O4 ✧ Nuestro escape

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Fue mí peor día

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Fue mí peor día.

Llegando al colegio me llamaron, me llevaron a dirección y me dieron la noticia de que ya no serías mí compañero de carpeta. ¿Ahora qué hago?

Pedí permiso para salir temprano y me lo concedieron. Salí corriendo del colegio a tu casa, sé con claridad que ahora estás echado en tu cama, teniendo miles y millones de pensamientos.

Y así fue.

Antes de abrazarte aventé mí mochila hacia alguna parte de tu cuarto, con los ojos llorosos te abracé y te dí muchos besitos por la cara. Pusiste cara de asco y me tiraste de la cama y me dijiste que tu rostro sólo estaba reservado para las lamidas de tus mascotas. Sonreímos y pasamos el día juntos.

Me llegó un mensaje de JiSung, me alegré por un momento, la razón es incuestionable, no la sabía, pero ahí me veías, con una gran sonrisa. Me preguntó por ti, quería saber si estabas bien y quería saber el porqué de tu alejamiento de la escuela. Eso no lo respondí, tú debías hacerlo, aunque te fuera difícil, lo debías hacer.

La tarde pasó lenta, conversamos sobre los últimos vídeos de nuestros bailarines favoritos e incluso nos pusimos a bailar un poco. Poco porque te agitabas muy rápido y a veces te desplomabas en el piso. Pero ahí seguías tú, teniendo esa brillante sonrisa, mirándome con esos característicos brillantes ojos tuyos.

Me duele.

Tu celular no dejaba de sonar, te hacías el que no escuchaba nada e ignoraste ese timbre que era exclusivamente sólo para JiSung.

Al parecer no fue un mal día. Te tenía conmigo, tú me tenías a mí, pero no teníamos a JiSung. Lo dejamos de lado, lo apartamos de nuestros problemas, eran escasas nuestras conversaciones. Y todo por ti. Por tu miedo, por tener que enfrentar la realidad, por no tener el suficiente valor para decirle a ese chico con hermosa sonrisa y adorables mejillas, que te tenías que ir. Pero tranquilo, te entiendo. Yo, como cobarde, te entiendo.

—Papá dijo que tenía que ir a mí quimioterapia.

Lo decías con tanto desánimo, que me daban ganas de llevarte a un parque en vez de a un cuarto blanco y lleno de personas que te observan detrás de un gran cristal.

—Sal con JiSung, MinHo.

Negué con una sonrisa.

—Ya he salido con él toda la semana. Dame un respiro, hermano.

—Te gusta su compañía, no me lo puedes negar.

—No te lo niego. Me gusta su compañía, pero no me gusta obligarlo a salir conmigo cuando no quiere salir conmigo.

Suspiraste y te levantaste. Te seguí con la mirada y tú mano estaba en uno de los trofeos de baile que ganaste hace ya algunos años. Pensé que me dirías algo razonable, sin embargo, sólo tiraste aquel trofeo contra la pared, haciendo que se destroce en pedazos.

Me levanté de golpe y me acerqué a ti. Me detuviste, me dijiste que no me acercara más, me gritaste por no hacer una simple cosa. ¿Llamas simple cosa enamorar a JiSung? Él no es un juguete, no puedo sólo tomarlo y llamarlo como mío.

—Tranquilizate, gatito.

—¡Cállate! ¡Calla la puta boca!

Tus ojos rojos, tus ojos hervían de dolor. Avanzaste hacia mí y me empujaste, lo hiciste tan fuerte que caí contra el suelo. Te abalanzaste sobre mí y tomaste el cuello de mí polo, levantaste el puño y, cuando pensé que aquello caería en mí rostro, sólo sentí un abrazo y lágrimas caer.

—Hazlo... Maldita sea, Lee, sólo hazlo.

—Lix...

—Por favor. ¡Es un favor! ¡Es un puto favor!— la puerta de tu cuarto era tocada, era tu padre—. ¡Lárgate!

Hijo, sabes que deber ir...

—¡¿Acaso no sabes que tú único hijo morirá?!— gritabas en mí oído, pero no me molestaba—. Para qué te esfuerzas en pagar todas esas mierdas si ya no me tendrás más a tu lado...

¡¿Felix, estás bien?!

Era la voz de JiSung. Me pregunto si habrá escuchado el grito que dió Felix. Eso me sorprendió cuando Han le preguntó a tu padre qué había pasado, pero él solo calló.

Te levantaste y te alarmaste. Te paraste y fuiste directo a tú clóset, buscabas algo con desesperación y cuando lo hayaste, una hermosa sonrisa se apoderó de tu rostro. Era una soga, una muy larga. Fuiste había la ventana de tu cuarto y la lanzaste, la ataste a tú cama y te sentaste en el borde de la ventana.

Los gritos de tu padre y JiSung seguían, pero no era capaz de escucharlos, sólo te miraba, miraba tú sonrisa, tú mano, esta parecía llamarme.

—Siempre he querido hacer esto— susurraste—. Se el primero en acompañarme en mí primera escapada de casa.

Sí, ese día no fue malo. Fue fantástico.

Aquel día estuvimos junto en el silencio cómodo, estábamos sólo los dos. Jugamos, fuimos a la playa, robaste un helado, dos para ser sinceros, y fuimos a un pequeño telón que había en el centro de un parque. Ahí bailamos y cantamos hasta decir basta.

Aquel día fue sólo nuestro.

Espero que no sea el último.

Espero salir otro día contigo.

Espero que esto sólo sea un sueño.

Espero despertar y encontrarme contigo y JiSung, ambos apoyados en mí pecho mientras dormíamos en mí cama.

Espero que la vida no sea tan injusta y que me deje tenerte por más tiempo.

MinHo...

Espero que mí corazón no esté pensando en JiSung.

Te amo...

Porque aún no quiero enamorarme de él, no cuando aún estás aquí.

Porque aún no quiero enamorarme de él, no cuando aún estás aquí

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hyung, un favor ✧ minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora