Capítulo 10

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Cuando vimos que los militares entraban a la ciudad, fuimos con el resto del grupo, al adentrarnos en la ciudad todo era espantoso, muchos errantes, un mes escondidos todos, no habíamos buscado más gente, y vimos muchas personas, todos huían de la ciudad, los militares pedían que saliéramos.

Al llegar, Richard ya estaba preparando a todos, estaba lista para irme, caminábamos junto con muchas más personas, pero todo estalló, muchos errantes, se empezaron a usar las armas, había explosiones, disparos, lo que provocó que todas las personas se esparcieran, que los errantes se mezclaran, veía como muchos iban muriendo, todo el grupo se separó, perdí a Jade de mi vista, imaginé lo peor.

Era un caos total, perdí a todos de vista, de pronto me encontraba sola en una multitud de personas y errantes luchando, viendo como tantos morían, a lo lejos divise a una pequeña, la reconocí al instante, era Clarisa, no veía a sus hermanas, a nadie, la tome en brazos, corrí tratando de protegerla, estábamos al límite de la ciudad, veía la salida, la autopista, sin edificios grandes a los lados, voltee un instante, mierda, solo veía muerte.

-¿Y mis hermanas?- preguntó Clarisa, la baje un momento y me arrodille frente a ella

-No lo sé nena, pero las encontraremos te lo juro- la abrace, sus ojitos estaban llenos de lágrimas, no quería dar falsas esperanzas, pero en el fondo quería que si encontráramos a todos.

Anochecía, aún alcanzaba a ver el fuego a lo lejos, una ciudad que antes se vería llena de luces que podrían resultar bellas solo emitía humo y fuego apagándose.

En la autopista había varios autos, de muchos que intentaron huir, pude haberlos registrado pero a oscuras sería difícil defenderme.

Ya habíamos pasado varias pequeñas poblaciones, ahora solo veíamos casas pequeñas y simples, cada vez más alejadas unas de las otras, con más vegetación que nada.

Clarisa estaba cansada, yo igual, no habíamos dicho nada en el camino, y no creo que pudiera entablar una conversación con esa pequeña, venía perdida en mis pensamientos, solo tomando su mano.

Decidí adentrarnos más en la vegetación, alcancé a distinguir lo que parecía ser una casita de árbol, subimos ahí, era seguro, estaba todo intacto, había una manta solamente, Clarisa se quedó dormida, yo no podía, solo pensaba en Jade, en que estuviera bien, la noche estaba fría, pero con ponerme mi chaqueta logre estar cómoda, me dormí un rato que me pareció solo 10 minutos, era hora de bajar y seguir caminando, debíamos alejarnos mucho más de la ciudad, no teníamos mapa, brújula, mucho menos un maldito GPS, no sabía a donde íbamos, estábamos perdidas.

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