la tan sola unión de ambos idiomas.

-¿Qué? -Hai-kuan rió. -Te llegas a acostumbrar demasiado cuando lo escuchas todos los días.

Yibo aún tenía las inmensas ganas de reír y hablar raro de su hermano, pero no iba a arruinar ese momento. Sería una mierda de persona, pero si se trataba de su familia, nunca. -¿Tienes planeado tomarte un tiempo para venir?

-BoDi, soy el jefe. No puedo ni tomarme un segundo para pestañear porque puedl perderme de algo importante.

Yibo se tensó, apretando sus labios y sentándose en su cama. -Entonces jamás vendrás, ¿no es así?

-Hey, hey, tranquilo. Mira, este año te gradúas de la universidad y me contaste que tus amigos también. Estaré ahí ese día, lo prometo.

-¿Enserio?

-Sí, créeme. Además, justo para ese momento debo viajar a China por trabajo. Me quedaré buen tiempo y puede que me perdonen la vida para pasar un tiempo contigo.

-Eso es grandioso, no puedo esperar. Enserio te echo de menos, hermano -la voz de Yibo se suavizó un poco en esa última frase.

-Yo igual -se escuchó un pequeña risa a través del celular-. ¿Sabes qué? A la mierda. Hoy me voy temprano, me dejarán vivir por eso.

-¿Estás seguro? Lo que menos quiero es hacerte un problema.

-A mis trabajadores les sorprenderá que me tome mi primer salida temprano, pero más allá de eso no pueden reclamarme. De hecho, dirán que es una buena idea.

Yibo escuchó al otro lado de la línea que se movían papeles y se presionaban botones de teclado. Supo que Hai-kuan hablaba enserio. Río por eso.

-BoDi, debo colgar. Es mucho ajetreo tener que bajar y me faltan guardar unas cosas. Te llamo cuando esté en casa.

Tentando al pecado [Yizhan +18] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora