-"Mierda. ¡Mierda! ¡MIERDA!"
Mantuve con firmeza mi postura y mi imagen. Aún no sé exactamente cómo logré hacerlo, pero la semilla plantada en el joven Tobías es más fuerte y más aprovechable de lo que esperaba.
No es fuerte, no es inteligente, no es carismático, pero tiene algo muy especial que lo pone muy por encima del resto, un espécimen digno de la Cuarta Qlifa:
¡Su pasión! ¡Su esfuerzo! ¡Su FRUSTRACIÓN! ¡SU ODIO!
Aún así, esto es un inconveniente... ¡MIERDA! ¡Mi maldita Primera Qlifa a la basura! Pyhtias era ideal para ese puesto. Encontrar un receptor para la Primera Qlifa cuando andaba buscando la Cuarta fue como si me tocase la lotería, maldita sea...
No importa. Cambio de planes, haremos una modificación en el proyecto. Ese zagal tendrá que pagar por lo que ha hecho, por supuesto. No puedo permitir que vaya por ahí matando a mis portadores. Sería terrible que le hiciera algo malo a la Segunda y la Novena. Pero no será ahora.
Tengo que explotar ese odio y esa energía. Tengo que regar esta planta para que crezca hasta convertirse en un poderoso árbol que me dé sus frutos.Miro mi reflejo en el espejo. Reflexiono. ¿Cuál debería ser el siguiente paso a dar? Premiaré a Tobías, por supuesto. Pero debo mantenerme al margen. Debo mantener la sutileza.
Al dar media vuelta, me reajusto mis gafas y mis guantes acercándome a paso firme hasta Onai. La niña me mira con la misma inocente cara de estúpida ignorancia. Onai es buena, es útil, y lo seguirá siendo mientras siga así de obediente.
Acaricio un poco su mejilla y le revuelvo el pelo. Eso le gusta, y la mantiene contenta. Joder, no empecé este proyecto para hacer de canguro, necesito hacer más avances. Tres Qlifas no me valen si no tengo a las otras siete. Tengo que apresurarme para alcanzar a la Cuarta...
Espero grandes cosas de ti, Tobías.
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Donde Mueren las Estrellas
FantasyLa magia está muriendo en el reino de Feigrland. Sólo unos pocos lo han notado, pero las estrellas son cada noche más escasas y el color del cielo está tomando un tono carmesí alrededor de la Luna roja. Muchos sacerdotes hace días que perdieron sus...