Capítulo 3

3.4K 412 10
                                    

Era un día nuevo en la taberna "Boar Hat", un día donde el sol estaba más brillante que nunca, lo que hizo que un huésped de esta peculiar taberna despertara. Los ojos grises de _____ tardaron varios minutos en acostumbrarse a esa luz que parecía no querer apagarse por obvias razones, todo esto era extremadamente raro para el elfo, no tenía conocimiento de donde se encontraba. Todo estaba tan iluminado y colorido que no había nada que no llamara la atención del pelinegro. Pero eso no es lo que más sorprendió al chico, sino más bien lo que sentía en su interior, esa energía que fluía sin restricción por todo su cuerpo, que lo hacía sentir libre y con fuerzas para todo lo que se le ocurriera. Y en ese momento se dio cuenta de lo que ocurría, era libre, después de todos estos años por fin era libre. Tocaba su cuello desnudo, sin esa mierda de collar y acariciaba su adolorido tobillo que ya no tenia ninguna restricción.

- Soy libre. – Una simple frase que lo cambiaba todo. – Mi magia es libre... - Sus murmullos contenían una emoción enorme la cual no podía y no quería detener, era tan grandioso que no sabía que hacer primero.

Estaba eufórico, _____ necesitaba probar ese poder que se le negó al nacer, miraba sus manos detalladamente, concentrándose en hacer aparecer sus habilidades, hasta que un aura de color negro comenzó a cubrir sus manos, como si de guantes se trataran. La sorpresa en sus ojos no tardó en llegar, sentía como si pudiera manejar esta aura a su propio gusto, y así lo hizo, se concentró un poco más y el aura tomó una forma parecida a unas cuchillas, pero más toscas y poco atractivas para la vista. El pelinegro las tomó por el mango con fuerza, pero luego de unos 2 minutos estas se deshicieron en el aire.

Ciertamente era muy agotador para el elfo mantener esa magia que recubría sus manos, sobre todo darle forma y mantenerla por mucho tiempo. Supuso que con práctica estas habilidades podrían mejorar con el tiempo.

Ya dejando eso para más tarde, se alarmó cuando no sabía con exactitud donde se encontraba, así que solo se levantó de esa mullida cama y salió a investigar el lugar. Bajó por unas escaleras y observó como el sitio se componía de varias mesas, y lo que parecía un mesón al otro extremo de esa sala.

- Bueno, bueno, bueno, mi invitado especial ha despertado. – _____ dio un respingo al escuchar tan de repente esa simpática voz. – Tranquilo, espero que me recuerdes, bueno, me presento, soy Meliodas, el dueño de esta taberna, y la persona que te salvo. – El elfo lo miro de pies a cabeza, teniendo el dilema si poder confiar o no en ese chiquillo que parecía tan joven. Después de unos minutos se decidió por darle una oportunidad al rubio.

- Gracias, no sé con qué quiere que le pague, mis servicios son muy básicos... Pero si prefiere puedo intentar... - _____ miraba al suelo, un mal hábito que tuvo que aprender de mala manera, supuso que necesitaba pagarle con algo por dejarlo en libertad, y solo hay una forma que un elfo puede agradecer, o eso es lo que siempre escuchó y le inculcaron los humanos. Meliodas estaba sorprendido por lo que escuchaba, así que rápidamente lo interrumpió.

- ¡No!, quiero decir, no es necesario, no tienes nada que agradecer, solo golpee algunos tipos de mala calaña, y a tu antiguo amo. La verdad odio los lugares así, donde esclavizan a elfos. – ____ soltó un suspiro aliviado al ver que no tenía que hacer nada para satisfacer al otro, lo que agradeció en el fondo de su corazón, además no sentía una amenaza de parte del rubio, por ello pudo relajarse.

- Entonces... ¿Puedo confiar en usted, señor Meliodas? – Las costumbres eran muy difíciles de cambiar, especialmente si es de un día para otro, no podía evitar hablar con sumo respeto a los que parecían ser sus superiores. – ¡Discúlpeme señor! No... no me he presentado, me llamo Dante, a sus servi... - Y ahí se dio cuenta, ¿Qué estaba haciendo? No era un cliente, y sin mencionar que era libre, no le debía a nadie, y no necesitaba demostrar tanto respeto. - ¿Qué mierda estoy haciendo? – Murmuró para sí mismo.

- Tranquilo, es normal tu comportamiento, los hábitos arraigados desde el nacimiento no son tan fáciles de eliminar. Bueno, bueno, bueno, ven y siéntate, te serviré una cerveza para que te relajes un momento, y por favor no vuelvas a hablarme de usted, no soy tan importante. – _____ observaba como el rubio nunca dejaba de sonreír, algo que le hacia confiar en él. Así que solo le obedeció y se sentó en el mesón, mientras Meliodas le servía la cerveza prometida.

- ¡MELIODAS! ¡Es un niño, no puede beber! – Era poco decir que _____ se sorprendió, ya que prácticamente salto de su asiento al escuchar una voz chillona atrás suyo, y más aún cuando vio que esa voz provenía de un cerdo.

- Pue... puedes hablar... - Meliodas se carcajeó un momento por su reacción, a lo que el elfo lo miró con el ceño fruncido.

- ¡Claro que puedo hablar! Soy el gran Lord Hawk, capitán de las sobras. – Ya sin el miedo anterior, el pelinegro miraba al cerdo como si de una broma se tratase.

- Bueno... - El ojigris sin prestarle más atención siguió en lo suyo, es decir, beber cerveza.

El cerdo vio esta acción y se alarmó, se veía que el elfo apenas era un niño, por lo que siguió gritando para que tomaran en cuenta lo que él decía. El pelinegro tenía una vena en la frente, intentando tranquilizarse para no probar sus habilidades con ese cerdo parlanchín. Hasta que claro, Meliodas lo tuvo que amenazar con cocinarlo si no cerraba esa boca que tanto hacia irritar a ______.

- Entonces _____, ¿Qué harás ahora que eres libre? – Esa pregunta es la que carcomía la mente del menor, no sabía qué hacer, tantos años anhelando la libertad para no tener un sueño o algo por lo que vivir.

- No lo sé muy bien... Quizás aprender a usar mis poderes para golpear a las personas que me humillaron, y en un futuro... en un futuro poder buscar a mis... mis padres. – Mientras más hablaba, más triste se sentía y más apagada se escuchaba su voz. Como olvidarlo, sus padres, ¿Estarán bien? ¿Habrán escapado?

- A ver, a ver, a ver, no coloques esa cara de perro mojado. – El ojigris lo miro mal, ofendido por el comentario. – Bueno, será, mejor me callo. Apartando el tema, yo te podría enseñar a pelear, pero no sé si pueda ayudar mucho con lo de tu magia élfica.

- ¿En serio podrías ayudarme? Entonces tendré que quedarme por un tiempo, no te molesta ¿Cierto? – Una sonrisa adorno los labios de ______, después de mucho tiempo por fin pudo sonreír.

- ¡Claro que puedes quedarte! – Hablo Hawk, metiéndose deliberadamente en la conversación, aunque no les importó demasiado a ninguno de los dos chicos.

- Entonces está decidido. – Dijo Meliodas con una sonrisa.

Apesar de que no sería fácil, _____ se quedaría por un tiempo en esa taberna contal de entrenar su cuerpo y sus habilidades mágicas. 

___________________°

Hola Hola a las personitas que leen esta historia, ojalá les haya gustado el capítulo, recuerden que esto recién comienza, sobretodo para el rayito. Ya saben que si les gusto dejen su estrellita y su comentario. 


Quiero vivir. (Ban x Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora