Prologo

44 4 2
                                    

Estaba en mi habitación, como mi mamá me había pedido, jugando con el Xbox, perdiendo el tiempo, me sentía tan aburrido que en ese momento hubiera matado con tal de que se me fuera este aburrimiento.

De repente escucho que tocan tres veces en mi puerta, una clave secreta que mi mamá y yo tenemos.

-Pase-digo y cuando se abre la puerta veo a mi madre mirándome con ojos de loca psicópata.

-¡Tenemos que irnos ya! Has tu maleta con sólo lo necesario como ropa, abrigos, zapatos, si quieres te puedes traer uno de tus juegos esos, también...-la interrumpo antes de que diga otra palabra con voz apresurada, casi no le entiendo nada.

-Espera mamá, ¿de qué hablas?¿porqué nos tenemos que ir?-pregunto un poco confuso. No me iba ir de este pueblo, Fairlake, aquí había hecho muchos amigos y compañeros. Yo iba en la escuela secundaria Dentra Anna, mi papá casi nunca venía a casa debido a su trabajo y mamá tenía un despacho muy cerca de la casa, facilitándole ir por mi al colegio y a mi casa.

Yo creía que nada me sorprendía, hasta este momento viendo a mi madre empacar como si su vida dependiera de ello ni le importaba si estaba acomodado sólo lo metía.

-No hay tiempo, no hay tiempo, no hay tiempo...-se repetía y se repetía eso.

-¿Para que no hay tiempo mamá?- pregunto ahora mas confuso de lo que ya estaba.

-¿Ya empacaste?-pregunta y asiento- ¡Bien! Ahora lleva tus cosas a la camioneta debo llevarme algo primero, espérame allá bajo.

Me bajó y me subo a la camioneta, como había pedido. Unos pocos minutos después sale con su maleta y algo que no logró descifrar desde aquí. Se sube y echa todo en la cajuela.

-Puede que esto te parezca extraño pero tienes que confiar en mí ¿confías en mí?-pregunta y yo solo asiento con la cabeza incapaz de abrir la boca porque si la abro, no saldrán mas que preguntas.

Jamás había visto a mi madre manejar tan rápido en mi corta vida, ella hablaba casi murmuraba con alguien en el móvil, mi padre. Yo solo estaba en la camioneta esperando cuánto tiempo se tardaría la camioneta en sacar llamas por la parte de atrás.

-Hable con tu padre, nos verá en una cafetería cerca de los límites del pueblo-dice mi mamá y yo solo le respondo con un simple si.

¿Cómo era qué mi dulce madre se había convertido en una mujer que te podría matar sólo por verla más tiempo del debido? No tengo respuesta, pero estoy seguro que antes ella habría preferido mil veces cantar y bailar a ir volando por la carretera.

-Y...¿desde cuándo un día normal tenemos que irnos como si fuéramos fugitivos de la cárcel?- pregunto intentando sacarle información a mi madre.

-Desde que los Raizors nos encontraron-contesta mi mamá como si le preguntara lo pregunta más tonta del mundo.

-Y ¿qué son esos Reizorts?-pregunto intentando sonar casual,no lo logro.

-Son Raizors en primera y segunda son cosas malignas que intentan matarnos. No diré más- dice y hace como si cerrara su boca con un zipper.

-Okaayyy...¿cuando volveremos a Fairlake?-pregunto, de repente la cara de mi mamá se pone sería.

-Nunca-contesta secamente dejándome con los ojos tan abiertos, que los astrónomos los hubieran podido usar como telescopio.

-¿Cómo que nunca? Ahí tengo a mis amigos, a la abuela, a James-paro de decir para evitar soltar las lágrimas que se aproximaban-¡Tenemos que volver mamá! Además ahí esta Pukis (nuestro perro) ¡No podemos abandonarlo!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 06, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los secretos jamás revelados de Tarver HayesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora