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Sonreías en el día, llorabas en la noche. No me gusta cómo está quedando esto.
Me acuerdo que fue un sábado en el cual me llamaste y me dijiste que fuera a tu casa, que querías hablar conmigo sobre algo importante y que necesitabas mi presencia urgentemente. No dudé ni un segundo, en menos de cinco minutos me tuviste ahí.
Cuando llegué a tu casa lo primero hiciste fue quitarte el gorro que tapaba tu calva cabeza, hiciste que lo tocara y me obligaste a elogiarte, decías que aún sin cabello edad más guapo que yo. Já. Era cierto.
Querías que yo fuera el primero en ver tu peluca, la cual había sido hecha por tus mismos mechones de cabello. Te pregunté el por qué no le contestabas a JiSung los mensajes o las llamadas, lo que me respondiste fue un:
—Quiero que centre toda su atención en ti. Quiero que se olvide de quién es Lee Felix.
Tengo al amigo más idiota del mundo.
No te contradije, no tenía que hacerlo. Ese mismo día me dijiste que no sintiera pena por ti, ya mucho era con ver a tu padre y enfermeros viéndote así, y te comprendo, hermano. Te dije que no te preocuparas, que te trataría como siempre lo hacía.
Ese día jugamos verdad o reto, no supe cómo llegamos a eso pero lo hicimos. Dijiste que tú primer beso no fue con JiSung, fue con una chica de un grado mayor, también aumentaste de que en ese mismo beso te diste cuenta de que eras homosexual. Tu cara era muy graciosa cuando lo contabas. Tu sonrisa... Tu sonrisa seguía estando viva y hermosa.
Comenzamos a hacernos retos tontos. Nos pusimos a bailar en la calle hasta nos comimos un pastel con pasta dental. Fue muy gracioso.
Tu sonrisa se fue cuando te diste cuenta que JiSung había llegado a tu casa. Te recuerdo muy desesperado, buscabas tu peluca e incluso me preguntaste si se veía realista, yo te respondí que sí, porque en verdad se veía realista. Saliste con una sonrisa a atender a tu novio y, cuando abriste la puerta, al instante escuché ese típico sonido que hacen las parejas al besarse. Esa es una de las cosas que nunca haré, Lix. Quiero creer eso.
JiSung se sumó al juego y pude ver su sonrisa, nunca le había prestado tanta atención como en aquella vez. Sus dientes estaban en perfecto estado y sus labios estirados por la mueca era muy tierna. JiSung era toda una ternura. Creo que te diste cuenta que lo miré por un largo tiempo, te pusiste celoso y lo besaste en mi cara. Dios, Felix...
Ya eran aproximadamente las ocho de la noche y ya debía ir a casa al igual que Han, ambos nos despedimos de ti; yo con un abrazo y JiSung con beso en los labios y no entendía el porqué, hasta que me acordé de tu plan.
Estaba feliz, saltaba y tarareaba un pedazo de una canción que compusiste para él, creo que aquella visita le subió por completo el ánimo. Su casa quedaba al lado de la tuya, pero decidimos dar una vuelta, ninguno tenía prisa. Llegamos al parque y comenzamos a merodear.
—MinHo, mira— señaló con su dedo un lugar—. Los columpios siguen ahí.
—Es verdad, Sung— tomé su muñeca—. ¿Qué tal si nos subimos un rato?
Él asintió rápidamente y me jaló hacia aquellos juegos para niños. Éramos muy grandes para eso y nuestros pies tocaban el suelo, pero no le quitaba la diversión.
—Lixie está actuando raro, ¿no crees?
No sabía qué responder.
—¿De verdad?— me hice el tonto—. Yo lo veo normal...
Mordí mi labio inferior. Estaba nervioso.
—Sí, tienes razón... Sólo debe ser producto de mí cabeza— me miró y sonrió—. Pero mi corazón me dice que oculta algo, mas no diré nada, quiero que confíe en mí.
Oh, JiSung. Ojalá hubiera escuchado tus palabras en vez de perderme en tu hermosa sonrisa.
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