CAPITULO VII. MAR DE ESTRELLAS

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Jireh no les toma tanta importancia a las palabras de Xicalli, mejor se enfoca en regresar con Julieta, que se dispone a servirle un delicioso platillo de tegogolos (caracoles de agua dulce, preparados con tomate, cebolla, chile y cilandro picado) acompañado de un rico pozolli (pozol; bebida espesa, a base de cacao y maíz de origen mesoamericano).

¿Con quién hablaste? – Julieta pregunta con gran curiosidad.

Nadie relevante, solo me comunicaban los preparativos del ataque de mañana. ¿Me sirves más pozolli? – Jireh desvía la conversación.

Si claro, de hecho, me enamore de la bebida, sin pensar que en esta época todo tiene color. – Julieta se deja llevar.

Y como hoy es nuestra ultima luna antes de la batalla, dormiremos cerca de las playas de Coatzacoalcos. Una gran sorpresa te espera... – Jireh lo dice con emoción.

Aquel lugar, es donde zarpó Quetzalcóatl por última vez, antes de regresar con los dioses. – Julieta habla con voz elegante.

Efectivamente – Jireh le afirma.

¿Y que es?, ya dime. – Julieta se llena de curiosidad.

Hasta que estemos hay te lo diré. – Jireh le responde.

Eso te costara un par de besos. – Julieta lo condiciona mientras lo besa.

Los minutos vuelan en un tictac de tiempo, la segunda luna a llegado con una intensa luz fosforescente. Al caer la noche el viento se intensifica un poco más de lo normal. Nuestros dioses llegan a una pequeña cabaña, situada en la ciudad de Coatzacoalcos.

Jireh toma entre sus brazos a Julieta, se la lleva cargando a la playa y se introducen al mar.

Querida amada mía, tuyo es mi corazón, aunque pasen los siglos, siempre buscare tu amor. – Jireh se siente poeta.

Te amo. – Julieta responde.

Cierra los ojos por un minuto y te daré el obsequio. – Jireh propone.

Esta bien. – Julieta se ilusiona.

De pronto, las luces de la cabaña se apagan, igualmente las de alrededor de la playa. Se convierte en una oscuridad profunda, cuando de repente una luz empieza a emerger de las profundidades. Se multiplica un millón de veces cubriendo la mayor parte del océano.

Ya puedes abrir los ojos. – Jireh le habla al oído.

Oh, es hermoso ver este Mar de Estrellas (Fenómeno acuático, generado por especies como el plantón, entre otros seres acuáticos, que adsorben la luz del sol durante el día y la liberan por la noche). – Julieta se expresa con felicidad.

Nada nos podrá separar. – Jireh lo afirma con besos.

Yo también, tengo una sorpresa para ti. – Julieta lo mira con ojos de deseo.

¿Qué es? – Jireh pregunta.

Préstame tu mano. – Julieta se llena de lujuria.

De acuerdo. – Jireh se siente atraído.

Julieta se funde de intenso placer, cuando pone la mano de Jireh entre sus piernas. Tantas noches masturbándose, pensando en aquel chico que veía en sus sueños, imaginando que algún día vendría para saciar todas sus fantasías sexuales.

El acto sexual se empieza a consumir con caricias y besos.

Me encanta que tus dedos entren una y otra vez por mi vagina, mientras frotas mi clítoris con el dedo pulgar. – Julieta excitada se lo dice al oído.

Jamás he estado con otra chica, siempre rechacé a Xicalli, porque desde que tengo uso de razón, siempre tuve la esperanza de encontrarte, así como te vi durante años en mis sueños. – Jireh se lo dice entre besos.

Yo también, siempre me guarde para ti. – Julieta se expresa muy caliente.

Jireh ardiendo de pasión introduce su pene a la vagina de Julieta, provocando intensos gemidos. Esto se repite durante gran parte de la noche, hasta regresar a la cabaña.

Es hora de dormir, mañana nos espera una intensa lucha. – Jireh se lo dice en voz baja, abrazándola por detrás dentro de la cama.

Dulces sueños. – Julieta se deja abrasar, con unas manos que tocan sus bubis, hasta quedarse dormida.

Te quiero. – Jireh susurra al oído hasta dormirse.

JIREH Y JULIETA: EL ÚLTIMO AMANECER DE LOS AZTECASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora