Katie [Maylor] "WWHAB-2"

8

Era ¿la una de la mañana? Roger no lo sabía, un ojo se le cerraba solo del sueño que tenía.

Caminaba de lado a lado en la habitación de la niña, tratando de calmar sus llantos.

Quería dormir, quería que su hija mejorara, y también quería patear a su esposo por tardar tanto en buscar un medicamento para bajarle la fiebre a Katie.

Caminó a su habitación y suspiró fastidiado al verlo dormido contra el mueble de las medicinas.

No podía gritarlo aunque quisiera porque Katie trataba de dormir, y ya era suficiente con el estrés del ambiente en su casa.

Atinó a, efectivamente, patearlo en la pierna. Al menos eso lo había despertado.

—Perdón, Roggie, no quería, yo estaba buscando el—

—Cállate y dame el medicamento.

El mayor no juzgó esa contestación tan cortante. Habían pasado tres noches despiertos porque la bebé no mejoraba. Tenía sus razones para estar tan molesto.

Después de un rato esperando que el medicamento hiciera lo suyo, se quedaron dormidos por lo que parecío ser media hora. Katie empezó a tiritar y a toser entre los brazos de su papá Brian.

Roger tocó su frente y decidió que lo mejor sería que fueran a Emergencias. Ni siquiera el baño que le habían dado parecía bajarle la fiebre.

En caminó allí, Brian vio como Roger aguantaba las ganas de llorar mientras besaba la cabecita de la bebé.

—Todo estará bien, chiquita. Papi te cuida ¿si, mi amor?

La bebé apretaba su camisa con fuerza mientras sus llantos eran todo lo que se oía.

Tan pronto llegaron le tomaron los signos vitales, luego fueron enviados a la sala de espera.

Luego de lo que parecieron horas, aunque en realidad habían sido algunos minutos:

—¿Katie May-Taylor?

La doctora los recibió con un par de preguntas rápidas para poder revisar a la bebé.

—Me preocupa que esté llorando sin lágrimas —miró a la pareja, eso podía ser señal de deshidratación— ¿Ha recibido algún biberón?

Roger negó —No recibió el de la noche y tampoco quise obligarla.

—Hizo bien ¿la bañaron? ¿Le dieron algún medicamento?

Ambos asistieron.

—Tiene los labios un poco morados ¿hace cuánto empezó esto?

—Antes de venir no estaban así —contestó el mayor.

La doctora siguió examinando hasta que llegó a los pulmones y confirmó su teoría después de saber los síntomas.

—Tiene una infección respiratoria y está algo deshidratada. Estas infecciones usualmente se pueden tratar en casa, pero en la caso de su hija, prácticamente se estaba ahogando, por eso sus labios estaban morados. Una hora más y habría sido muy tarde.

Brian apretó la mano de su esposo recordando algo que en ese momento no le servía de nada.

—Lo mejor es dejarla en observación esta noche y ver como sigue. Le pondremos oxígeno y algo para la fiebre mientras tanto.

En una pequeña camilla en forma de cuna, la llevaron a una habitación especializada con un enfermero esperando.

—Sus venas de los brazos son muy pequeñas entonces la canalizaré en la pierna. Sostenla por mi, por favor —el enfermero pidió al rubio.