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El chico de cabellera teñida estaba parado en el pasillo sin expresión alguna en su rostro, el vestigio más antiguo de las lágrimas que hace un momento rodaban por sus mejillas, ahora no era más que una estela húmeda en su pálido rostro, miraba perdidamente a las escaleras que hubieran visto alejarse al hombre de sus sueños, por su mente volaban cientos de posibilidades, ideas y situaciones que hubiera deseado que le hubieran secundado para que todo fuese perfecto, para que de verdad creyese lo que le había susurrado de forma tan dulce, pero sonaba ilógico y descabellado pensar en que Bakugo podría haberse marchado un poco después de que todos en UA los observaran juntos, nada de lo que hiciera cambiaría su decisión de mantenerse apartado de las miradas curiosas – ¡Hey Kirishima! – aulló Sero acercándose tan pronto le vio cerca de la baranda – ¿No tuviste suerte con... – su pregunta se cortó a la mitad al observar los orbes húmedos de su mejor amigo, le tomó del hombro y trato de encontrar su mirada evasiva – ¿está todo bien?

– ¡¿Qué sucede chicos?! – canturreó alegre Mina siendo seguida por Kaminari y Uraraka – ¡Wow! – espetó al ver el rostro quebrado de su amigo, hizo una seña silenciosa a todos para que se marcharan, más tarde hablaría con ellos de lo estrictamente necesario respecto al estado de su compañero, por ahora debía encargarse de averiguar los motivos y de ser posible, subirle el ánimo que hacía tiempo no veía tan nefasto – ¿quieres hablar de eso? – masculló posándose junto al chico en la baranda, recargando sus manos sobre de ésta mientras observaba a los alumnos caminar hasta los dormitorios

– En realidad... no puedo – murmuró lenta y pesadamente, Mina era la única persona, además de Bakugo, en la que confiaba lo suficiente como para contarle ese tipo de cosas, sin embargo, también conocía la naturaleza extrovertida de la misma y podía apostar, sin temor a equivocarse, que si le hablaba del problema todos terminarían descubriendo el secreto tarde o temprano, y el hombre al que tanto tiempo de su corta vida había dedicado, lo culparía por completo de tal hecho y recriminaría su debilidad emocional, solo imaginarlo le rompía el alma, le desgarraba el corazón pensando en la manera en la que eso terminaría para ambos, nuevamente y sin siquiera estar consciente de ello, se hallaba llorando, las lágrimas corrían lejos de sus ojos para estrellarse directamente con sus manos frías aferradas a la baranda frente a él, quería gritar y esperar a que alguien más notase la guerra interna que estaba lidiando, sin embargo, todo lo que podía hacer era resignarse al sentimiento interno de no ser suficiente, esperar pacientemente al día en que todo lazo con su cordura se rompiera y tuviera la fuerza, no, el valor para encarar adecuadamente al creador de sus descontentos

– Escucha Kirishima me duele verte así, sé que no somos exactamente amigos cercanos pero nos conocemos desde la escuela media, te tengo un gran cariño y lo sabes – la chica hizo una pausa tratando de diferenciar todas las emociones reflejadas en el rostro del chico y poder encontrar las palabras adecuadas para calmarlo – mira, si no quieres hablar o no puedes, está bien, ¿de acuerdo?, lo que no está bien es que te guardes todo aquello para ti solo, sea lo que sea, debes enfrentarlo o te consumirá por dentro, si necesitas mi ayuda estaré siempre disponible... sólo piénsalo, ¿sí? – la de piel rosada le ofreció una sonrisa como consuelo y se retiró una vez que notó que su amigo paraba de llorar, le preocupaba mucho que sus sospechas respecto a cierto estudiante fueran ciertas, un alma con el valor para pelear con sus enemigos no siempre tendrá el valor para enfrentar sus propios deseos

La noche se cernió sobre los dormitorios y todo Japón eventualmente, para deshacerse de su estrés había decidido por entrenar un poco con las máquinas dentro de su habitación, los demás habían acordado decidir qué clase de evento realizarían para mostrar sus dones adecuadamente y en cumplimiento del objetivo establecido para ello, hacía una hora que aquella reunión había terminado en la sala común y todos se habían marchado a sus habitaciones, Kaminari y Sero se habían paseado por la pieza de Kirishima para darle su apoyo en lo que fuera que le estaba molestando, eso sólo lo hacía sentir más idiota, mostrarse débil ante quienes consideraba fuertes a su manera. Finalmente se recostó sobre su cama para tratar de conciliar el sueño, pero de pronto su teléfono timbró desesperadamente, en cuanto contestó la llamada, la voz de una chica alarmada resonó lastimando sus agotados tímpanos – ¿Hablo con el héroe Red Riot?

Mientras nadie nos ve (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora