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— arrodíllate.

Yeonjun no tuvo otra opción que acatar lo que su padre pedía. Entre lágrimas, sus rodillas tocan el suelo sintiéndose culpable.

Un quejido lastimero salió de sus labios cuando el primer golpe fue dado en su espalda, logrando que sus ojos se cierren ante el dolor. No se quejo, sería mucho peor si soltará alguna palabra.

—¿Que mierda fue todo eso que me dijieron en la escuela?. — preguntó el mayor, esperando una respuesta por parte del menor. No la obtuvo, Yeonjun se encontraba muy ido como para contestar lo que su padre pedía. Otro golpe fue dado en el mismo lugar. — contéstame, ¿Acaso eres marica?.

Los ojos del menor se aguaron, y Yeonjun se dedicó a organizar las palabras en su cabeza. Pero al tratar de soltar el mínimo monosílabo, sus labios volvían a cerrarse y abrirse para soltar sollozos.

Un golpe más fue dado.

— Era todo lo que me faltaba en esta vida. — susurró con ironía su padre. Yeonjun escucho como se abría el cinturón del mayor cayó al suelo. Temió lo peor, su espalda ardía como el infierno. — ¡Dime algo por lo menos!.

— Y-yo, n-no soy como él p-papá. — logro decir, con las lágrimas brotando de sus ojos y las mejillas empapadas, sintió como nuevamente su espalda fue azotada ahora por el duro cinturón.

Su madre miraba desde un rincón de la sala, llorando. No podía hacer nada, al final estaba "educando a su hijo". Pero muy dentro suyo sabía muy bien que esas no era la forma correcta. Su instinto maternal le gritaba que tomara a su hijo y se fuera lejos. Corriera muy lejos de ese maltrato y daño psicológico. Pero prefería quedarse callada y apreciar en silencio como el cuerpo de su pequeño era nuevamente marcado por la furia ridícula de su esposo.

Varios azotes más fueron dados duramente. Yeonjun estaba al borde del colapso, su delicado cuerpo pedía parar. Ya no sentía los golpes, sus brazos también fueron víctimas, las marcas rojizas lo confirmaban.

Pero ahí no se detuvo, su padre parecía una bestia sin cesar. Solo mantenía la cabeza abajo, buscando una explicación del porque eso le pasaba a él. Si nunca hubiera conocido a Choi Beomgyu eso no estuviera pasando.

—¡Ya basta!, ¿Quieres matar a mi hijo?. — Un grito que le quebró el alma se escuchó pasos más atrás. Por un momento, soltó un suspiro cuando sintió por fin que ya el cuero no golpeaba su piel. Pero está vez, era la de su madre.

Dejando una imagen dolorosa. Quería que le siguieran pegando a él, no a su madre.

—¡El tiene que aprender a manejar sus problemas!, Sino es con golpes ¿Con que más?, ¿Dándole largas charlas sin sentido?, Ese niño no entiende nada en lo absoluto, es muy estúpido, ¡Tu hijo se ha metido con jodido homosexual! ¿¡Que no lo ves!?, ¡Eso es repugnante, no pienso que mi hijo se dañe igual de esa manera!.

Gritos, gritos y más gritos. Yeonjun solo podía llorar como un cachorro abandonado por su madre. No tenía las fuerzas suficientes para levantarse del suelo e ir a defender a su mamá.

En ese momento la mayor como pudo lo tomo del brazo, y lo saco de allí a duras penas.

Esa fue la última vez que vio a su padre. Tampoco tenía ganas de verlo, su comportamiento violento le asustaba, que con el paso de los años no se tardó en entender que solo era un pobre diablo divagando en busca de dónde saciar sus conflictos internos. Con su familia.

Pues si, como lo recordaba, su padre nunca le daba mucho afecto a su madre. Tampoco a él. Mucho menos cumplía sus roles como tal, solo servía para llegar borracho a casa y pegarle cuando se le venía en gana a su madre.

Era patético.

Luego el tema de su progenitor quedó en el pasado, y su madre finalmente pudo surgir sin ayuda de nadie. Eran solo ellos dos, contra el mundo. Hasta que encontró el amor nuevamente. No estaba en contra de aquel buen hombre, y mucho menos de su discapacidad. Amor era amor.

Pero pronto un rayo de luz llegó a su mente. "Amar a otro hombre era totalmente prohibido". en su cabeza se repetía una y otra vez aquella frase desde que tenía el conocimiento de lo que era la homosexualidad.

Luego de madurar, se dió cuenta de un grave error que cometió contra ese pequeño de doce años. Debía aceptarlo, le parecía incorrecto y fue un completo estúpido, más eso no era excusa como para remendar las cosas del pasado y poder disculparse con Beomgyu.

Pues la conciencia le carcomía cada que pensaba en aquel nombre.

—Yeonjun. — la voz suave de su madre lo saco de sus pensamientos, dirigiendo su vista hasta la mujer que se encontraba levemente sonriendo en el sofá individual de la sala.

Pronunció un pequeño "hmm" con sus labios aún cerrados, volviendo a su posar su mirada sobre cualquier objeto x de él lugar.

— La madre de Beomgyu me pidió que fueras a verlo, dice que quiere hablar contigo.

Aquellas palabras lo dejaron completamente desconcertado. Abrió los ojos, sentándose en el sillón sin lograr lastimarse gracias al gran yeso en su pie.

—¿Es enserio?. — pregunto para rectificar que no era otra de las bromas ocasionales de su madre. Pues, a la mayor se le ocurría molestarlo con lo sucedido días antes. Además de que insistía que eso serviría para arreglarse de una vez por todas.

Y la mujer castaña asintió sin una pizca de diversión en su rostro. Yeonjun sonrió, ese era su momento. Su madre le acordó que fuera al anochecer. Y ahí empezó su lío mental.

Recordó el primer día que se volvieron a encontrar. Le pareció divertido lo distante que trataba de vera Gyu. Pero en un mínimo movimiento se podía percibir su miedo e inseguridad. Nuevamente se volvió a burlar.

Era un gran tonto. Demasiado como para no ganarse un título. Pero ahora eso no importaba. Su cabeza reproducia una y otra vez las mismas palabras con las cuales pediría disculpas.

Era estúpidamente infantil. Pero no tenía ni la menor idea de como debería de afrontar una situación así. No era como si fuera y le dijera.

"Oye Beomgyu, discúlpame por ser un jodido estúpido homofóbico en la escuela, es que le tenía miedo a que también me hiciera repugnante".

Eso sonaba muy cruel, pero en su cabeza se sentía aceptable.

Dió un suspiro antes de tocar la puerta del menor despacio. Acomodó las muletas abajo de sus hombros, era muy molesto tener que cargar con ellas. Sin embargo, compuso su postura al escuchar un quejido del otro de la puerta y una voz que no lograba reconocer.

Cuando la puerta fue abierta, un Beomgyu justo al frente, con un yeso parecido al suyo pero en su brazo izquierdo y unos cuantos puntos en su frente. Luego paso sus ojos por lo poco que podía ver dentro de la habitación.

Sus miradas se encontraron. Pudo reconocerlo al instante. No había cambiado mucho, sus ojos grandes seguían siendo los mismos y ni hablar de su típica expresión fría. Lo único diferente era lo rubio de su cabello.

— Yeonjun.

— Taehyun.

Oh no, eso no era bueno. Un silencio incómodo se situó entre el trío de adolescentes.


























Ya volvio por quién lloraban. AksKssnwkkwkeaakswwKSKE.

Espero hayan entendido o me cuelgo de una soga.

Ya saben gente. Comenten y voten. Actualizo mañana si tengo tiempo. Las tareas me agobian.

A ver. Actualizo si esto llega a 30 comentarios 😘.

Cuidense mucho gente.

Quise partir el capítulo en dos para que no hubieran como cinco mil palabras. Así q. Bue. Ahí tienen.

Cuidense mucho corazones. Sin ustedes no sé que hubiera hecho con mi vida <3. Sus comentarios me dan mil años de vida.

Y vayan a leer mi otra historia yeongyu "solo por un beso". Denle una oportunidad por favor.:c

Ugly | 'Yeongyu'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora