🌸 Capítulo 38

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Él salió del baño luego de haberse dado una merecida ducha. Realmente estaba agotado y lo que necesitaba era tirarse a dormir, por lo menos una hora. Miró la hora en el reloj de pared y marcaban las dos de la tarde. ¡Que rápido que pasaba la hora!.

Luego de haber dejado a ______ en la puerta de la casa, se había dirigido a las caballerizas, había acomodado a White y se había puesto a trabajar un poco con un par de sus compañeros. Luego su panza había gruñido del hambre y decidió dejar sus tareas para otro momento. Su cuerpo estaba pidiendo a gritos parar por un par de horas.

Se dejó caer en la cama, luego de ponerse un pantalón cómodo para dormir. Hacía algo de calor, así que se había sacado la remera. Colocó los brazos detrás de su cabeza y miró fijamente al techo. Enseguida ella llegó a su mente...

En ningún momento ______ había salido de sus pensamientos. Constantemente recordaba cada beso y caricia compartida y se estremecía como un niño. Sonrió divertido. Ella tuvo razón en decirle que iba a pasar todo el día pensando en lo que pudieron haber hecho si se quedaban...

Dos suaves golpes llegaron a la puerta. Él se incorporó y dio el permiso para que entraran. Ella se asomó y él sonrió abiertamente.

—Estaba pensando en ti...—le confesó.

Ella sonrió tímidamente e ingresó del todo. Cerró la puerta con cuidado y se acercó lentamente a la cama. Se iba a sentar en la silla que allí estaba, pero Donghae fue rápido y la tomó de la cintura para sentarla sobre su regazo. Pudo notar que había algo raro en ella, ya que su expresión era algo seria.

—¿Estabas por dormir?. —le preguntó ella dulcemente y le acarició el rostro, para luego acomodar un poco sus cabellos despeinados.

—Solo estaba descansando el cuerpo. —respondió él. _____ evitaba ver sus ojos. Miraba su boca, su nariz, su frente... pero no sus ojos. —¿Qué sucede?.

—Tengo que decirte algo...

—¿Qué cosa?. —inquirió algo preocupado.

Ella sonrió y entonces le plantó un largo besó en los labios. Era un beso simple, sin necesidad, pero con amor. Separó sus bocas y volvió a jugar con su pelo. Pero él no se conformó. Le tomó el rostro con una mano y la posicionó a su comodidad, para luego capturar su boca y besarla a gusto. _______ suspiró y le rodeó el cuello con ambos brazos, acercándolo a ella hasta casi ahogarlos a ambos. Cuando se alejaron, ambos luchaban por encontrar un poco de aire que llenara sus pulmones. Donghae le acarició el cuello, subió hasta sus mejillas y tocó sus labios húmedos.

—Salvaje...

—No quiero escuchar si es algo malo.

—Pero por ahí no es algo malo.

—¿Lo es?. —preguntó.

—No... no lo sé.

—Entonces, de verdad, no quiero saberlo, ______...

—Pero... Donghae...

—_______...

—Solo...

—No...

—... escúchame...

—... necesito...

—... por un segundo...

—...saberlo...

—¡Debo irme a la ciudad hoy mismo!. —elevó un poco más su voz sobre la de él.

Donghae se quedó mirándola fijamente. ¿Qué es lo que ella acababa de decir? No, no podía ser verdad. Sacudió la cabeza y la miró bien.

—¿Qué dijiste?.

—Voy a viajar dentro de 4 horas a la ciudad...

—Me dijiste que no ibas a irte .—murmuró perplejo.

—Si, lo sé, pero escúchame. —dijo y tomó su rostro con ambas manos, manteniendo la mirada de él sobre la suya. —Quiero que vengas conmigo.

Él frunció el ceño y volvió a repetir mentalmente las palabras que ella acababa de decirle.

—¿Qué?.

—Papá necesita que vaya a la ciudad para hacerme cargo de la empresa hasta que logremos venderla...

Donghae se puso de pie, separándose de ella y comenzó a caminar de un lado hacia el otro. ______ lo miraba nerviosa, sabía que aquello no iba a ser bueno.

Entonces así como si nada el castaño salió de la habitación. Ella tardó un poco en reaccionar pero siguió sus pasos, llamándolo repetidas veces. Él no se detuvo y siguió caminando hasta estar fuera de la casa. Cuando estuvo fuera se sorprendió de ver las nubes negras que cubrían el cielo. Y sintió una presión en el pecho.

—¡Donghae! —lo llamó ella de nuevo saliendo de la casa también. Donghae giró para mirarla. ______ caminó a paso rápido hasta quedar frente a él. —¡¿Por qué diablos me dejas sola cuando estoy tratando de decirte algo importante?!.

—No puedo irme... —musitó con los ojos vidriosos.

Ella dejó de parecer alterada, para pasar a asombrada y algo...decepcionada.

—¿No...no vas a venir conmigo? —preguntó con duda.

Él apretó los labios. ¿Cómo demonios él iba a dejar todo aquello que lo rodeaba? Pero principalmente ¿Cómo iba a dejarla ir de nuevo? ¿Otra vez? ¿Otra vez la iba a perder? Pero él no era un hombre de ciudad. No le iban las aglomeraciones, ni las grandes construcciones. El tráfico incontrolable y el caos de cada día en aquel infierno urbano. Él era un hombre de campo, al que le gustaba despertarse por las mañanas con el fresco aire de campo entrando por sus pulmones y gracias al canto de algún gallo. Le gustaba su trabajo. Amaba los caballos que cuidaba. Aquel era su lugar.

—No, no voy a ir...

Wild Horse | DonghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora