Capítulo 3

454 96 10
                                    

Mi cuerpo está ardiendo de deseo, el olor y el latido de la sangre en sus venas me están volviendo loco. Siento la garganta seca, tengo mucha sed y solo él puede saciarme. Necesito hacerlo mío de nuevo, tengo que probarlo o me volveré loco.

-Ohm, basta por favor, me haces daño – me aleja de un empujón y cuando vuelvo en mí veo como el miedo se refleja en sus preciosos ojos marrones.

¿Pero qué estoy haciendo?, he dejado que mis instintos me dominen.

-Lo siento, por favor perdóname – le digo y salgo pitando de aquí. Tengo que poner distancia entre nosotros, hasta que pueda volver a tener el control sobre mí mismo.

La cabeza me da vueltas, la ansiedad por su sangre es demasiado fuerte, esto no me pasaba desde hace muchísimo tiempo. De hecho la última vez que dejé que sucediera terminó muy mal y no me sentía ni la mitad de atraído de lo que estoy por Fluke. Tengo que dominarme, debo controlar mi sed.

Tan rápidamente como puedo llego a mi apartamento, estoy totalmente agotado. El esfuerzo por mantener a raya mis instintos hace que tenga un hambre voraz. No sé qué me pasa con ese chico, me considero un vampiro bastante controlado, me he esforzado mucho para que esa parte de mí quede oculta, pero con Fluke es algo que va in crescendo. Cuanto más cerca estamos menos puedo controlar mis ganas de clavar mis dientes en su inmaculado cuello y succionar hasta saciarme por completo.

El nuevo día llega y estoy haciéndome a la idea de compartir una nueva clase con él, pero parece que hoy no va a venir. Por una parte es un alivio, pero por otra me siento decepcionado porque no lo veré hoy.

-Buenos días chicos, hoy vamos a asignar grupos de trabajo, ubíquense con sus compañeros en cuanto los nombre – nos dice el profesor.

Enseguida nos va nombrando uno a uno y colocándonos en grupos, cuando de reojo veo que Fluke entra en la clase intentando no llamar la atención.

-Buenos días señor Natouch, que bien que nos honra con su presencia – le dice con ironía.

Fluke se sonroja hasta las pestañas y corre hasta su asiento, mientras balbucea alguna clase de disculpa que el profesor ni se molesta en escuchar.

-Me importa un pimiento su vida personal Natouch, la próxima vez que llegue tarde no se moleste en entrar. Y si no quiere perder el semestre más le vale que espabile – le grita sin ni siquiera escuchar lo que tiene que decirle.

Este profesor se está buscando un susto de muerte, no creo que tenga que humillarlo delante de toda la clase. La rabia fluye por mis venas, tengo que contralar mis ganas de saltar sobre él y rasgarle el cuello sin miramientos.

-Bien, sigo con los grupos de trabajo, y usted señor "llego tarde" estará en el grupo del señor Thitiwat y la señorita Kang – le suelta y Fluke se entierra más en su asiento con evidente sorpresa.

Fluke camina hasta donde Yoo Han y yo estamos sentados, me mira como queriendo decirme algo, pero cierra la boca sin emitir ningún sonido.

-Hola, soy Kang Yoo Han y espero podamos trabajar bien los tres juntos – le dice mientras se acerca más a mí rozándome con su pierna sutilmente, pero con un mensaje claro. Lo que me faltaba una chica coqueteándome delante de Fluke.

-Hola – saluda brevemente y se sienta al lado de Kang, sin mirarme una sola vez.

-Y Ohm, eres nuevo aquí, así que déjame ayudarte con lo que necesites. Desde que llegaste quise presentarme pero no hemos tenido oportunidad – sigue hablando de cosas sin importancia que no me importan en absoluto. Lo único en lo que puedo fijarme es en él. Tiene unas ojeras violetas que incluso son visibles tras sus gafas. Se ve triste y cansado y no puedo evitar el sentirme culpable por su estado.

En cuanto el profesor termina de entregar los temas para el trabajo nos deja salir de esta estúpida clase sin sentido.

Yoo Han sigue intentando llamar mi atención tocándome cada vez que ha tenido oportunidad y poniendo su escote bien a la vista.

-Deberíamos ir a tomar algo ¿no crees? Para organizar el trabajo – sigue en modo seducción, ¡qué cansina por dios!

-Yo no puedo acompañarlos hoy, tengo una cita que no puedo cambiar – dice Fluke recogiendo sus cosas rápidamente.

-No importa querido, si no puedes venir la verdad, Ohm Oppa y yo podemos empezar y después te lo mando por email para que le eches un vistazo, ¿puedo llamarte así? – dice mientras se cuelga de mi brazo.

-Mi nombre es Ohm a secas, y no, no puedes llamarme así – le digo apartándome de ella, esta chica pegajosa me tiene un poco harto.

-Bueno, yo me voy ya – nos dice Fluke saliendo por la puerta.

-Lo siento pero yo tampoco me puedo quedar hoy – le digo dispuesto a seguirlo, tengo que hablar con él.

-Entonces déjame tu número para estar en contacto, por el trabajo digo – me pide, yo saco mi teléfono para apuntar el suyo y le mando un mensaje con mi ID de Line.

-Nos vemos Kang – me despido y salgo pitando detrás de Fluke.

-Te escribo más tarde – me grita y yo no tengo ganas de discutir, por lo que la dejo con la palabra en la boca y salgo al pasillo.

No veo a Fluke por ninguna parte, llevo recorriendo el campus casi media hora y no he podido dar con él, voy a tener que usar otros métodos. Subo hasta la azotea del edificio más alto y escaneo el lugar en busca de ese chico escurridizo. Por fin, en el fondo del jardín trasero del campus veo su pequeña figura sentada en un banco apartado.

Bajo lo más rápido que puedo sin que se note mi agilidad extrema, no necesito a alguien haciendo demasiadas preguntas sobre mí.

Cuando llego hasta el banco todavía sigue sentando con la mirada perdida, me gustaría sumergirme en sus pensamientos para saber que está sintiendo en estos momentos.

-Tenemos que hablar – le digo y él no se mueve, y tampoco me responde.

-Está bien, entonces hablaré yo. Lamento mucho lo que pasó, no fue mi intención lastimarte ni ser agresivo contigo. Nunca podría hacerte daño, no sé qué me pasó, te juro que es algo que ni yo mismo entiendo – le digo sinceramente, pero él sigue sin mirarme.

-Tu comportamiento es inaceptable. Te pedí varias veces que te detuvieses y no me escuchaste, me asustaste muchísimo. Acepto tus disculpas pero no quiero que te acerques a mí, ni que me vuelvas a tocar – me dice poniéndose de pie para irse.

¡Joder! Qué no lo toque me dice, si casi no puedo mantener a raya mis ganas de hacerlo mío de nuevo, de sentir su energía fluir por mis venas y me dice que no lo vuelva a tocar.

-¿Es eso lo que quieres? – le pregunto, porque no soy un violador, si me dice que no puedo tocarlo ni se me ocurriría hacerlo.

-Sí, es lo que quiero – lo miro y solo puedo ver determinación en sus ojos castaños.

-Bien, sí es tu deseo, que así sea – le contesto marchándome lo más rápidamente que puedo, la tentación de persuadirlo con métodos poco honestos es demasiada. Necesito que quiera venir a mí, que me desee como ese día en la biblioteca y tengo que pensar cómo voy a hacer que vuelva a confiar en mí.

Instinto y deseo - OhmFlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora