🌸 Capítulo 7

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_______ entró con cuidado. Aquel suave olor a alfalfa y animal le entró rápidamente por la nariz. Escuchó los sonidos de los caballos y miró a los que estaban allí guardados. Sonrió abiertamente... hacía tanto que no se subía a uno. Comenzó a caminar.
Se maldijo a si misma por haber salido con zapatos de tacón, y maldijo a Matt por casi obligarla a hacerlo. Según él, una mujer tenía que estar hermosa y con zapatos hasta para ir al baño. Suspiró y siguió caminando. Bajo sus pies la textura del suelo cambió, y miró por qué. Comenzaba a caminar sobre paja. Sonrió y volvió a mirar a su alrededor. ¿Cuántas cosas había vivido ella en ese lugar? Miles. Pero principalmente... su primer beso. Se mordió el labio inferior y siguió mirando. ¿Dónde estaría él? ¿Seguiría por aquellos campos? Se había olvidado completamente de preguntarle a Amy sobre su hijo. Él había sido muy importante para ella cuando era una niña. Su primer amor. Su primer dolor...
Tropezó con algo y cayó al suelo. Gracias a dios su caída no fue brusca, ya que la paja la amortiguó. Se sentó y se quitó los molestos zapatos. Y entonces escuchó que alguien entraba. Se quedó quieta y con sumo cuidado comenzó a arrastrarse hacia un rincón. No quería encontrarse con alguien desconocido estando sola. Quizás podrían pensar que ella era un ladrón o algo por el estilo. Llegó a un buen escondite y se quedó allí.
—¿Y ahora por donde mierda voy a empezar a buscar? —escuchó que una voz masculina decía.
Apretó los labios y se propuso salir de allí antes de que la viera. Se inclinó y comenzó a moverse como si de un perro se tratara, mirando bien a su alrededor, fijándose si alguien la descubría.
Sintió una rara emoción, adrenalina. Ella no podía estar ocultándose como si fuera una extraña en sus propias tierras. Pero a decir verdad si lo era. Después de 10 años era una completa extraña para aquel lugar. Fijó la mirada al frente y divisó algo que brillaba en medio de la paja. Puso la cabeza de costado y frunció el ceño. Sin poder evitarlo comenzó a acercarse hacia aquella cosa. Su mirada estaba fija en ello, sin prestar ni la más mínima atención a nada de lo que estaba a su alrededor. Entonces llegó al fin y lo observó bien. Era una pequeña cadenita que llevaba de colgante un caballo en su estado salvaje. Frunció más el ceño. Ella conocía esa cadenita, ella... ella la había comprado y se la había regalado a él. Comenzó a estirar la mano para levantarla, pero entonces una mano más grande apareció frente a sus ojos y la tomó. Al instante levantó la mirada y el aire se le quedó atrapado en los pulmones. Aquella mirada café también enfrentó la suya. Él estaba agachado, en la misma posición que ella. El corazón de _______ comenzó a latir con fuerza. No estaba muy segura pero lo reconocía. Si... era él. Su amor de pequeña. Lee Donghae. Allí estaba mirándola como si ella fuera una especie de fantasma. Se había puesto algo pálido y al parecer ni respiraba.Ella comenzó a incorporarse, él también lo hizo. Ambos se quedaron parados como estatuas, mirándose fijamente a los ojos.
—¿ Donghae? —inquirió al fin ella. El castaño parpadeó atónito.
—_______ —murmuró él sin poder creerlo.
Era como volver al pasado. Estar parado frente a ella era como tener 13 años de nuevo. Su corazón palpitó con fuerza. ¿Cómo podía ser posible? La había pensado todo el día y ahora ella estaba allí, mirándolo fijamente. Aquellos ojos profundos lo miraban con la misma sorpresa que él sentía. Recordó todo... una y cada una de las tardes que había pasado con ella vinieron a él. Y sintió una presión en medio del pecho. Quiso darse vuelta y salir de allí. No entendía bien por qué. Sacudió un poco la cabeza. Estaba confundido. Tal vez todo era un simple sueño y en cualquier momento iba a despertarse y ella no iba estar. De alguna manera tenía que comprobar que aquello era real.
Dio un paso hacia ella. ______ estaba totalmente consternada por la presencia del castaño. Se sentía una niña de nuevo, parada frente a aquel príncipe que ella había querido tanto. Su corazón latía rápido. Nada quedaba del Donghae que ella tenía en la mente. Ahora era todo un hombre. Bonito hombre. La garganta se le secó. Más viendo la manera en la que él la estaba mirando. Aquellos ojos marrones que ella tanto había amado la miraban como si ella fuera un espejismo. Se notaba que estaba confundido. Donghae levantó una mano y sin dudarlo tocó su mejilla. ________ dejó de respirar al sentir aquella gran mano contra su piel, y pestañeó seguidamente. El aroma masculino entró por la nariz... llenándole el cuerpo de una extraña sensación. Donghae olía a hombre, a sol y campo. Aroma suave y delicioso. Se estremeció.
Él frunció el ceño y movió el pulgar contra su suave piel, acariciándola. No se iba, el tacto era muy real. Su piel era sedosa y estaba algo fría, a comparación de su mano.
_______ no pudo evitarlo y sonrió. Él tenía una mueca muy graciosa, parecía estar pensando demasiado. Su cuerpo tembló cuando él volvió a repetir el movimiento de su pulgar. ¿Cómo podía algo tan insignificante como una caricia hacerla sentir tan... tonta? ¿Cuándo había sido la última vez que un hombre la había acariciado de esa manera tan inocente? Como queriendo conocer, o mejor dicho,recordar. Entonces ella también levantó la mano y tocó su rostro. Su palma cosquilleó ante la sensación de la piel masculina, algo rasposa. Él levantó ambas cejas en un chistoso gesto de asombro.
—Hola, Donghae —habló al fin.
Donghae estaba anonadado. Se sentía un completo idiota. El corazón le latía demasiado rápido para ser normal. Un nudo se le formó en la garganta.
—Hola... —logró decirle.
_______ sonrió aun más, mostrándole todos sus dientes. Él se sintió contagiado por esa hermosa sonrisa que pensó que había olvidado. Pero ahora que ella volvía a sonreírle de aquella manera... se dio cuenta de que era imposible de olvidar.
—¡Aquí están! —exclamó ella.
Ambos giraron la cabeza para mirarla. Toda la magia se perdió. Se alejaron rápidamente, totalmente avergonzados. Amy arqueó una ceja, y luego sonrió por lo bajo. Donghae la fulminó con la mirada.
—¿Qué se te ofrece, madre? —le preguntó. Ella se aguantó la risa. Ambos estaban rojos como tomates. Como si ella los hubiese encontrado haciendo algo muy malo.
—Solo buscaba a la niña ________ —le dijo y miró la miró. —Tu padre quiere verte... dice que tiene algo que mostrarte o algo así.
—Oh —musitó ella —Gracias, Amy.
Miró a Donghae. Y le sonrió levemente. Él quiso decirle algo pero las palabras no salieron de su boca. Estaba tan sorprendido de que estuviera allí de nuevo. Jamás pensó que volvería a verla.
—Es gusto volver a verte, Hae...
—Igualmente, señorita.
Ella apretó los labios y caminó hacia la salida. Se giró a verlo una vez más y sin decir nada desapareció. El castaño se quedó quieto mirando por donde acaba de salir la chica de cabellos claros.
—Creo que metí la pata —dijo Amy divertida.
Donghae seguía con la mirada fija en la salida.
—No puedo creer que esté aquí —murmuró.
—Intenté decírtelo un millón de veces —exageró —Pero siempre te ibas corriendo sin terminar de escucharme —él siguió con la mirada fija en aquel lugar. Todavía no lo entendía... ¿Por qué estaba de nuevo después de tanto tiempo? —Ya, Hae... quita esa cara de bobo.
—Ay, que graciosa eres, Amy —dijo con sarcasmo.
Caminó hasta su madre para empujarla levemente y que caminara hacia la casa. Tenía pensado llegar, arreglarse e ir a cenar como su jefe se lo había pedido. Tenía que averiguar por qué ella había decidido volver... y quién demonios era el tal Matt.

Wild Horse | DonghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora