El país del trébol verde

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El oficial del aeropuerto me revisa el pasaporte, levanta la mirada con el ceño fruncido y vuelve a fijarse en el pasaporte. Es el típico hombre cliché con michelines, con el pelo muy corto y con rasgos muy de bruto, con los ojos empequeñecidos por las arrugas que le hacen parecer un bulldog.

-Johann Severius Snnuchdef-dice con cierta complicación, intentando que su acento irlandés no domine su inglés.

-Así me llamo-digo con acento alemán-. ¿Hay algún problema?

Él niega con la cabeza y pone el sello en el pasaporte, volviéndome a mirar de reojo. Escribe algo rápido en el papel y lo pone en el documento, que me pasa en seguida. Le hago una inclinación con la cabeza y arrastro la maleta a unos metros, miro el papel y veo que pone: "Hugh Rhys, llámame", y luego su número de teléfono. Giro la cabeza y veo que me guiña el ojo, y de pronto me viene un repentino escalofrío. Empiezo a alejarme, carraspeando voy hacia el punto de encuentro: una cafetería de una famosa franquicia...Qué narices, todos sabemos que es Starbucks, no me voy a poner fino ahora.

En una mesilla, dentro del recinto, veo a Paola con una blusa blanca de lunares negros, unos vaqueros del mismo color negro, el pelo largo del otro lado recogido y llevando unas gafas de pasta negra. Me quedo quieto mirándola desde fuera y frunzo el ceño, ella está jugueteando con las teclas de un móvil táctil con la típica funda blanca con un mustacho negro.

-¿Qué es lo que tanto miras, Owl?-me pregunta Jack de repente, sorprendiéndome.

-Dios, ten cuidado con mi delicado corazón de damisela, ¿quieres?-digo llevándome la mano al pecho del susto.

-Owl-frunce el ceño-, tú no tienes corazón.

Le fulmino con la mirada y me sonríe, entonces me palmea el hombro para que me relaje y no me lo tome muy mal. Ambos nos ponemos a mirar a la bruja y suspiramos:

-Hispter-decimos al unísono y  entramos.

Ella levanta la mirada cuando abrimos la puerta del recinto y deja su móvil en el bolso. Vamos con cuidado de no molestar a nadie y yo me pongo en una silla de madera en frente de la bruja mientras que Jack se sienta a su lado en el sillón blanco. 

-No entiendo por qué nos dijiste de utilizar aviones diferentes-le digo a Paola-. Entiendo el hecho de que no compartamos el mismo avión por el propio riesgo de no estrellar el avión con tanta discusión junta...Pero, ¿a mí y a Jack? No tiene sentido.

-Claro, porque te mola que nos descubran en seguida, ¿eh?-Paola cruza los brazos, arrugando la nariz y frunciendo el ceño-. No sé si comprendes del toda la situación, Owl, pero ahora estaremos en busca y captura.

Giro la cabeza y veo a todos los humanos haciendo su vida como siempre, gente charlando, algunos trabajando y fuera del recinto los vaivenes de maletas típicos de la zona donde estamos. 

-Oh sí, me siento súper perseguido. Jack, saca la cámara...El caso Bourne va a a ser una película de la Barbie comparado con esto-digo divertido.

-Dos chistes de la Barbie en dos días, recicla tus chistes Owl-sonríe Paola y yo frunzo el ceño.

-Paola tiene razón, Chris-le respalda Jack-. No exactamente los humanos normales y corrientes, pero sí los guardias de las ciudades subterráneas y eso si unimos a los cazadores de brujas.

-Los guardias están demasiado ocupados con los casos de infiltrados, Paola lo sabe que ha sido guardiana de la "otra Roma" desde hace siglos-digo y giro de nuevo la cabeza-. ¿Qué tengo que hacer aquí para tomar café?

-Todavía soy una guardiana-rectifica Paola.

-Tss tss tss-muevo uno de mis dedos como gesto de negación-. ERAS, ¿recuerdas? Ahora te persiguen, Corvo. 

El Vuelo de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora