Capítulo 41.

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Duncan.

- ¿Qué tal estás? - le pregunto sentándome en la orilla de la cama, - ¿Cómo te sientes?

Medio sonríe, - Estoy mejor, Donita. - asiento.

- Me alegra. - tomo su mano, - Te diré algo que te encantará.

- ¿Qué sucede? ¿Atraparon a quien me disparó? - inquiere, niego.

- Eso aún no sucede, pero...

- ¡Papi! - la niña de rizos castaños entra corriendo y sube a la cama.

- Hola, pequeña. - Derek la abraza, - Ten cuidado con mi herida.

- Hola. - lo saluda Anna con una sonrisa, se acerca y le da un beso abrazándolo con cuidado, - Amor, ¿cómo estás? - lo mira preocupada.

- Me encuentro mejor ahora que están aquí.

- Disculpen, me iré para que puedan hablar. - me sonríen y salgo de la habitación encontrando a Ashton en la sala de espera.
Me tiende la mano y la acepto apretándola.

- Derek... ¿De verdad tiene que irse? - frunce la boca y asiente.

- Está lastimado, además, hace mucho que no está cerca de su familia ni de su hogar, en la boda estuvieron juntos, pero el tiempo no fue suficiente. - asiento - Volverá, eso tenlo seguro, él es de esas personas que nunca deja de molestar.

Niego con una sonrisa, - ¿Vamos por un café? - asiente levantándose, entrelaza sus dedos con los míos y comenzamos a caminar hacia la cafetería.
Ashton se ofrece a ir por el café, así que tomo asiento en una de las mesas, me estiro un poco y miro la pantalla del televisor colgado en la pared.

- Aquí está tu café. - asiento y lo tomo.

- ¿Han podido encontrar algo? - dirijo mi mirada a él, frunce los labios y niega.

- Aún nada, me dijo Derek que llegó a la casa ese día, al parecer había alguien afuera espiando, en las cámaras de vigilancia no hay nada, buscaron los puntos ciegos y
le dispararon en cuanto bajó del auto. - peina su cabello, - No tenemos más que eso.

- ¿Nadie vio nada? - niega.

- Layla estaba en las compras, Isaac y Walter en la bodega e Irma, la que ayuda a Layla, estaba dentro limpiando. Ella salió en cuanto escuchó el disparo y ayudó a Derek.

Asiento, - Qué extraño. - suspiro - Pero, bueno, hay que enfocarnos en que Derek ya está recuperándose...

- Ciertamente. - se levanta - Recordé que tengo que arreglar algunos asuntos ajenos a esto, así que me tengo que ir.

- Yo quiero volver a casa. - niega.

Desde que volvimos nos hemos quedado en un hotel, Ashton dice que no es seguro volver a nuestra casa porque ahí fue donde le dispararon a Derek, no quiere que me suceda nada a mí también.

- Duncan... - se pone en cuclillas frente a mí.

- Ya sé qué vas a decir, Ashton, pero no quiero estar más en el hotel.

Toma mis manos, - Bien, entonces le diré a Isaac que te lleve a la bodega.

- ¿A la bodega? - alzo una ceja.

- A la bodega. - afirma.

- Mientras no sea el hotel. - me encojo de hombros.

Sonríe, - Perfecto. - se levanta - Llamaré a Isaac y le diré que venga por ti, yo me iré a solucionar algunas cosas. - asiento.

- Cuídate. - mira alrededor brevemente y se acerca a darme un beso.

- Tú también, te veré en una horas. - sonrío asintiendo.

Se aleja con su andar tan peculiar y elegante desapareciendo por la puerta de la cafetería, me quedo sentado mirando mi café como si fuera lo más interesante.

Pasan algunos minutos en los que solo escucho el lejano murmullo de la televisión y de las demás personas hablando, me concentro en mis pensamientos, la bodega, si no me equivoco, es el lugar en el que estuve encerrado en un inicio. Algo extraño inunda mi estómago solo de recordar la humedad, oscuridad y frialdad de ese lugar.
Sacudo mi cabeza, no debo de pensar más en eso, además, no estaré en esa habitación de nuevo, sino en la de Ashton.

- Señor Wallace. - levanto la cabeza para mirar a Isaac, que no sé en qué momento llegó.

- Isaac, - sonrío - llámame Duncan, como antes.

- Lo siento, señor Duncan, el señor Ashton nos pidió que lo llamáramos por el apellido Wallace.

- Así es él, pero no te preocupes, sigue llamándome Duncan, por mí no hay problema. - asiente.

- Entonces, ¿nos vamos?

- Claro. - asiente y comienza a caminar, voy tras él.

- Espera. - detiene su caminar - Me despediré de Derek.

- Tómese su tiempo. - camino a la habitación de Derek y toco la puerta, me responden diciendo que pase así que entro.

- Hola Donita. - me sonríe, Anna y Dayana también lo hacen.

- Hola, - sonrío - solo venía a decirles que ya me iré, pero vendré a visitarte más tarde o mañana. - asiente.

- Está bien, debes descansar un poco y Ashton también.

- Gracias, nos vemos, cuídense.

- Adiós. - dice Dayana, le sonrío, es tan tierna. Salgo de ahí y vuelvo a donde Isaac.

- ¿Listo? - asiento.

Salimos del hospital, la camioneta ya nos espera afuera, Isaac me abre la puerta y subo, pronto sube él y arranca.

- ¿Podríamos ir por mis cosas primero? - le pregunto mirándolo por el espejo retrovisor.

- El señor Ashton me dijo que él pasaría por ellas y las traerá en la noche. - asiento.

- Entonces está bien.

Miro el camino, ni siquiera lo conocía puesto que desperté en el hospital, solo logré ver levemente por fuera del lugar, había muchos árboles y una carretera.
Salimos de la ciudad y el paisaje cambia de edificios a pequeñas casas alejadas por algunos kilómetros y bosque.

De pronto lo diviso, el gran portón gris y las paredes blancas, el portón se abre dejando entrar a la camioneta, nada ha cambiado, hay algunas camionetas estacionadas dentro y algunos hombres hablando entre sí, saludan a Isaac en cuanto ven pasar el auto, pero él se mantiene un poco serio.

Baja de la camioneta en cuanto aparca y abre mi puerta, me da la mano para que baje, le sonrío y la acepto.

- Es el señor Wallace. - escucho que dicen los hombres.

- Mierda, guarda el cigarro, imbécil. - aprieto los labios.

- No se preocupen, no los despediré por un cigarro. - me miran sorprendidos, solo les sonrío y sigo caminando, abro la puerta entrando al distintivo pasillo gris lleno de puertas igual a ésta.

Suspiro, no pensé volver algún día.

Camino hasta la puerta azul escuchando los pasos de Isaac detrás mío, abro la puerta, todo sigue igual, exactamente igual.
La cama está arreglada, todo se ve limpio.

- Señor, - volteo a verlo - si no necesita nada más, me retiraré.

- No, espera... - me mira expectante.

- ¿Qué sucede?

- Quédate y habla conmigo, por favor.

LA DEUDA | [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora