La verdadera ley del más fuerte

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Agh... Mi cabeza... Me duele todo... ¿Dónde estoy? Oh. Es el dormitorio. Como un eco distante, oigo el resonar de la campana. 1... 2... 3... 4... 5. Son las 5 de la mañana. Hora de levantarse y empezar a trabajar. Me quedan 4 años hasta la graduación, y tengo mucho que hacer. Se acabó entrenar como un desgraciado sin rumbo. Ahora sé exactamente lo que tengo que hacer. Miro hacia el exterior. Se aproxima una tormenta.

[...]

Las últimas semanas han sido terriblemente agotadoras, pero mi cuerpo y vista finalmente se han adaptado a lo que busco. Llevo usando los enfrentamientos de los últimos 3 años para medir distancias y marcar sus movimientos. Las notas eran absolutamente precisas. Pythias... Yo... No ha sido en vano. Miro hacia el exterior. Yo soy la tormenta que se aproxima.

-"Siguientes en combatir, Lucas contra... Ugh. Tobías."

Una vez más, ese desdén. Esa superioridad. La mujer que formaba parte de la guardia de Calígula suspiró mientras me miraba con impaciencia. Mi combate iba a ser el último del día, pero no por su decisión, no. Esta vez yo marcaría el ritmo.

-"¡Hombre, Tobías! Hoy pareces más centrado que de costumbre."

Lucas se estiraba frente a mí con una mueca divertida en la cara. Apreté con aún más fuerza el objeto que llevaba en la palma de la mano derecha. Había conseguido traerlo hasta aquí, y su punta ejercía presión sobre mi pulgar, pero debía aguantar hasta el momento perfecto.

-"Va, te daré algo de ventaja. Voy a empezar con la izquierda, ¿Vale?"

El joven frente a mí había terminado su teatrillo, y ahora se estaba golpeando de forma juguetona la pierna izquierda.

Mastiqué el aire, callando una respuesta que con tantas ganas quería espetarle. Lucas frunció el ceño.

-"Oye, no tienes por qué ser tan frío conmigo. Después de todo, somos amigos, ¿No?"

Se giró hacia Judas para confirmar la carcajada grupal mientras se alardeaba con su estúpida cara y su media sonrisa. Agh, qué ganas tenía de golpearle.

-"¿¡Empezamos ya o qué!?"

Grité en dirección a la mujer. Me estaba empezando a impacientar. Lucas se volvió a girar hacia mí.

-"¿Tantas ganas tienes de pisar la ducha antes de tiempo? Bueno, quién soy yo para evitar tus sueños de basurilla. Así podrás pasar más tiempo siendo un inútil."

-"¡Empezad!"

La mujer dió comienzo al combate, y me lancé en su dirección sin dudar. Lucas alzó la pierna izquierda, tal y como había prometido, pero no se esperaba que me acercara así. Aparté su pierna haciendo fuerza con ambos brazos y giré sobre mí mismo para seguir mi avance. Lucas, asustado, saltó hacia atrás, pero yo recorté distancias, y antes de que pudiera poner ambos pies en el suelo, le encajé un golpe en toda su estúpida cara, justo a la altura de la nariz. Estaba perplejo y no dejaba de mirarme de arriba abajo, sin saber qué estaba pasando. No podía frenarme ahora, si lo dejaba respirar, sería mi perdición. Si le daba tiempo para pensar, me volvería a mandar a la lona. Mi puño izquierdo se alzó hacia arriba, cortando el aire a la par que la distancia hasta su objetivo. Un impacto directo. Lucas no sabía cómo reaccionar.

Este era mi momento, el gran final. Todos lo verían, pero justo entonces, un gancho de derecha vino como contestación por parte de Lucas, golpeando en la zona de mi oreja izquierda. Mis golpes no eran lo suficientemente fuertes. Tuve que voltear la cara, y él pudo recuperar el equilibrio. ¡Mierda! ¡No! Traté de girarme, pero era demasiado tarde. Una batería de patadas comenzó a llover sobre mi cuerpo. Mi guardia no importaba. Arriba, abajo, derecha, izquierda. Desde todos los puntos de mi cuerpo se emitían descargas de dolor que volaban directas a mi cerebro. ¡JODEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEER!

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