El hombre de la cruz rosada. Parte 1

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La lluvia cae de forma incesante,sintiendo cómo cala en tu piel en la fría oscuridad de la noche. Memantengo de pie, en el techo de algún edificio al azar. Bajo mispies se desarrolla la vida en familia, la vida de una pareja oincluso la vida de un alma solitaria. Sobre mi cabeza sólo seplantea la incertidumbre, un olor a peligro y una mirada que semantiene fija en mí. Giro la cabeza y consigo ver una figura vestidade arriba a abajo de cuero negro, con la cara tapada en una máscaraveneciana de metal. En su pecho se exhibe una cruz de metal rojo conun acabado parecido al de una espada y, el el centro, un grabado deun rosa. Me aparto unos cabellos oscuros y me los echo para atrás.La figura de negro saca de su abrigo un bastón de un metalbrillante, con otro grabado de una cruz con una rosa en el centro delbastón. Gira un enganche en el centro de su bastón y en losextremos aparecen unas alargadas y curvas cuchillas. Hace una seriede movimientos con el bastón con destreza, esquivando en todomomento las peligrosas cuchillas hasta apuntarme con una de ellas.


—¿Christopher Owl?—me pregunta conuna voz grave y susurrante como el agua de lluvia.


Sonrío y hago un juego de manos quehacen aparecer el báculo.


—El que viste y calza, cazador debrujas—me pongo en posición de ataque—. Dime, humano, ¿cuál estu nombre?


—Eso es irrelevante.


Toma carrerilla y pega un salto haciamí. Consigo ver que un haz violáceo sale de sus botas negras.Frunzo el ceño y agarro con las dos manos el báculo para detener lacuchilla del cazador de brujas. Es rápido, demasiado, pero es lo queocurre cuando uno lleva los "zapatos de Hermes". Doy unpisotón en el suelo que crea un tumulto de piedras en los talonesdel humano, él tropieza hacia adelante y me muevo hacia un lado parano chocarme contra él. El cazador de brujas reacciona rápido yefectúa una voltereta en el suelo para acabar en una postura de trespuntos de apoyo.


—Me gustaría divertirme muchocontigo—mueve el báculo en círculos hasta que desaparece como sifuera niebla—. Pero no puedo perder el tiempo contigo.


El cazador de brujas toma carrerilla yva directo otra vez a mí. Sonrío con la boca abierta y empiezo asentir el olor del metal de su cuchilla, el sonido de su respiraciónacelerada... Como un estruendo, Paola aparece de la nada con suguadaña sobre su cabeza. El humano, sorprendido, consigo esquivarlapero no consigue esquivar una puñalada que le efectúa la bruja enel brazo con una daga en su otra mano. Ella sonríe y pega un saltomortal hacia atrás para no darse de bruces con el bastón delcazador. Paola me mira de reojo y tuerce la mandíbula.


—Corre.


—Oh, ¿te lo vas a quedar para tisola?—bufo.


El cazador se arranca la daga del brazoy levanta la mirada hacia nosotros. Paola y yo nos volteamos a verle,ella suspira y me da un pequeño empujón que me hace reír. Muevomis manos entre sí en círculos y formo una esfera que desplazolentamente a la guadaña de la bruja. El arma empieza a emitir unaluz verdosa bastante brillante, casi como si fuera a quemarla. Elhumano salta hacia arriba en nuestra dirección, Paola gira sobre unode sus talones hacia mí. Sus largos cabellos negros van tapando susbrillantes ojos azules y contengo el aliento. Clava su guadaña en mivientre justo en el momento en el cual Jack se abalanza hacia elcazador de brujas. Paola se acerca a mi oído al mismo tiempo que micuerpo está poco a poco desintegrándose.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2015 ⏰

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