Las muertes de Ana

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Nunca en mi vida me han pasado cosas extrañas. Sea por que soy una chica común y corriente, que tiene una mamá dueña de casa y un papá trabajador, que es lo normal, o por que en el lugar en que vivo, una ciudad en medio del desierto, es totalmente aburrido y la rutina te termina consumiendo.

Me llamo Ana, tengo 16, y desde hace algunos meses, mi vida normal, ha cambiado radicalmente, en una vida basada en la muerte...

Todo comenzó un día, en que como de costumbre, mi padre aun no llegaba del trabajo, y estaba a solas en casa con mi madre...

Recuerdo, que desde que nací, nunca en la región de Atacama, ni en el pueblo donde nací, sucediera algún caso policial sin resolver, ni muy emocionante. Es por ello, que al encontrar el cuerpo de una muchacha de 17 años, violada y torturada hasta la muerte, y no encontrar pistas del posible asesino, la cobertura de la noticia había abarcado todo el día, casi ininterrumpidamente. Recuerdo muy bien, que las señales del cuerpo eran que había sido ultrajada unas tantas veces, y luego de que su captor se hartó de su presa, éste se tomó la molestia de torturarla hasta que muriera, mientras los forenses se encargaban de encontrar aun, restos de la muchacha repartidos por el desierto.

Llegadas las 10 y media de la noche, y al ver que mi padre aun no regresaba, me fui a dormir. Desde ese sueño, que no pude dormir tranquila ninguna noche mas.

Me encontraba en una especie de sótano, estaba parada en aquel lugar insalubre y lleno de olores y vapores de diferente índole repugnante. Había bichos y cucarachas por todas partes, y en las paredes llenas de grafitis, se veía el deterioro del edificio. Debía ser una especie de bodega. Pero el lugar desconocido en el que me encontraba era lo que menos me llamaba la atención, puesto que frente a mí, se encontraba el cuerpo de una muchacha sin vida. Le faltaba una mano y un pié, y en las aberturas de estos tenía cuchillos, agujas y objetos punzantes enterrados, ademas, sus ropas estaban empapadas en sangre ya coagulada. La pobre muchacha tenía en su cara una expresión de horror que nunca olvidaré.

Me acerqué lentamente, solo por curiosidad, para ver más detalles, con unas lágrimas en mis ojos... Era la muchacha de las noticias.

No sé como, de pronto, en el sueño, me transformé en ella, y pude ver todo a traves de sus ojos.

Estaba encadenada de todas mis extremidades, parada en medio de la habitacion, mi genitales ardían y mis pechos dolían, sentía que el corazón se me iba a salir del miedo y el terror, y a cada respiro dolían mi espalda, producto de los latigazos, y mis piernas, producto de los cortes que mi captor había probocado. Aun tenía todas mis extremidades unidas a mí. Pero mi captor se encontraba frente, con un pasamontañas en la cabeza y una cierra en la mano. Le pregunté con un nudo en la garganta, mientras me temblaba la garganta y se me quebraba la voz:"Por que?". Él me respondió:"Eres parte de algo tan grande que no lo podrías entender". De pronto se dibujó una sonrisa maléfica en su rostro, y con la cierra empezó a cercenar una de mis manos y uno de mis pies mientras yo gritaba desgarradamente por el dolor de mis miembros destrozados... Era tan real... Sentía todo su dolor.

Cuando mis extremidades estaban unidas solo por un trozo de piel, él se detuvo, se puso frente a mi rostro y pasó su lengua por mi cara, dejando rastros de su inmunda saliba por todo mi rostro. Deseaba desesperadamente morir, que ya no me torturara y me matara de una vez por todas, y que también él muriera. Como lo odiaba y le temía. Pero no acababa ahí, pues él me arrancó los miembros colgantes de un solo tirón, luego me aplicó un torniquete en las heridas para mantenerme un tiempo más con vida... y sacó de su abrigo una serie de objetos punzantes, clavandomelos uno por uno en cada abertura de mis partes. Mi terror de vivir un segundo más y de imaginar el dolor que eso me provocaría, momentos antes de la tortura, me hizo proferir un grito desesperado, que luego se transformó en un alarido terrorifico, mientras me retorcía por el dolor... Me desvanecí en el sueño y desperté...

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