Axlin, terminó de guardar sus pertenencias en su zurrón y se dirigió cojeando hasta el carro blindado de Loxan.
El buhonero estaba metiendo en su interior víveres para el camino y por supuesto todo tipo de armas para acabar con los monstruos.
Al final, habían decidido marchar rumbo a las Tierras Olvidadas, pero antes, Loxan y ella debían pasar por la Ciudadela, pues muchos de los venenos que utilizaba para abatir a los monstruos se habían agotado y el frasco con la sangre de metamorfo, tan importante para la reconquista de las Tierras del Oeste, también se había agotado.
Por descontado, Axlin quería despedirse de Dex porque sabía que podrían pasar años hasta su regreso a la Ciudadela.
Los Guardianes los acompañarían, pero se separarían en la Fortaleza, pues eran todos desertores y además en la Fortaleza habían habitado monstruos innombrables por lo que quedarían restos de ellos, como la sangre, tan esencial para la reconquista de las Tierras Olvidadas.
Loxan subió al pescante de un salto y Axlin se sentó a su lado.
Rox le tendió una mano a Ruxus para ayudarlo a subir al caballo detrás de ella.
El anciano se mostraba tranquilo y despreocupado, cada vez recordaba mas cosas y había olvidado prácticamente su "medicina".
Los ocho Guardianes ya habían subido sobre sus monturas y estaban preparados para emprender el viaje.
Partieron temprano, pues la Ciudadela se encontraba a varios días del enclave de Romixa.
Toda la aldea se arremolinó junto a las puertas antes de que las cerraran agitando sus manos con alegría en señal de despedida.
- ¡Que la Guardia os proteja y que los monstruos no os sorprendan en la oscuridad! - gritó Romixa.
Axlin sabía que no tendrían ningun problema durante el viaje, pues contaban con nada menos que con ocho Guardianes y además se encontraban en las Tierras Civilizadas donde prácticamente no habitaban monstruos.
Aun así, formaban un grupo muy numeroso y sería bastante improbable sufrir algún ataque de monstruos.
No obstante, cuando comenzaba a caer la noche les atacaron un grupo de robahuesos.
Se deshicieron de ellos con facilidad y no sufrieron ningún tipo de daño.
-Es extraño- comentó Axlin- Los robahuesos no habitan en las Tierras Civilizadas, ¿Cómo han podido llegar hasta aquí?
Lediax asintió también.
-Si, es cierto- secundó a Axlin- Los robahuesos habitan en las Tierras del Oeste, es muy inusual encontrárselos aquí, en las Tierras Civilizadas, sin embargo, en las Tierras del Oeste ya no queda nadie por lo que puede que algunos monstruos hayan avanzado hacia el este.
Axlin meditó las palabras de la Guardiana de ojos plateados en silencio.
-No lo había pensado, Lediax...- contestó Axlin- Pero recuerdo tambien lo que Rox me contó cuando ella estuvo en las Tierras del Oeste.
La Guardiana asintió en silencio.
-Es cierto, cuando estuve en las Tierras Olvidadas no sufrí prácticamente ningún ataque de monstruos, la mayoría había entrado en una especie de letargo...
- ¡Compañera! - gritó de pronto Loxan deteniendo el carro.
Axlin se giró hacia el buhonero que miraba su mapa con una expresión de angustia en el rostro.
- ¿Qué ocurre? - dijo Axlin sin comprender.
Loxan le señaló un punto del mapa con el dedo.
-Es un enclave. – murmuró- El enclave en el que pasaríamos la noche.
- Oh, si- contestó Axlin. – Se encuentra bastante cerca, no tardaremos demasiado en llegar.
-Ya hemos llegado, Axlin. - dijo Loxan levantando la mirada al frente.
Axlin y el resto de Guardianes levantaron la mirada también y lo que vieron les dejó helados.
ESTÁS LEYENDO
ɢᴜᴀʀᴅɪᴀɴᴇꜱ ᴅᴇ ʟᴀ ᴄɪᴜᴅᴀᴅᴇʟᴀ -ɪᴠ- ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴅᴇ ʏᴀʀʟᴀx
FanfictionLa continuación de la apasionante saga de Laura Gallego "Guardianes de la Ciudadela" Los monstruos han dejado de salir del Manantial pero todavía quedan muchos en el mundo de Axlin y es hora de acabar con todos ellos. Ahora ya no están tan indefenso...