Final

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Capítulo 16

Rubí

Hay personas— Pienso, antes de tener la intención de alejarme de él, sus labios me mostraban calidez, los aplausos de fondo le daban una aire de conformidad a la situación, pero al ver que no acepto su beso se aleja de mí.

Nos quedamos callados unos minutos, la confusión es notable en mi rostro pero evito hacer que se note, nos movemos hacia una mesa y tomamos asiento, con un ligero silencio incómodo.

—Rubí... Lo siento.

—No te preocupes, fue parte de la actuación, ¿cierto?

—Sí... Pero al menos ya viviste la maravillosa experiencia de besarme.

—Idiota. —bufo y ambos reímos, una rubia cabellera llama mi atención cuando veo que entra a los servicios ¿será...?

—Bueno, creo que tengo que ir al baño. —me levanto de la mesa y voy al baño, abro el caño dejando que el agua fría baje el ligero calor que tengo, una extraña sensación me recorre la columna vertebral, causando un cierto escalofrío.

—¡Me asustaste! —levanto mi mirada al espejo, Dominus está detrás de mí... Muy cerca.

Giro a encararlo, pero antes de decir una palabra sus labios están contra los míos, una gran electricidad aviva en mí y le correspondo, su lengua me devora, consumiendome, saboreando, toma mis muslos y me sube al lavadero masajeandome los muslos.

—No besas, tocas o quieres a alguien más que no sea yo. —susurra contra mis labios.

Mierda.

Me alejo de golpe de él.

—¿Qué...?

—Volveré Rubí. —me quedo anonada y acalorada, Dominus entra al baño y un infarto me da al instante en que veo a Arthur entrar a un cubículo.

—Bella, parece que viste un fantasma... ¿Qué haces ahí sentada?

—¿Qué? Ah... —bajo del lavadero y mi rostro se torna serio.

—¿Qué haces en el baño de mujeres?

—Es mi casa, y no hay nada que no haya visto antes. .. —siento mis mejillas calentarse y le golpeo el codo avergonzada.

—No digas esa clase de cosas...

—Sí, claro... Pero cuando él las dice...

—Cállate...

—¿Por qué? Ni que estuviera oyendo... Me alegra estar haciendo esto, fue una de las mejores cosas que he hecho, deberías probar el cóctel.

—Si, si, debería probarlo. ¿Qué tal si salimos de aquí?

—¿Por qué bella? ¿Te incomoda estar conmigo a solas?

—Sí, claro, en tus sueños.

—Créeme que más de una vez.

—¡Basta! No puedes decir esa clase de cosas y actuar normal.

—Es un talento, colega sedienta de venganza.

Lo único que quería era cerrarle la boca de un puñetazo, pero no podía hacerlo... Arthur había oído todo, me preocupaba que estuviera pensando, todo nuestro maldito plan estaría arruinado.

¿Cómo entró? ¿Cómo sabía dónde estaba? ¿Qué tanto sabía?

Mierda.

***

Sed de venganza [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora